Un gran Valencia en Old Trafford deja más herido a Mourinho
Los de Marcelino dieron su mejor versión en Old Trafford. Neto sostuvo al equipo con buenas paradas y en los últimos minutos, Rashford se topó con el larguero.
Conrado Valle
As
El Valencia estuvo a la altura de Old Trafford y de la Champions. Los de Marcelino se fueron entre aplausos de los aficionados ingleses, que reconocieron con ello su constancia, entrega y también su mejor fútbol. Solo le faltó definición en los metros finales para poner a Mourinho en aprietos bíblicos, aunque el empate de por sí le deja más tocado de lo que ya estaba al técnico portugués. Su United hace un fútbol vetusto, previsible, nada acorde a la inversión realizada en su plantilla.
Marcelino había avisado: "El United pasa por ser uno de los tres equipos con más fuerza de Europa". Por ello apostó por Coquelin en lugar de Carlos Soler y quizás también por Batshuayi y no por Gameiro. Aún así, por físico, a vista de pájaro, era como cuando en el colegio los de sexto juegan contra los de tercero o cuarto. Fellaini, Pogba, Matic y la bestia parda de Lukaku le sacaban casi cabeza y al menos palmo de espalda incluso a Kondogbia. Pero el talento aún tiene algo que decir en el fútbol y la ‘fuerza’ de los Gayà, Parejo, Rodrigo o Guedes estaba en sus pies, en su manejo del balón. Y en la velocidad de sus transiciones.
Los de Marcelino tenían en su banda izquierda su camino hacia los ‘sueños’. Alexis ayudaba poco o nada a Antonio Valencia y cada arrancada de Guedes era un dolor de muelas para el ecuatoriano, que le arreó como quien no quiere la cosa un viaje al tobillo del portugués para bajarle los humos y solo así, por el dolor y durante un rato, pudo atarlo en corto. El Valencia daba síntoma de tener potencial suficiente como para meterle en problemas Mourinho, si bien, a los de Marcelino les faltaba acertar en el último pase para inquietar de verdad a De Gea y no solo merodearle con suaves disparos desde la frontal.
El United, que con el fútbol que propone dista de ser aspirante a nada en esta Champions, apenas se acercó hasta el descanso a Neto. Los de Mourinho, que no contabiagan estímulo alguno entre sus aficionados, vivían de los arreones a lo melé de Lukaku y de la inspiración de Rashford, que veía que Piccini era el talón de Aquiles blanquinegro. Pero Kondogbia y Coquelin se rebelaban a la fuerza de la naturaleza y Garay y Gabriel Paulista tenían controlado su cortijo.
El panorama no cambió ni un ápice a la vuelta de vestuarios. Incluso primero Rodrigo y después Guedes tuvieron sendas ocasiones de película de adultos. Old Trafford habitaba en una duda: criticar o animar. Optaron los de la grada de Streford End por darle una oportunidad a los suyos y entre ese empuje y un despeje a la nada de Piccini que se la dejó botando a Pogba para el remate, el United tuvo unos minutos de apretar y el Valencia de apretón. Ahí apareció seguro Neto, repeliendo un falta de Pogba y también sendos disparos de Lukaku.
Llegados a los últimos 20 minutos, la cuestión estaba en saber si al Valencia le llegaría la gasolina. El esfuerzo realizado era atroz y en ello si que no fraqueaban los de Mourinho, a los que solo las cosas de Piccini y el colegiado Slavko Vincic con sus ‘faltitas’ al borde del área de Neto metían en el partido. Pero el Valencia no solo mantuvo el tipo sino que en un par de contras tuvo opciones reales de hacerle un roto irreparable al traje de Mourinho. Con el empate, de momento, le dejó un descosido. Pero el Valencia demostró en Old Trafford que no va de comparsa en esta Champions.
Conrado Valle
As
El Valencia estuvo a la altura de Old Trafford y de la Champions. Los de Marcelino se fueron entre aplausos de los aficionados ingleses, que reconocieron con ello su constancia, entrega y también su mejor fútbol. Solo le faltó definición en los metros finales para poner a Mourinho en aprietos bíblicos, aunque el empate de por sí le deja más tocado de lo que ya estaba al técnico portugués. Su United hace un fútbol vetusto, previsible, nada acorde a la inversión realizada en su plantilla.
Marcelino había avisado: "El United pasa por ser uno de los tres equipos con más fuerza de Europa". Por ello apostó por Coquelin en lugar de Carlos Soler y quizás también por Batshuayi y no por Gameiro. Aún así, por físico, a vista de pájaro, era como cuando en el colegio los de sexto juegan contra los de tercero o cuarto. Fellaini, Pogba, Matic y la bestia parda de Lukaku le sacaban casi cabeza y al menos palmo de espalda incluso a Kondogbia. Pero el talento aún tiene algo que decir en el fútbol y la ‘fuerza’ de los Gayà, Parejo, Rodrigo o Guedes estaba en sus pies, en su manejo del balón. Y en la velocidad de sus transiciones.
Los de Marcelino tenían en su banda izquierda su camino hacia los ‘sueños’. Alexis ayudaba poco o nada a Antonio Valencia y cada arrancada de Guedes era un dolor de muelas para el ecuatoriano, que le arreó como quien no quiere la cosa un viaje al tobillo del portugués para bajarle los humos y solo así, por el dolor y durante un rato, pudo atarlo en corto. El Valencia daba síntoma de tener potencial suficiente como para meterle en problemas Mourinho, si bien, a los de Marcelino les faltaba acertar en el último pase para inquietar de verdad a De Gea y no solo merodearle con suaves disparos desde la frontal.
El United, que con el fútbol que propone dista de ser aspirante a nada en esta Champions, apenas se acercó hasta el descanso a Neto. Los de Mourinho, que no contabiagan estímulo alguno entre sus aficionados, vivían de los arreones a lo melé de Lukaku y de la inspiración de Rashford, que veía que Piccini era el talón de Aquiles blanquinegro. Pero Kondogbia y Coquelin se rebelaban a la fuerza de la naturaleza y Garay y Gabriel Paulista tenían controlado su cortijo.
El panorama no cambió ni un ápice a la vuelta de vestuarios. Incluso primero Rodrigo y después Guedes tuvieron sendas ocasiones de película de adultos. Old Trafford habitaba en una duda: criticar o animar. Optaron los de la grada de Streford End por darle una oportunidad a los suyos y entre ese empuje y un despeje a la nada de Piccini que se la dejó botando a Pogba para el remate, el United tuvo unos minutos de apretar y el Valencia de apretón. Ahí apareció seguro Neto, repeliendo un falta de Pogba y también sendos disparos de Lukaku.
Llegados a los últimos 20 minutos, la cuestión estaba en saber si al Valencia le llegaría la gasolina. El esfuerzo realizado era atroz y en ello si que no fraqueaban los de Mourinho, a los que solo las cosas de Piccini y el colegiado Slavko Vincic con sus ‘faltitas’ al borde del área de Neto metían en el partido. Pero el Valencia no solo mantuvo el tipo sino que en un par de contras tuvo opciones reales de hacerle un roto irreparable al traje de Mourinho. Con el empate, de momento, le dejó un descosido. Pero el Valencia demostró en Old Trafford que no va de comparsa en esta Champions.