Guerra infinita por el legado de Stan Lee, creador de Spiderman y Los Vengadores
Desde la muerte de su mujer, el pasado julio, el guionista de 95 años, y su herencia, atraen a todo tipo de personas: unos dicen ser amigos; otros denuncian que están abusando de un anciano
P.L.
Madrid, El País
La figura de Stan Lee está a la altura del legado de sus viñetas. A sus 95 años, el creador absoluto del mundo del cómic asiste a una pugna por los réditos de sus creaciones. De su cabeza salieron, entre otros, Spider-Man, Los 4 fantásticos, La Patrulla X, Pantera Negra… Hitos de la cantera Marvel que del cómic saltaron al cine, conquistando a una nueva generación como uno de los productores más poderosos de la historia. Un acervo cultural que le reporta un millón de euros anuales por sus vínculos con la editorial (es director emérito) así como de las películas nacidas de sus héroes. Su fortuna se valora entre 50 y 70 millones de dólares (entre 40 y 56 millones de euros). En julio de 2017, Stan perdió a su mujer, Joan Boocok Lee (Joanie), su compañera, su cómplice, su socia y su gestora.
Todo apuntaba a que si ella moría antes que él, todo sería un desastre, con respecto a la faceta económica. La publicación The Hollywood Reporter (THR), que sigue muy de cerca las vicisitudes del guionista, contraponía el incontenible talento creativo de con la mala gestión de sus finanzas. Por eso Joanie se encargaba de los números. Stan y Joanie tienen una hija: Joan Celia (J.C.) Lee, de 67 años. Su única heredera. Su padre ha tenido -hasta ahora- una relación complicada con ella. Su madre era la encargada de limar las asperezas y de domarla. Ambos acordaron crear un fideicomiso para su única hija, pero no legarle el poder absoluto sobre el legado de Lee. El propio creador contaba cómo su hija, de vez en cuando, le pedía dinero de ese fondo: “Algunos meses carga entre 20.000 y 40.000 dólares (16.000 y 32.000 euros)”.
Cuando Joanie falleció, se acabaron los martinis al atardecer de la pareja. Lee se quedó solo. Joanie le ayudaba en su proceso creativo —tuvo bastante que ver en la creación de Los 4 fantásticos, su primer éxito en Marvel—. También le organizaba. Le calmaba. Llevaban casi siete décadas juntos y a pesar de su avanzada edad, Joanie murió con 95 años, permanecía lúcidos y activos. Incluso le acompañó en alguno de sus codiciados cameos en películas y series Marvel, una de las señas del cine de superhéroes.
No fue la única consecuencia de perder a su mujer. Nueve meses después del fallecimiento, el círculo más cercano al creador ha cambiado. Su asistente durante casi 25 años, Mike Kelly, pasó de visitarle a diario a hacerlo de manera semanal y bajo cita previa. También se contrató a un nuevo contable (Vince Maguire, hermano de Toby, primer Spider-Man cinematográfico). Y tras décadas en su casa, el jardinero y la guardesa de Lee dejaron de ejercer sus funciones.Todo se precipitó cuando el entonces abogado de Lee, Tom Lallas, permitió publicar una carta en la que supuestamente Lee denunciaba a su hija de abusos físicos y psicológicos.
A la vez que se difuminaba la gente de toda la vida, J.C y Keya Morgan, uno de sus cuidadores, estrechaban lazos con el guionista: “Mi relación con mi hija nunca ha sido mejor. Keya Morgan y yo también tenemos muy buena relación. Quien diga lo contrario, está difundiendo mentiras”, declaró el propio Lee en un vídeo. Intentaba acallar los rumores que decían que se estaban intentando aprovechar de él. A pesar de aparecer en el vídeo de cuerpo presente, no logró calmar los mentideros.
Desde la muerte de su mujer, la rumorología habla de desfalcos de millones de dólares a sus cuentas; de las presiones de su hija para conseguir heredar más; se habla de que un conocido le robó sangre con la finalidad de impregnar ejemplares de sus cómics son su ADN para vendérselos a sus seguidores. También hubo una farragosa denuncia de una enfermera que atendía a Lee. En esa época, Jerry Olivarez era consejero del escritor. Un trabajo que, en realidad, consistía en gestionar sus cuidados: médicos, comida... En esa época, Olivarez apareció con un cheque de 300.000 dólares: “Es un legado; un regalo [de Stan Lee] por haber trabajado tan bien este año”, en sus propias palabras. Un abuso, en opinión de la heredera y su cuadrilla. Olivarez fue exiliado. “Hay una razón por la que ellos [en referencia a Keya Morgan y Max Anderson] me querían fuera”, dijo Olivarez, “si yo estoy ahí, no hay engaños”. El propio Lee le respondió con una demanda, presentada esta semana, en la que le tildaba de "oportunista", "empresario psicópata" y "carente de escrúpulos". También le acusa de haber despedido a su gestor bancario de confianza, que llevaba más de 25 años con el creador, así como a sus abogados.
El publicista Jerry Olivarez con J.C. Lee y Stan Lee en 2016. ampliar foto
El publicista Jerry Olivarez con J.C. Lee y Stan Lee en 2016. Gabe Ginsberg Getty
Hubo una época en la que Max Anderson ejercía de asesor de Lee. No duró mucho. Fue acusado de, entre otras cosas, intentar sobornar a una enfermera para que declarara que Lee estaba secuestrado en su casa. “Se metió en una gran pelea con Stan y su hija”, dijo Kaye Morgan. También fue despedido. “Últimamente he descubierto que mucho del dinero que ganamos ya no está disponible. No sé dónde está, pero un tipo, o quizá uno o dos más con él, encontraron cómo llevárselo”, dijo a The New York Times, “pero tampoco vale la pena desquiciarse por dinero, ¿sabes?”.
A pesar de no ser el mejor gestor, Stan Lee no tiene problemas de dinero. Recibió en 2005 un pago único de Marvel de 10 millones de dólares a cambio del 10% de lo que generaran las adaptaciones cinematográficas de sus creaciones. Después, Disney compró la productora de Marvel por 4.000 millones de dólares (3.200 millones de euros), pero algo raro pasó con la parte que le correspondía a Lee. Él seguía recorriendo convenciones, haciendo cameos en las películas en las que aparecían sus criaturas, y firmando autógrafos a más de 100 dólares la firma.
Hace diez días, A principios de abril, el creador acudió a la Comic Con de Silicon Valley. Iba acompañado de J.C. y de Morgan. Lejos quedaba la sonada mala relación que habían tenido padre e hija durante años. Un par de meses antes, en febrero, Lee se retiró temporalmente de la vida pública por una neumonía. En la convención, sus seguidores le vieron raro, desganado. Las críticas a su hija y a Morgan arreciaron. “Hola, soy Stan Lee y les hablo en mi nombre y en el de mi amigo Keya Morgan. Ustedes han estado publicando historias llenas de odio e hirientes acerca de mí, de mi amigo Keya y de otros, las cuales son completamente incorrectas, calumnias y la clase de cosas que me harán demandarlos cuando pueda”, respondió el nonagenario en un vídeo publicado en TMZ.
Muchos piensan que este lío con el legado de Stan Lee, aún vivo, no hubiese ocurrido nunca si Joanie siguiese viva. Son los mismos que opinan que está manipulado por sus allegados, que aspiran a morder algo de su legado. Lee lo niega todo el tiempo. Lee tiene 95 años. Lee ya ha hecho suficiente. No quiere preocuparse por nada. No quiere ser un héroe, como los que ha creado. Lee solo quiere estar bien.
P.L.
Madrid, El País
La figura de Stan Lee está a la altura del legado de sus viñetas. A sus 95 años, el creador absoluto del mundo del cómic asiste a una pugna por los réditos de sus creaciones. De su cabeza salieron, entre otros, Spider-Man, Los 4 fantásticos, La Patrulla X, Pantera Negra… Hitos de la cantera Marvel que del cómic saltaron al cine, conquistando a una nueva generación como uno de los productores más poderosos de la historia. Un acervo cultural que le reporta un millón de euros anuales por sus vínculos con la editorial (es director emérito) así como de las películas nacidas de sus héroes. Su fortuna se valora entre 50 y 70 millones de dólares (entre 40 y 56 millones de euros). En julio de 2017, Stan perdió a su mujer, Joan Boocok Lee (Joanie), su compañera, su cómplice, su socia y su gestora.
Todo apuntaba a que si ella moría antes que él, todo sería un desastre, con respecto a la faceta económica. La publicación The Hollywood Reporter (THR), que sigue muy de cerca las vicisitudes del guionista, contraponía el incontenible talento creativo de con la mala gestión de sus finanzas. Por eso Joanie se encargaba de los números. Stan y Joanie tienen una hija: Joan Celia (J.C.) Lee, de 67 años. Su única heredera. Su padre ha tenido -hasta ahora- una relación complicada con ella. Su madre era la encargada de limar las asperezas y de domarla. Ambos acordaron crear un fideicomiso para su única hija, pero no legarle el poder absoluto sobre el legado de Lee. El propio creador contaba cómo su hija, de vez en cuando, le pedía dinero de ese fondo: “Algunos meses carga entre 20.000 y 40.000 dólares (16.000 y 32.000 euros)”.
Cuando Joanie falleció, se acabaron los martinis al atardecer de la pareja. Lee se quedó solo. Joanie le ayudaba en su proceso creativo —tuvo bastante que ver en la creación de Los 4 fantásticos, su primer éxito en Marvel—. También le organizaba. Le calmaba. Llevaban casi siete décadas juntos y a pesar de su avanzada edad, Joanie murió con 95 años, permanecía lúcidos y activos. Incluso le acompañó en alguno de sus codiciados cameos en películas y series Marvel, una de las señas del cine de superhéroes.
No fue la única consecuencia de perder a su mujer. Nueve meses después del fallecimiento, el círculo más cercano al creador ha cambiado. Su asistente durante casi 25 años, Mike Kelly, pasó de visitarle a diario a hacerlo de manera semanal y bajo cita previa. También se contrató a un nuevo contable (Vince Maguire, hermano de Toby, primer Spider-Man cinematográfico). Y tras décadas en su casa, el jardinero y la guardesa de Lee dejaron de ejercer sus funciones.Todo se precipitó cuando el entonces abogado de Lee, Tom Lallas, permitió publicar una carta en la que supuestamente Lee denunciaba a su hija de abusos físicos y psicológicos.
A la vez que se difuminaba la gente de toda la vida, J.C y Keya Morgan, uno de sus cuidadores, estrechaban lazos con el guionista: “Mi relación con mi hija nunca ha sido mejor. Keya Morgan y yo también tenemos muy buena relación. Quien diga lo contrario, está difundiendo mentiras”, declaró el propio Lee en un vídeo. Intentaba acallar los rumores que decían que se estaban intentando aprovechar de él. A pesar de aparecer en el vídeo de cuerpo presente, no logró calmar los mentideros.
Desde la muerte de su mujer, la rumorología habla de desfalcos de millones de dólares a sus cuentas; de las presiones de su hija para conseguir heredar más; se habla de que un conocido le robó sangre con la finalidad de impregnar ejemplares de sus cómics son su ADN para vendérselos a sus seguidores. También hubo una farragosa denuncia de una enfermera que atendía a Lee. En esa época, Jerry Olivarez era consejero del escritor. Un trabajo que, en realidad, consistía en gestionar sus cuidados: médicos, comida... En esa época, Olivarez apareció con un cheque de 300.000 dólares: “Es un legado; un regalo [de Stan Lee] por haber trabajado tan bien este año”, en sus propias palabras. Un abuso, en opinión de la heredera y su cuadrilla. Olivarez fue exiliado. “Hay una razón por la que ellos [en referencia a Keya Morgan y Max Anderson] me querían fuera”, dijo Olivarez, “si yo estoy ahí, no hay engaños”. El propio Lee le respondió con una demanda, presentada esta semana, en la que le tildaba de "oportunista", "empresario psicópata" y "carente de escrúpulos". También le acusa de haber despedido a su gestor bancario de confianza, que llevaba más de 25 años con el creador, así como a sus abogados.
El publicista Jerry Olivarez con J.C. Lee y Stan Lee en 2016. ampliar foto
El publicista Jerry Olivarez con J.C. Lee y Stan Lee en 2016. Gabe Ginsberg Getty
Hubo una época en la que Max Anderson ejercía de asesor de Lee. No duró mucho. Fue acusado de, entre otras cosas, intentar sobornar a una enfermera para que declarara que Lee estaba secuestrado en su casa. “Se metió en una gran pelea con Stan y su hija”, dijo Kaye Morgan. También fue despedido. “Últimamente he descubierto que mucho del dinero que ganamos ya no está disponible. No sé dónde está, pero un tipo, o quizá uno o dos más con él, encontraron cómo llevárselo”, dijo a The New York Times, “pero tampoco vale la pena desquiciarse por dinero, ¿sabes?”.
A pesar de no ser el mejor gestor, Stan Lee no tiene problemas de dinero. Recibió en 2005 un pago único de Marvel de 10 millones de dólares a cambio del 10% de lo que generaran las adaptaciones cinematográficas de sus creaciones. Después, Disney compró la productora de Marvel por 4.000 millones de dólares (3.200 millones de euros), pero algo raro pasó con la parte que le correspondía a Lee. Él seguía recorriendo convenciones, haciendo cameos en las películas en las que aparecían sus criaturas, y firmando autógrafos a más de 100 dólares la firma.
Hace diez días, A principios de abril, el creador acudió a la Comic Con de Silicon Valley. Iba acompañado de J.C. y de Morgan. Lejos quedaba la sonada mala relación que habían tenido padre e hija durante años. Un par de meses antes, en febrero, Lee se retiró temporalmente de la vida pública por una neumonía. En la convención, sus seguidores le vieron raro, desganado. Las críticas a su hija y a Morgan arreciaron. “Hola, soy Stan Lee y les hablo en mi nombre y en el de mi amigo Keya Morgan. Ustedes han estado publicando historias llenas de odio e hirientes acerca de mí, de mi amigo Keya y de otros, las cuales son completamente incorrectas, calumnias y la clase de cosas que me harán demandarlos cuando pueda”, respondió el nonagenario en un vídeo publicado en TMZ.
Muchos piensan que este lío con el legado de Stan Lee, aún vivo, no hubiese ocurrido nunca si Joanie siguiese viva. Son los mismos que opinan que está manipulado por sus allegados, que aspiran a morder algo de su legado. Lee lo niega todo el tiempo. Lee tiene 95 años. Lee ya ha hecho suficiente. No quiere preocuparse por nada. No quiere ser un héroe, como los que ha creado. Lee solo quiere estar bien.