Los datos y las estadísticas también tienen su partido
Cuando faltan apenas 48 horas para el duelo que definirá la Libertadores 2018, todos los argumentos resultan válidos para ampliar o reducir las ilusiones y fe de los hinchas.
Verónica Brunati
As
Con Agustín Rossi en el arco, Boca no ha podido ganar ninguno de los 7 partidos jugados como visitante en lo que va de esta Copa Libertadores y la Superliga de este año. Con Esteban Andrada bajo los palos jugó cuatro y venció en dos en esa condición. Es apenas un dato, pero en tiempos de Big Data, cuando los asistentes de los directores técnicos “emborrachan” de números a sus jefes para ayudarlos a tomar decisiones, quizás influya en la elección de arquero que haga Guillermo Barros Schelotto para el partido del sábado.
Cuando faltan apenas 48 horas para el duelo que definirá la Copa Libertadores 2018, todos los argumentos resultan válidos para ampliar o reducir las ilusiones y la fe de los hinchas, y para alimentar las convicciones de los técnicos. Entre ellos la frialdad de los números. Algunos son simple estadística que marcan una tendencia, pero que “están para romperse”, como siempre alegan quienes los tienen en contra. Otros pueden servirles a los entrenadores para determinar tácticas o comportamientos de sus jugadores dentro de la cancha.
La efectividad de Darío Benedetto desde las semifinales, por ejemplo, está entre estos últimos. Remató cinco veces al arco y cuatro fueron goles. La de Javier Pinola, que en el partido de ida ganó el cien por ciento de sus duelos individuales. O la certeza de Wilmar Barrios, que esa tarde recuperó 9 veces la pelota, cortó 3 pases del rival, se impuso en 10 de sus 14 mano a mano y dio correctamente el 91 por ciento de sus pases.
Las computadoras funcionan han funcionado a destajo en las dos semanas transcurridas desde el choque de La Bombonera para tratar de escudriñar la manera de sacar mínimas ventajas en el juego que se traduzcan en un mejor control de lo que pueda ocurrir y una mayor eficacia en el resultado final de la revancha.
La reaparición de Andrada en el partido de Superliga ante Patronato tiene en ese aspecto un valor destacado. Porque lo coloca en la misma línea de partida ante Rossi, figura en el primer encuentro, y porque las cifras, en general, lo favorecen.
Sumando la actual Superliga y la Libertadores, el arquero llegado de Lanús ganó 7 de sus 9 partidos, solo perdió 1 y mantuvo 7 veces su valla invicta. Detuvo el 85,7 por ciento de los remates que le efectuaron y con él los xeneizes se quedaron con el 81,4 por ciento de los puntos en juego. Rossi, en cambio, tapó el 69,6 por ciento de los disparos, el equipo logró el 47,9 por ciento de los puntos y solo 5 veces no le convirtieron goles en un partido. De 16 presentaciones, el equipo ganó 5, empató 8 y cayó en 3.
Rossi, que en función de los nunca escritos “códigos futboleros” debería haberse ganado el derecho a atajar en el Monumental, tiene desventaja incluso en el apartado de los penales. Solo disputó una tanda, ante Aldosivi en un torneo de verano, y aunque detuvo 1 de los 5 lanzamientos, Boca perdió esa noche. Andrada, en cambio, lleva 3 desempates ganados y 2 partidos en el transcurso de su carrera, con 5 de 20 lanzamientos atajados.
En River, por su parte, Marcelo Gallardo cuenta con menos opciones de elección, y por lo tanto no existe la necesidad de estos “cara a cara”.
Sin embargo, hay datos que seguramente el Muñeco tendrá en cuenta. Por ejemplo, que su equipo intentó más remates al arco que sus rivales en todos los partidos jugados como local en esta Libertadores salvo en uno. Fue contra Gremio y es el único que perdió. O que 3 de los últimos 4 goles logrados en esta Copa llegaron por jugadas de pelota parada (en tanto Boca recibió por esa vía 6 de los 8 en su contra). En el aspecto ofensivo individual, el partido de ida dejó el nombre del Pity Martínez como más destacado, con 2 remates y 4 pases de gol, más allá de que no todos terminaron en la red de Rossi.
Por último, están las cifras generales. Esas que dicen que River no pierde un partido de Libertadores como local ante un equipo argentino desde hace 25 años (0-1 con Newell’s en 1993), que Boca está invicto como visitante en la presente edición (5 empates, 1 triunfo contra Libertad de Paraguay), que los millonarios ganaron todas las finales de Libertadores que definieron como local, y que los de la Ribera solo cayeron en una como visitante (la última contra Corinthians).
Son datos, son números, que los especialistas saben cómo manejar y qué importancia darles. Y que solo demostrarán su auténtico valor el sábado, una vez que se cierre la Superfinal más apasionante de todos los tiempos.
Verónica Brunati
As
Con Agustín Rossi en el arco, Boca no ha podido ganar ninguno de los 7 partidos jugados como visitante en lo que va de esta Copa Libertadores y la Superliga de este año. Con Esteban Andrada bajo los palos jugó cuatro y venció en dos en esa condición. Es apenas un dato, pero en tiempos de Big Data, cuando los asistentes de los directores técnicos “emborrachan” de números a sus jefes para ayudarlos a tomar decisiones, quizás influya en la elección de arquero que haga Guillermo Barros Schelotto para el partido del sábado.
Cuando faltan apenas 48 horas para el duelo que definirá la Copa Libertadores 2018, todos los argumentos resultan válidos para ampliar o reducir las ilusiones y la fe de los hinchas, y para alimentar las convicciones de los técnicos. Entre ellos la frialdad de los números. Algunos son simple estadística que marcan una tendencia, pero que “están para romperse”, como siempre alegan quienes los tienen en contra. Otros pueden servirles a los entrenadores para determinar tácticas o comportamientos de sus jugadores dentro de la cancha.
La efectividad de Darío Benedetto desde las semifinales, por ejemplo, está entre estos últimos. Remató cinco veces al arco y cuatro fueron goles. La de Javier Pinola, que en el partido de ida ganó el cien por ciento de sus duelos individuales. O la certeza de Wilmar Barrios, que esa tarde recuperó 9 veces la pelota, cortó 3 pases del rival, se impuso en 10 de sus 14 mano a mano y dio correctamente el 91 por ciento de sus pases.
Las computadoras funcionan han funcionado a destajo en las dos semanas transcurridas desde el choque de La Bombonera para tratar de escudriñar la manera de sacar mínimas ventajas en el juego que se traduzcan en un mejor control de lo que pueda ocurrir y una mayor eficacia en el resultado final de la revancha.
La reaparición de Andrada en el partido de Superliga ante Patronato tiene en ese aspecto un valor destacado. Porque lo coloca en la misma línea de partida ante Rossi, figura en el primer encuentro, y porque las cifras, en general, lo favorecen.
Sumando la actual Superliga y la Libertadores, el arquero llegado de Lanús ganó 7 de sus 9 partidos, solo perdió 1 y mantuvo 7 veces su valla invicta. Detuvo el 85,7 por ciento de los remates que le efectuaron y con él los xeneizes se quedaron con el 81,4 por ciento de los puntos en juego. Rossi, en cambio, tapó el 69,6 por ciento de los disparos, el equipo logró el 47,9 por ciento de los puntos y solo 5 veces no le convirtieron goles en un partido. De 16 presentaciones, el equipo ganó 5, empató 8 y cayó en 3.
Rossi, que en función de los nunca escritos “códigos futboleros” debería haberse ganado el derecho a atajar en el Monumental, tiene desventaja incluso en el apartado de los penales. Solo disputó una tanda, ante Aldosivi en un torneo de verano, y aunque detuvo 1 de los 5 lanzamientos, Boca perdió esa noche. Andrada, en cambio, lleva 3 desempates ganados y 2 partidos en el transcurso de su carrera, con 5 de 20 lanzamientos atajados.
En River, por su parte, Marcelo Gallardo cuenta con menos opciones de elección, y por lo tanto no existe la necesidad de estos “cara a cara”.
Sin embargo, hay datos que seguramente el Muñeco tendrá en cuenta. Por ejemplo, que su equipo intentó más remates al arco que sus rivales en todos los partidos jugados como local en esta Libertadores salvo en uno. Fue contra Gremio y es el único que perdió. O que 3 de los últimos 4 goles logrados en esta Copa llegaron por jugadas de pelota parada (en tanto Boca recibió por esa vía 6 de los 8 en su contra). En el aspecto ofensivo individual, el partido de ida dejó el nombre del Pity Martínez como más destacado, con 2 remates y 4 pases de gol, más allá de que no todos terminaron en la red de Rossi.
Por último, están las cifras generales. Esas que dicen que River no pierde un partido de Libertadores como local ante un equipo argentino desde hace 25 años (0-1 con Newell’s en 1993), que Boca está invicto como visitante en la presente edición (5 empates, 1 triunfo contra Libertad de Paraguay), que los millonarios ganaron todas las finales de Libertadores que definieron como local, y que los de la Ribera solo cayeron en una como visitante (la última contra Corinthians).
Son datos, son números, que los especialistas saben cómo manejar y qué importancia darles. Y que solo demostrarán su auténtico valor el sábado, una vez que se cierre la Superfinal más apasionante de todos los tiempos.