El Bernabéu condena a Bale

La afición madridista le despidió con pitos, mientras que el galés se retiró del campo sin despedirse de Solari, con el que jugaba sus primeros minutos. Volvió a mostrarse errático.

Agustín Martín
As
“Bale tiene el spotlight (el foco). Es fantástico y queremos que nos lo muestre todos los días”. Así se expresaba Santiago Solari en la conferencia de prensa previa al encuentro ante el Valladolid. Era un halago venenoso hacia el galés. A la misma vez que el técnico argentino le estaba sobrestimando, le estaba exigiendo más de su calidad. Que volviese a ser el jugador que maravilló a comienzos de temporada. Ese Bale magnífico, goleador, que se echaba el equipo a las espaldas.


Pero ante el Valladolid, el once madridista volvió a dar otra de arena. Jugó 71 minutos, pero no aprovechó esta nueva oportunidad. Tiró dos veces sobre la meta de Masip, sin apenas peligro, pero además, quizá lo más significativo, perdió 14 balones: Modric y Odriozola perdieron más 16, pero el primero recuperó ocho, mientras que el lateral donostiarra lo hizo en cinco ocasiones. El galés no hizo ni ademán de luchar en pos del balón. Es más, pareció estar en su mundo, errático y con poca integración en el juego. Llegó a cambiarse de banda, a la izquierda, a su pierna natural, pero ni por esas.

En el momento de ser sustituido por Lucas Vázquez fue despedido con pitos por parte de una afición que parece haber perdido la paciencia con el galés. Llamado a liderar el Madrid post-Cristiano, Bale apenas despuntó en el principio de la temporada, marcando en tres encuentros ligueros consecutivos y uno de Champions. Entonces volaba. Parecía haberse quitado una manta de oscurantismo, pero desde el parón de septiembre parece haber vuelto a las andadas. Y eso que estaba avisado con la frase de Solari ayer en la conferencia de prensa. Curiosamente, justo en el cambio, el galés chocó levemente la mano de Chendo a modo de saludo, pero ignoró la presencia del nuevo entrenador, con el que disputaba sus primeros minutos tras ser baja ante el Melilla. El Bernabéu empieza a perder de nuevo la paciencia con el atacante. Ya le pitó ante el Levante hace un par de semanas, y ayer volvió a repetirse la misma imagen.

Además, sumó más minutos de juego sin ver puerta: igualó su peor registro en LaLiga sin marcar con los blancos. Siete encuentros seguidos que disputó entre enero y marzo de 2015, y eso que el Valladolid era una de sus víctimas favoritas: en 2013 logró ante los pucelanos su primer hat-trick con la elástica blanca. Un hat-trick perfecto: un gol de cabeza, otro con la derecha y otro con la izquierda. Ante el Celta tendrá una nueva oportunidad para intentar frenar su sequía… y empezar a cambiar la tendencia negativa que comienza a estirar. Pero da la sensación de que el Bernabéu ya ha bajado su pulgar con el galés...

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