Los últimos cristianos se marchan de Belén

George Chaya
Infobae
La ciudad de Belén, donde se ubica la Iglesia de la Natividad, se encuentra medianamente cercana del límite sur de Jerusalén. Esta área solía estar bajo dominio israelí, incluidos sus aspectos urbanos, turísticos y también de seguridad. Según el plan de partición de la ONU de 1947, Belén estaba destinada a formar parte de una zona internacional bajo el control de la ONU, junto con Jerusalén. La Legión Árabe tomó el control de la ciudad en 1948, y en 1967 fue conquistada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI por sus siglas en español).


Con posterioridad, la ciudad de Belén fue entregada oficialmente al Gobierno palestino en el marco de los Acuerdos de Oslo el 21 de diciembre de 1995. En ese momento, el PM de Israel, Yitzak Rabin, rechazó el pedido del alcalde cristiano de la ciudad, Elías Freij, quien solicitó a Rabin abstenerse de entregar la ciudad a la Autoridad Palestina preocupado por el destino de los cristianos en Belén. La ciudad solía tener una mayoría cristiana, pero esa situación ha cambiado dramáticamente. Hoy en día, los cristianos representan menos del 20% de la población de la ciudad.

Históricamente, las fuerzas de seguridad israelíes entraron en Belén en varias oportunidades desde septiembre del 2000. Antes de que las FDI entraran en la ciudad, Jerusalén era golpeada asiduamente por ataques terroristas provenientes de Belén bajo el control palestino. En esos ataques, cientos de israelíes resultaron muertos o heridos, y miles de cristianos comenzaron a emigrar por la violencia de los grupos islamistas palestinos.

Mientras los palestinos tenían la responsabilidad exclusiva de la seguridad de Belén, las visitas a la Tumba de Raquel eran limitadas e imposibles. Los francotiradores palestinos se apostaban en tejados y disparaban contra cristianos, soldados y visitantes judíos a la Tumba de Raquel. Estos ataques se detenían cuando las autoridades israelíes tomaban el control de los techos.

Como resultado de operaciones preventivas en Belén, Israel frustró un plan para asesinar al entonces ministro de Relaciones Exteriores en 2014, Avigdor Lieberman, e interrumpió importantes atentados suicidas con bombas en Jerusalén. Se descubrieron morteros y se desmanteló la infraestructura para fabricar cohetes destinados a atacar Jerusalén, para ese momento, casas y negocios de los cristianos habían sido atacados en gran numero obligando a sus propietarios a irse de la ciudad. La biblioteca cristiana de Belén fue incendiada y su encargado asesinado a plena luz del día.

Lo ocurrido en Belén después de los Acuerdos de Paz de Oslo es representativo de otros distritos administrados por la Autoridad Palestina en detrimento de los cristianos, y por supuesto de los civiles israelíes. En los 15 años que precedieron a Oslo, 270 israelíes fueron asesinados por palestinos, mientras que durante los 15 años posteriores a los Acuerdos, cerca de 1500 israelíes y 210 cristianos fueron asesinados por organizaciones terroristas palestinas infiltradas en Belén, específicamente por Hamas y la Yihad Islámica Palestina.

Cuando las FDI han estado presentes físicamente en el área, la frecuencia de ataques terroristas disminuyo. Cuando Israel confió la seguridad en la Autoridad Palestina, la frecuencia de los ataques terroristas aumentó. Cuando los palestinos tuvieron la responsabilidad exclusiva de la seguridad de Belén se produjeron matanzas de cristianos y los mayores indices del éxodo cristiano de la ciudad, al tiempo que eran frecuentes los disparos de francotiradores palestinos desde el barrio de Beit Jalla hacia el barrio de Gilo en Jerusalén.

Como una "prueba de sangre", utilizando la expresión acuñada por Yossi Beilin, uno de los arquitectos de Oslo, 25 años después de su firma, estos tratados resultaron un desastre para las aspiraciones de paz de los israelíes. Más aún en el caso de los cristianos de la ciudad de Belén.

En los primeros años posteriores a 1967, los ciudadanos de Belén querían que su ciudad fuera anexada a Jerusalén, pero el entonces ministro de Defensa Moshé Dayán se negó. Los segundos Acuerdos de Oslo de 1995 o más correctamente el "Acuerdo Interino sobre la Ribera Occidental y la Franja de Gaza" fueron acuerdos integrales o dicho de otro modo, un "paquete de ofertas". El acuerdo final, también conocido como "Oslo II", determinó que Belén sería una de las seis ciudades donde los palestinos recibirían completa autoridad civil y de seguridad. Belén fue la última ciudad en la lista, después de Jericó, Jenín, Tulkarem, Nablus y Qalqilya.

Antes de la entrega de la ciudad a los palestinos, el alcalde de Belén, Elías Freij, intentó convencer al primer ministro Yitzhak Rabin de que no entregara la ciudad a la Autoridad Palestina. Este mensaje fue enviado al entonces ministro de Asuntos Religiosos, Shimon Sheetrit. Freij expresó su profunda preocupación por la seguridad de las comunidades cristianas de la ciudad y compartió con Sheetrit y otros dirigentes israelíes sus preocupaciones sobre la naturaleza del régimen de la Autoridad Palestina, incluso pidió ayuda al Vaticano. Rabin aceptó posponer la entrega, pero a condición de que recibiera una carta conjunta de todos los líderes de la comunidad cristiana en Belén pidiéndole a Israel que permaneciera allí. El Vaticano nunca respondió a Freij, a quien le resultó imposible cumplir con el encargo de Rabin. Así, la suerte de los cristianos de Belén quedo echada.

El 21 de diciembre de 1995, Belén fue entregada oficialmente al general palestino Haj Ismail. Días después, el líder de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, visitó la ciudad y participó en las celebraciones navideñas pero las históricas mayorías cristianas ya no estaban en esas celebraciones, los que no se habían marchado prefirieron la intimidad de sus hogares luego de una austera misa en la Iglesia de la Natividad.

Concluyendo… La historia mostró que la entrega de Belén estaba condenada al desastre. Sus resultados demostraron los peligros de transferir el territorio a las autoridades palestinas de seguridad desde el punto de vista operativo, de la inteligencia y de la lucha anti-terrorista tanto para los israelíes como para los cristianos.

A fines de 2004, aunque la seguridad reposaba oficialmente en manos de la Autoridad Palestina, Israel se vio obligado a tomar de facto el control de la seguridad en Belén. Esta situación le dio a Israel libertad de actuar en la ciudad. Las FDI y el aparato de seguridad israelí entraron y salieron de la ciudad cuando las necesidades operativas lo exigieron para neutralizar células terroristas y para evitar las asiduas matanzas de cristianos.

La proximidad entre Belén y Jerusalén facilita que las organizaciones terroristas utilicen el distrito como base para sus operaciones, para organizar y lanzar ataques a la capital de Israel porque las condiciones son muy convenientes para Hamas, la Yihad Islámica y otros grupos terroristas establecidos en el distrito de Belén, donde la Autoridad Palestina no hace mucho para neutralizarlos.

Sin embargo, durante el tiempo en que las FDI tuvieron que luchar para restablecer su control sobre la seguridad en las áreas transferidas a los palestinos, el período de la Segunda Intifada y también después de ella (entre septiembre de 2000 y el 31 de diciembre de 2005), las organizaciones terroristas palestinas llevaron a cabo 25.700 ataques contra judíos y cristianos. En los ataques terroristas perpetrados durante esa lucha 1.084 civiles judíos murieron. Los ataques terroristas incluyeron 147 atentados suicidas, llevados a cabo por 156 hombres y ocho mujeres. Alrededor de otros 450 atentados suicidas fueron frustrados por las fuerzas de seguridad israelíes, cuando todavía se encontraban en etapas de planificación y debido a la detención de los atacantes suicidas.

Hoy en día, la población general del distrito de Belén es de aproximadamente 200.000 personas, de las cuales, alrededor de 30.000 viven en la ciudad de Belén. La población cristiana, que allí solía ser de un 68%, se ha convertido en una minoría muy por debajo del 20%, y no hay cifras exactas sobre el numero de cristianos asesinados y desaparecidos a manos de los grupos terroristas palestinos, aunque se estima en aproximadamente unos 472 en los últimos 10 años. Esto llevó a que la mayoría de los cristianos se hayan marchado de Belén, y que continúen haciéndolo día tras día para instalarse en varios países de América del Sur.

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