El vestuario cierra filas en torno a Ousmane Dembélé
Barcelona, AS
Basta. No se quieren hablar, por el momento, más de Ousmane Dembélé, protagonista de la pasada semana tras protagonizar un (otro) acto de indisciplina que esta vez el club sí que quiso que se supiera. Castigado a ejercitarse en solitario el viernes y a quedarse el sábado fuera de la lista de convocados, el domingo, ayer, el atacante azulgrana vio cómo se le seguía en todo momento y se explicaban sus movimientos en el Camp Nou, algo que irritó al vestuario culé.
"Es un problema que debemos resolver dentro, en el vestuario", dice gente que conoce bien el problema. Dembélé, cada vez con menos aliados en el vestuario, "debe entender que su cambio de actitud es indispensable para tener una nueva oportunidad en los planes de Valverde", remarcan. "La titularidad ante el Betis era suya tras la lesión de Coutinho, pero sus acciones le apartaron de ella", afirman. Al descanso del partido de ayer fue al vestuario; cuando acabó el partido, se fue a casa sin pasar a saludar a nadie.
Lo que parece evidente es que sus compañeros pretenden que el jugador reaccione. Por eso mismo, los mensajes públicos que lanzaron fueron siempre con un tono positivo. Desde Piqué ("es joven y seguro que reflexiona") a Valverde ("esperamos mucho de su calidad, tiene un gran talento y confiamos en él"), desde el vestuario indican que "tras el regreso con las selecciones se habrá hecho un borrón y cuenta nueva. Ya recibió su castigo".
"No se puede estar pendiente de todo lo que hace. No deja de ser un chaval que se ha equivocado. ¿Quién no lo hizo? Todos cometimos errores", remarca gente que lo conoce bien. "Es un jugadorazo, un futbolista con cosas increíbles, mucho mejor de otros de los que ahora todos hablan, pero debe cambiar. Si lo hace, volará, por eso el Barça hace bien de tener paciencia".
A Dembélé le queda mucho para finiquitar el problema en el que él se ha metido, aunque hay una prueba que será "de fuego". La respuesta del Camp Nou el día que aparezca de nuevo. Ese día "el público tendrá muchas cosas que decir" y ese estadio, cuando está enfadado, acostumbra a dejar herida.
Basta. No se quieren hablar, por el momento, más de Ousmane Dembélé, protagonista de la pasada semana tras protagonizar un (otro) acto de indisciplina que esta vez el club sí que quiso que se supiera. Castigado a ejercitarse en solitario el viernes y a quedarse el sábado fuera de la lista de convocados, el domingo, ayer, el atacante azulgrana vio cómo se le seguía en todo momento y se explicaban sus movimientos en el Camp Nou, algo que irritó al vestuario culé.
"Es un problema que debemos resolver dentro, en el vestuario", dice gente que conoce bien el problema. Dembélé, cada vez con menos aliados en el vestuario, "debe entender que su cambio de actitud es indispensable para tener una nueva oportunidad en los planes de Valverde", remarcan. "La titularidad ante el Betis era suya tras la lesión de Coutinho, pero sus acciones le apartaron de ella", afirman. Al descanso del partido de ayer fue al vestuario; cuando acabó el partido, se fue a casa sin pasar a saludar a nadie.
Lo que parece evidente es que sus compañeros pretenden que el jugador reaccione. Por eso mismo, los mensajes públicos que lanzaron fueron siempre con un tono positivo. Desde Piqué ("es joven y seguro que reflexiona") a Valverde ("esperamos mucho de su calidad, tiene un gran talento y confiamos en él"), desde el vestuario indican que "tras el regreso con las selecciones se habrá hecho un borrón y cuenta nueva. Ya recibió su castigo".
"No se puede estar pendiente de todo lo que hace. No deja de ser un chaval que se ha equivocado. ¿Quién no lo hizo? Todos cometimos errores", remarca gente que lo conoce bien. "Es un jugadorazo, un futbolista con cosas increíbles, mucho mejor de otros de los que ahora todos hablan, pero debe cambiar. Si lo hace, volará, por eso el Barça hace bien de tener paciencia".
A Dembélé le queda mucho para finiquitar el problema en el que él se ha metido, aunque hay una prueba que será "de fuego". La respuesta del Camp Nou el día que aparezca de nuevo. Ese día "el público tendrá muchas cosas que decir" y ese estadio, cuando está enfadado, acostumbra a dejar herida.