El bajón de la Liga de Naciones le pone deberes a Luis Enrique
Debe resolver con urgencia varios problemas: las dudas de la portería, el socio de Ramos, el baile de cromos (26 jugadores utilizados), la eficacia del 4-3-3…
Alfredo Matilla
As
La Selección española ha ampliado este domingo los cuatro años consecutivos que lleva de capa caída (Brasil 2014, Euro 2016 y Rusia 2018) tras confirmar que no jugará la Final a Cuatro de la Liga de Naciones que se disputará en Portugal en 2019. La siguiente cita señalada en rojo en el calendario para España, tras este cuarto fracaso seguido, es la Eurocopa de las multisedes de 2020, siempre y cuando se clasifique, así que Luis Enrique tiene por delante mucho trabajo hasta entonces para solventar los deberes que se le han ido acumulado: desde el planteamiento, a sus dudas en convocatorias y alineaciones, pasando por el juego.
La portería
Aunque Luis Enrique ha apoyado a De Gea públicamente en esta última semana, ésa es una de las demarcaciones que más dudas están generando. El portero del Manchester United hizo un Mundial para olvidar (atajó uno de 12 remates) y su vuelta a escena, con intermitencias, no ha servido para reforzar su debilitada figura. La afición incluso ya añora a Casillas, el último gran dueño de los tres palos, y ya hay otras voces que piden un cambio en la portería. El segundo guardameta de la Selección es Kepa y el tercero, Pau López. Luis Enrique ya ha tomado decisiones más importantes (Alba, Diego Costa…). Habrá que ver cómo obra en marzo, cuando lleguen los siguientes partidos oficiales que se sortean el próximo 2 de diciembre.
Un socio para Ramos
La retirada de Piqué de la Selección ha dejado un boquete en el centro de la defensa. Más grande incluso que el que provocó Puyol cuando decidió colgar las botas. Ramos sigue siendo fijo, pero Luis Enrique no termina de decidirse por un compañero fijo para el de Camas. Ahí, en sus escasos cuatro meses al frente de la nave, ha probado ya a Albiol, Bartra, Íñigo Martínez y a Nacho, además de contar con Diego Llorente en las concentraciones para ir metiéndole su estilo en vena. Ninguno parece haberle convencido de momento. El resultado es que ha puesto cinco defensas distintas en cinco partidos, con ocho goles encajados en cuatro de ellos. España se desangra atrás y por ahí empiezan los problemas. Un dato lo corrobora: Croacia, con un 33% de posesión, consiguió rematarle hace unos días 15 veces, siendo más imprecisa en el pase que los de Luis Enrique. También lanzó más saques de esquina. Algo está cambiando.
1-4-3-3 sin balón
Luis Enrique, como todo técnico que ha pasado por el Barça, es un fundamentalista del juego de ataque. Por eso, aunque a veces lo varía por las circunstancias, su dibujo preferido es el 1-4-3-3. Ese sistema, cuando la Selección tenía o tiene el balón, es ideal para jugar por dentro, para tener extremos abiertos para entrar por fuera y para mantener siempre un hombre como referencia dentro del área. El problema es que España ya no domina los partidos y lo que debería ser un equipo feliz con el balón se convierte en un verdadero sufrimiento en defensa con medio equipo partido y abierto en canal. Luis Enrique tendrá que analizar si el 1-4-3-3 es una fortaleza, una debilidad o utopía con los jugadores que cuenta y si sería más prudente reforzarse en medio campo (con dos pivotes) y a partir de ahí comenzar a crecer en seguridad, acierto, consistencia y equilibrio. Ya sea en 1-4-2-3-1 o en el clásico 1-4-4-2.
Busquets o Rodrigo
Consultar con el diván la forma de jugar tendría consecuencias importantes. Luis Enrique, como ya hizo en el Barça, ha querido adaptarse a lo que hay por las urgencias para luego ir introduciendo matices con el paso de los partidos. Por eso ha seguido contando con muchos pilares de la Selección, obviando de dónde viene este equipo y sin reconocer que muchos de esos futbolistas no atraviesan por su mejor momento. No puede trabajar día a día, si no una vez cada dos meses, y eso dificulta y ralentiza la ejecución de sus planes. Busquets, con este equipo mucho más desprotegido que no sabe defenderse con balón, sufre como pocos y ya planea en el ambiente si no es el momento de ir metiendo a su lado, o por él, a Rodrigo; más inexperto, pero también con mejor físico y poderío y mayor despliegue. Ahora mismo, prescindir del eje habitual parecería una osadía. Pero viendo a Jordi Alba en casa durante cuatro partidos, cualquier cosa podría suceder. Tras los últimos resultados, algo hay que hacer.
¿Una Selección o un club?
Ésta es la primera vez que Luis Enrique se hace cargo de una Selección tras dirigir siempre en clubes: Barça B, Celta, Roma y Barça. Y hay una gran diferencia de matices. Hasta ahora, y pese a que la evaluación, dirección y gestión de una Selección no tiene nada que ver con la de un club, Luis Enrique parece empeñado en que haya más similitudes que diferencias en esta mudanza. El problema es que a veces se queda a medio camino. Por un lado presume de no contar con los mejores futbolistas de España, sino con los que mejor están en cada momento. Y eso parece una verdad a medias. Nacho, Asensio, Isco, Íñigo Martínez y Rodrigo siguen tirando del carro, sin tener en cuenta el mal momento que viven con sus respectivos equipos. Así, Luis Enrique ya ha utilizado a 26 futbolistas diferentes en sólo cinco partidos, lo que le ha llevado (a veces también por las lesiones) no únicamente a no repetir once titular para poder consolidar su idea de juego, sino a no contar con una distinguible columna vertebral.
Quién es el delantero
La Federación movió en su día Roma con Santiago para nacionalizar a Diego Costa porque parecía el único delantero capaz de intimidar de rojo a los defensas. Ya no está, no hay ni debate y parece que no se le espera. Ha habido lesiones de por medio, pero pocos ven la opción del hispano-brasileño como imprescindible. Alcácer apareció por méritos propios de repente tras dos años aciagos y ha desaparecido sin dejar de marcar goles y ser decisivo. Morata no va un día a La Roja y aparece por sorpresa cuando menos te lo esperas. Hay más mediapuntas que delanteros centros; justo ahora que parecía olvidada la fórmula del falso nueve. No hay continuidad y hay demasiada confusión en ese puesto. Quitando a Iago Aspas (8 goles en Liga), que parece fijo, los máximos goleadores en España son Borja Iglesias (7), Roger (6), Munian (4), Morales (4), Raúl de Tomás (4), Sarabia (4), Williams (4)… Ninguno de ellos está siendo convocado, mientras que son habituales Rodrigo (1) y Asensio (1).
Alfredo Matilla
As
La Selección española ha ampliado este domingo los cuatro años consecutivos que lleva de capa caída (Brasil 2014, Euro 2016 y Rusia 2018) tras confirmar que no jugará la Final a Cuatro de la Liga de Naciones que se disputará en Portugal en 2019. La siguiente cita señalada en rojo en el calendario para España, tras este cuarto fracaso seguido, es la Eurocopa de las multisedes de 2020, siempre y cuando se clasifique, así que Luis Enrique tiene por delante mucho trabajo hasta entonces para solventar los deberes que se le han ido acumulado: desde el planteamiento, a sus dudas en convocatorias y alineaciones, pasando por el juego.
La portería
Aunque Luis Enrique ha apoyado a De Gea públicamente en esta última semana, ésa es una de las demarcaciones que más dudas están generando. El portero del Manchester United hizo un Mundial para olvidar (atajó uno de 12 remates) y su vuelta a escena, con intermitencias, no ha servido para reforzar su debilitada figura. La afición incluso ya añora a Casillas, el último gran dueño de los tres palos, y ya hay otras voces que piden un cambio en la portería. El segundo guardameta de la Selección es Kepa y el tercero, Pau López. Luis Enrique ya ha tomado decisiones más importantes (Alba, Diego Costa…). Habrá que ver cómo obra en marzo, cuando lleguen los siguientes partidos oficiales que se sortean el próximo 2 de diciembre.
Un socio para Ramos
La retirada de Piqué de la Selección ha dejado un boquete en el centro de la defensa. Más grande incluso que el que provocó Puyol cuando decidió colgar las botas. Ramos sigue siendo fijo, pero Luis Enrique no termina de decidirse por un compañero fijo para el de Camas. Ahí, en sus escasos cuatro meses al frente de la nave, ha probado ya a Albiol, Bartra, Íñigo Martínez y a Nacho, además de contar con Diego Llorente en las concentraciones para ir metiéndole su estilo en vena. Ninguno parece haberle convencido de momento. El resultado es que ha puesto cinco defensas distintas en cinco partidos, con ocho goles encajados en cuatro de ellos. España se desangra atrás y por ahí empiezan los problemas. Un dato lo corrobora: Croacia, con un 33% de posesión, consiguió rematarle hace unos días 15 veces, siendo más imprecisa en el pase que los de Luis Enrique. También lanzó más saques de esquina. Algo está cambiando.
1-4-3-3 sin balón
Luis Enrique, como todo técnico que ha pasado por el Barça, es un fundamentalista del juego de ataque. Por eso, aunque a veces lo varía por las circunstancias, su dibujo preferido es el 1-4-3-3. Ese sistema, cuando la Selección tenía o tiene el balón, es ideal para jugar por dentro, para tener extremos abiertos para entrar por fuera y para mantener siempre un hombre como referencia dentro del área. El problema es que España ya no domina los partidos y lo que debería ser un equipo feliz con el balón se convierte en un verdadero sufrimiento en defensa con medio equipo partido y abierto en canal. Luis Enrique tendrá que analizar si el 1-4-3-3 es una fortaleza, una debilidad o utopía con los jugadores que cuenta y si sería más prudente reforzarse en medio campo (con dos pivotes) y a partir de ahí comenzar a crecer en seguridad, acierto, consistencia y equilibrio. Ya sea en 1-4-2-3-1 o en el clásico 1-4-4-2.
Busquets o Rodrigo
Consultar con el diván la forma de jugar tendría consecuencias importantes. Luis Enrique, como ya hizo en el Barça, ha querido adaptarse a lo que hay por las urgencias para luego ir introduciendo matices con el paso de los partidos. Por eso ha seguido contando con muchos pilares de la Selección, obviando de dónde viene este equipo y sin reconocer que muchos de esos futbolistas no atraviesan por su mejor momento. No puede trabajar día a día, si no una vez cada dos meses, y eso dificulta y ralentiza la ejecución de sus planes. Busquets, con este equipo mucho más desprotegido que no sabe defenderse con balón, sufre como pocos y ya planea en el ambiente si no es el momento de ir metiendo a su lado, o por él, a Rodrigo; más inexperto, pero también con mejor físico y poderío y mayor despliegue. Ahora mismo, prescindir del eje habitual parecería una osadía. Pero viendo a Jordi Alba en casa durante cuatro partidos, cualquier cosa podría suceder. Tras los últimos resultados, algo hay que hacer.
¿Una Selección o un club?
Ésta es la primera vez que Luis Enrique se hace cargo de una Selección tras dirigir siempre en clubes: Barça B, Celta, Roma y Barça. Y hay una gran diferencia de matices. Hasta ahora, y pese a que la evaluación, dirección y gestión de una Selección no tiene nada que ver con la de un club, Luis Enrique parece empeñado en que haya más similitudes que diferencias en esta mudanza. El problema es que a veces se queda a medio camino. Por un lado presume de no contar con los mejores futbolistas de España, sino con los que mejor están en cada momento. Y eso parece una verdad a medias. Nacho, Asensio, Isco, Íñigo Martínez y Rodrigo siguen tirando del carro, sin tener en cuenta el mal momento que viven con sus respectivos equipos. Así, Luis Enrique ya ha utilizado a 26 futbolistas diferentes en sólo cinco partidos, lo que le ha llevado (a veces también por las lesiones) no únicamente a no repetir once titular para poder consolidar su idea de juego, sino a no contar con una distinguible columna vertebral.
Quién es el delantero
La Federación movió en su día Roma con Santiago para nacionalizar a Diego Costa porque parecía el único delantero capaz de intimidar de rojo a los defensas. Ya no está, no hay ni debate y parece que no se le espera. Ha habido lesiones de por medio, pero pocos ven la opción del hispano-brasileño como imprescindible. Alcácer apareció por méritos propios de repente tras dos años aciagos y ha desaparecido sin dejar de marcar goles y ser decisivo. Morata no va un día a La Roja y aparece por sorpresa cuando menos te lo esperas. Hay más mediapuntas que delanteros centros; justo ahora que parecía olvidada la fórmula del falso nueve. No hay continuidad y hay demasiada confusión en ese puesto. Quitando a Iago Aspas (8 goles en Liga), que parece fijo, los máximos goleadores en España son Borja Iglesias (7), Roger (6), Munian (4), Morales (4), Raúl de Tomás (4), Sarabia (4), Williams (4)… Ninguno de ellos está siendo convocado, mientras que son habituales Rodrigo (1) y Asensio (1).