Baño de Holanda al campeón
Lloris evitó una goleada escandalosa de los de Koeman. Marcó Wijnaldum en el 43' y Depay en el descuento de penalti. Alemania desciende a la B.
Aritz Gabilondo
As
Una exhibición descomunal de Memphis Depay y la falta de fútbol que exhibió Francia en el Mundial, pese a ser campeona, dejaron a los franceses en una situación crítica para lograr el objetivo de estar en la Final a Cuatro. Holanda tiene en su mano voltear un grupo que parecía decidido. La mejor noticia para un equipo en reconstrucción, pero con mimbres como para soñar en otra selección oranje de tronío. Con un empate en Alemania, que por cierto está matemáticamente descendida, será líder de un grupo tremendo.
El partido descubrió las carencias de Francia, la mayoría de ellas subsanadas en el Mundial mediante las jugadas a balón parado o los chispazos de Mbappé o Griezmann. Deschamps improvisó con un 4-3-3 que mandó a la derecha al jugador del Atlético y desconfiguró por completo el funcionamiento ofensivo. Si alguien ha sido determinante en este equipo es Griezmann, más incluso que Mbappé, y no convenía hacer inventos con él en un día tan señalado. Francia salió convencida de su suficiencia -le valía el empate- y se llevó un revolcón inolvidable.
Wijnaldum avisó en la primera jugada de que está Holanda sorprende con su improvisación. El excelente llegador del Liverpool se topó con Lloris, pero dejó entrever que la movilidad de los tres jugadores de ataque (Bergwijn, Babel y Depay) haría mucho daño a la rígida defensa francesa. Así llegó el primer tanto, precisamente con una aparición de Wijnaldum que aprovechó un doble error de Nzonzi.
A esta Francia industrial, capaz de sufrir poco sin balón, se le vino el mundo encima. Hacía tiempo que los de Deschamps no agonizaban tanto. En medio de ese martilleo emergió la figura de Depay, un tipo que en noches así es capaz de situarse a la altura de los mejores jugadores del mundo. Sin reacción ni dominio del juego, Francia estuvo siempre más cerca de encajar el segundo que de marcar el empate. Ni la entrada de Dembélé y la posición más centrada de Griezmann sirvieron. La falta de fútbol de Francia puso en entredicho la segunda estrella conquistada hace solo unos meses en Rusia.
Mientras Alemania, lejos de allí, descendía de categoría, Holanda se envalentonaba hasta extremos que cuesta recordar últimamente a este equipo. El mejor reflejo fue el penalti con el que Depay sentenció el choque. Una ejecución a lo Panenka para mostrar al mundo que Holanda está de vuelta y que con un empate en Gelsenkirchen el lunes será capaz de arrebatarle a Francia su plaza en la Final a Cuatro. Sí, a esta Francia campeona del mundo y vulgar al mismo tiempo.
Aritz Gabilondo
As
Una exhibición descomunal de Memphis Depay y la falta de fútbol que exhibió Francia en el Mundial, pese a ser campeona, dejaron a los franceses en una situación crítica para lograr el objetivo de estar en la Final a Cuatro. Holanda tiene en su mano voltear un grupo que parecía decidido. La mejor noticia para un equipo en reconstrucción, pero con mimbres como para soñar en otra selección oranje de tronío. Con un empate en Alemania, que por cierto está matemáticamente descendida, será líder de un grupo tremendo.
El partido descubrió las carencias de Francia, la mayoría de ellas subsanadas en el Mundial mediante las jugadas a balón parado o los chispazos de Mbappé o Griezmann. Deschamps improvisó con un 4-3-3 que mandó a la derecha al jugador del Atlético y desconfiguró por completo el funcionamiento ofensivo. Si alguien ha sido determinante en este equipo es Griezmann, más incluso que Mbappé, y no convenía hacer inventos con él en un día tan señalado. Francia salió convencida de su suficiencia -le valía el empate- y se llevó un revolcón inolvidable.
Wijnaldum avisó en la primera jugada de que está Holanda sorprende con su improvisación. El excelente llegador del Liverpool se topó con Lloris, pero dejó entrever que la movilidad de los tres jugadores de ataque (Bergwijn, Babel y Depay) haría mucho daño a la rígida defensa francesa. Así llegó el primer tanto, precisamente con una aparición de Wijnaldum que aprovechó un doble error de Nzonzi.
A esta Francia industrial, capaz de sufrir poco sin balón, se le vino el mundo encima. Hacía tiempo que los de Deschamps no agonizaban tanto. En medio de ese martilleo emergió la figura de Depay, un tipo que en noches así es capaz de situarse a la altura de los mejores jugadores del mundo. Sin reacción ni dominio del juego, Francia estuvo siempre más cerca de encajar el segundo que de marcar el empate. Ni la entrada de Dembélé y la posición más centrada de Griezmann sirvieron. La falta de fútbol de Francia puso en entredicho la segunda estrella conquistada hace solo unos meses en Rusia.
Mientras Alemania, lejos de allí, descendía de categoría, Holanda se envalentonaba hasta extremos que cuesta recordar últimamente a este equipo. El mejor reflejo fue el penalti con el que Depay sentenció el choque. Una ejecución a lo Panenka para mostrar al mundo que Holanda está de vuelta y que con un empate en Gelsenkirchen el lunes será capaz de arrebatarle a Francia su plaza en la Final a Cuatro. Sí, a esta Francia campeona del mundo y vulgar al mismo tiempo.