"No la veo como una niña de 10 años, para mí es la persona que mató a mi hijo"

Nate Liedl, el padre del bebé presuntamente asesinado por una menor en Wisconsin, habló sobre el crimen de su hijo

Infobae
El padre de un bebé de seis meses que murió presuntamente asesinado por una niña de 10 años en Wisconsin dice que ella es una criminal y que las autoridades hicieron bien en esposarla cuando compareció ante la corte.


"En lugar de verla como una niña de 10 años, la vi como la persona que mató a mi hijo", le dijo al Canal 13 KTRK local Nate Liedl, el padre del bebé Jaxon, refiriéndose al momento en que ella fue llevada ante el juez y él estaba allí para presenciarlo.

Liedl asegura que él tenía un objetivo cuando fue a la corte: lograr que ella lo viera.

"Y estoy convencido de que lo logré, y sé que ella también, porque fue solo una fracción de segundo, y ella enseguida recostó la cabeza en el hombro de su padre", declaró Liedl.

Confiesa que en ese momento él estaba "temblando y abrumado".

No se ha revelado el nombre de la menor, que tuvo su primera comparecencia en un tribunal de adultos, como exige la ley de Wisconsin cuando se trata de casos de homicidio, y en adelante será procesada en una corte juvenil.

La casa-guardería donde ocurrió la tragedia es a la vez el hogar de adopción de la niña, que hace apenas dos meses fue separada de sus padres. No se ha informado por qué el Gobierno les retiró la custodia de la menor, pero fueron ellos quienes la acompañaron a la audiencia en la corte.

De acuerdo con el diario Star Tribune, la tarde del martes 30 de octubre, la policía respondió a una llamada de emergencia desde la casa-guardería en el poblado rural de Wheaton, al oeste de Chippewa Falls.

Al llegar, los agentes encontraron al bebé Jaxon inconsciente y sangrando por la cabeza, y de inmediato fue llevado a un hospital local, desde el cual lo trasladaron de urgencia al Hospital Infantil Gillette en St. Paul, donde murió dos días después.

La policía entrevistó a un adulto y tres niños que estaban presentes en el momento de la tragedia, y los tres apuntaron a la niña como principal sospechosa, declaró al diario el Sheriff del Condado de Chippewa, James Kowalczyk.

Cuando hablaron con ella, la menor contó que estaba cargando al bebé, y se le cayó y se golpeó la cabeza contra un banquillo. Entonces ella se asustó y le pisoteó la cabeza, según describió el Sheriff.

Un médico que examinó a Jaxon determinó que las lesiones sufridas por el bebé no habían sido accidentales.

El padre de Jaxon explica que al principio su hijo parecía estar recuperándose, pero que en cuanto lo trasladaron al Hospital Infantil de St. Paul se dio cuenta de la gravedad de las lesiones.

"Los médicos dijeron: '¿Qué vamos a hacer si se le para el corazón?', y eso me tomó completamente por sorpresa", le contó Nate Liedl al Canal 13 KTRK. "Mandé un par mensajes a la familia dejándoles saber que Jaxon no iba a salir con vida. Y rompí en llanto, me dio duro".

Entrevistada por la policía, la madre adoptiva de la niña y dueña de la casa-guardería dijo que en aquel momento estaba cuidando a seis niños, entre ellos el bebé Jaxon y a la niña ahora acusada de asesinarlo.

Jaxon estaba durmiendo, por lo que ella pidió a los demás que salieran al patio. Sin embargo, la niña de 10 años fue vista dentro de la casa antes de que el bebé fuera hallado sangrando.

Los fiscales del caso dicen que la agresión fatal empezó como un accidente que desembocó en pánico, de acuerdo con la revista People. "Ella dice que se le cayó y se dio en la cabeza, y entonces lo pisoteó porque no sabía qué hacer y no quería tener problemas".

El padre de Jaxon no culpa a la madre adoptiva y dueña de la casa-guardería porque dice, según People, que habría podido pasarle a cualquiera, pero "nadie habría imaginado que la niña iba a hacer eso".

Liedl y la madre de Jaxon ya no vivían juntos cuando el bebé murió el primero de noviembre, y él estaba en un proceso legal para que le concedieran más tiempo con su hijo.

"Esperé 37 años para tener a mi hijo", le dijo Liedl al Canal 13 local. "Tuve mucha suerte, porque no lloraba, no daba problemas. Era risas todo el tiempo".

El juez James Isaacson le impuso una fianza de USD 50 mil a la niña, que debe comparecer en corte nuevamente el 11 de diciembre.

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