Trump planea abolir el derecho a la nacionalidad por nacer en Estados Unidos
El presidente intensifica su mensaje antinmigración a una semana de las elecciones legislativas de medio mandato
Pablo Guimón
Washington, El País
El presidente Donald Trump planea acabar unilateralmente, a través de una orden ejecutiva, con el derecho a adquirir la nacionalidad estadounidense a los hijos de padres extranjeros por el hecho de nacer en el país. La nueva maniobra en su ofensiva generalizada contra la inmigración ilegal, anunciada en una entrevista con la web de noticias Axios, plantearía un encendido debate constitucional. Y llega justo una semana antes de unas elecciones legislativas en las que el republicano ha convertido la lucha contra inmigración en la baza para movilizar a sus bases y evitar el pronosticado auge de los demócratas.
La Constitución estadounidense reconoce desde hace 150 años el derecho a la ciudadanía por el hecho de nacer en suelo estadounidense. Negar ese derecho a los hijos de padres que no residen legalmente en el país es una idea que Trump ya había formulado con anterioridad en su carrera política. Pero, debido a que chocaría con el enunciado de la 14ª enmienda, sería difícil llevar a cabo la medida unilateralmente, e intentarlo desencadenaría, cuando menos, un intenso debate constitucional.
“Somos el único país del mundo donde una persona viene y tiene un bebé, y ese bebé es esencialmente ciudadano de los Estados Unidos durante 85 años, con todos los beneficios. Es ridículo. Es ridículo. Y tiene que acabar”, ha dicho el presidente, según extractos adelantados de la entrevista. El anuncio de Trump ha llegado acompañado de la ración habitual de tergiversación de la realidad: no es cierto que sea "el único país". Lo cierto es que más de 30 países reconocen el ius soli, según un informe del Centro para Estudios de Inmigración, un organismo, a menudo citado por el entorno de Trump, que defiende el control de las fronteras. Entre los países que reconocen ese derecho están Canadá y México. Ninguno de los países de la UE, en cambio, contempla ese derecho de manera automática.
La 14ª enmienda a la Constitución establece que “toda persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos, y sujeta a su jurisdicción, es ciudadana de los Estados Unidos y del Estado en que resida”. Reformar una enmienda a la Constitución es algo que no se puede hacer mediante una acción unilateral del presidente: requiere mayorías cualificadas en el Congreso. Eso, explica Trump en la entrevista, es lo que inicialmente le habían indicado los expertos. “Siempre me dijeron que hacía falta enmendar la Constitución. ¿Pero sabe qué? No hace falta. Ahora me dicen que puedo hacerlo solo con una orden ejecutiva”, dice el presidente en la entrevista, en la que no ofrece un calendario para llevar a cabo la medida.
La opinión de algunos juristas conservadores es que la enmienda en cuestión está pensada para aplicarse solo a ciudadanos o residentes permanentes en el país. Ahora Trump y sus aliados parecen estar dispuestos a emprender el desafío constitucional que podría llegar al Tribunal Supremo, donde desde el reciente nombramiento del juez Kavanaugh los conservadores cuentan con una mayoría más cómoda.
La batalla legal estaría centrada en el significado de la expresión “sujeta a su jurisdicción”. “Todos valoramos el lenguaje de la 14ª enmienda, pero el Tribunal Supremo de Estados Unidos nunca se ha pronunciado sobre si esa expresión de ‘sujeta a su jurisdicción’ se aplica específicamente a las personas que están legalmente en el país”, ha dicho el vicepresidente, Mike Pence, en una entrevista con la web de noticias Politico, horas después de que se publicaran los adelantos de la entrevista.
Sentencia del Tribunal Supremo
Existe una sentencia del Supremo de 1898 que reconoció la nacionalidad a un niño nacido en San Francisco de padres chinos, por haber nacido en suelo estadounidense. Pero los aliados de Trump consideran que, debido a que sus padres eran residentes legales, la sentencia no debería interpretarse como el reconocimiento de la nacionalidad de los hijos de inmigrantes ilegales nacidos en el territorio.
El anuncio de Trump ha sido recibido con críticas en diversos sectores, incluso dentro de las filas de su partido, en un anticipo de la compleja batalla legal que desencadenaría el presidente si realmente decide proceder de manera unilateral. El presidente de la Cámara de Representantes (tercera autoridad del país), el republicano Paul Ryan, ha segurado en una entrevista radiofónica que el tenor de la 14ª enmienda es claro. “No se puede poner fin a la ciudadanía por nacimiento en suelo estadounidense mediante una orden ejecutiva”, ha dicho, y ha recordado lo poco que les gustó a los republicanos que el expresidente Barack Obama decidiera cambiar leyes migratorias por vía unilateral.
Trump ha sacado este nuevo conejo de la chistera al día siguiente de comunicar que va a enviar más de 5.000 soldados a la frontera sur del país para detener el paso a la caravana de buscadores de asilo que recorre México en dirección a la frontera con EE UU. El presidente Trump, que llegó a referirse a los comicios del próximo martes como “las elecciones de la caravana”, ha llevado el tema de la inmigración al centro de la campaña, confiando en que movilice a sus bases para que impidan en las urnas que los republicanos pierdan el control del Congreso.
Pablo Guimón
Washington, El País
El presidente Donald Trump planea acabar unilateralmente, a través de una orden ejecutiva, con el derecho a adquirir la nacionalidad estadounidense a los hijos de padres extranjeros por el hecho de nacer en el país. La nueva maniobra en su ofensiva generalizada contra la inmigración ilegal, anunciada en una entrevista con la web de noticias Axios, plantearía un encendido debate constitucional. Y llega justo una semana antes de unas elecciones legislativas en las que el republicano ha convertido la lucha contra inmigración en la baza para movilizar a sus bases y evitar el pronosticado auge de los demócratas.
La Constitución estadounidense reconoce desde hace 150 años el derecho a la ciudadanía por el hecho de nacer en suelo estadounidense. Negar ese derecho a los hijos de padres que no residen legalmente en el país es una idea que Trump ya había formulado con anterioridad en su carrera política. Pero, debido a que chocaría con el enunciado de la 14ª enmienda, sería difícil llevar a cabo la medida unilateralmente, e intentarlo desencadenaría, cuando menos, un intenso debate constitucional.
“Somos el único país del mundo donde una persona viene y tiene un bebé, y ese bebé es esencialmente ciudadano de los Estados Unidos durante 85 años, con todos los beneficios. Es ridículo. Es ridículo. Y tiene que acabar”, ha dicho el presidente, según extractos adelantados de la entrevista. El anuncio de Trump ha llegado acompañado de la ración habitual de tergiversación de la realidad: no es cierto que sea "el único país". Lo cierto es que más de 30 países reconocen el ius soli, según un informe del Centro para Estudios de Inmigración, un organismo, a menudo citado por el entorno de Trump, que defiende el control de las fronteras. Entre los países que reconocen ese derecho están Canadá y México. Ninguno de los países de la UE, en cambio, contempla ese derecho de manera automática.
La 14ª enmienda a la Constitución establece que “toda persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos, y sujeta a su jurisdicción, es ciudadana de los Estados Unidos y del Estado en que resida”. Reformar una enmienda a la Constitución es algo que no se puede hacer mediante una acción unilateral del presidente: requiere mayorías cualificadas en el Congreso. Eso, explica Trump en la entrevista, es lo que inicialmente le habían indicado los expertos. “Siempre me dijeron que hacía falta enmendar la Constitución. ¿Pero sabe qué? No hace falta. Ahora me dicen que puedo hacerlo solo con una orden ejecutiva”, dice el presidente en la entrevista, en la que no ofrece un calendario para llevar a cabo la medida.
La opinión de algunos juristas conservadores es que la enmienda en cuestión está pensada para aplicarse solo a ciudadanos o residentes permanentes en el país. Ahora Trump y sus aliados parecen estar dispuestos a emprender el desafío constitucional que podría llegar al Tribunal Supremo, donde desde el reciente nombramiento del juez Kavanaugh los conservadores cuentan con una mayoría más cómoda.
La batalla legal estaría centrada en el significado de la expresión “sujeta a su jurisdicción”. “Todos valoramos el lenguaje de la 14ª enmienda, pero el Tribunal Supremo de Estados Unidos nunca se ha pronunciado sobre si esa expresión de ‘sujeta a su jurisdicción’ se aplica específicamente a las personas que están legalmente en el país”, ha dicho el vicepresidente, Mike Pence, en una entrevista con la web de noticias Politico, horas después de que se publicaran los adelantos de la entrevista.
Sentencia del Tribunal Supremo
Existe una sentencia del Supremo de 1898 que reconoció la nacionalidad a un niño nacido en San Francisco de padres chinos, por haber nacido en suelo estadounidense. Pero los aliados de Trump consideran que, debido a que sus padres eran residentes legales, la sentencia no debería interpretarse como el reconocimiento de la nacionalidad de los hijos de inmigrantes ilegales nacidos en el territorio.
El anuncio de Trump ha sido recibido con críticas en diversos sectores, incluso dentro de las filas de su partido, en un anticipo de la compleja batalla legal que desencadenaría el presidente si realmente decide proceder de manera unilateral. El presidente de la Cámara de Representantes (tercera autoridad del país), el republicano Paul Ryan, ha segurado en una entrevista radiofónica que el tenor de la 14ª enmienda es claro. “No se puede poner fin a la ciudadanía por nacimiento en suelo estadounidense mediante una orden ejecutiva”, ha dicho, y ha recordado lo poco que les gustó a los republicanos que el expresidente Barack Obama decidiera cambiar leyes migratorias por vía unilateral.
Trump ha sacado este nuevo conejo de la chistera al día siguiente de comunicar que va a enviar más de 5.000 soldados a la frontera sur del país para detener el paso a la caravana de buscadores de asilo que recorre México en dirección a la frontera con EE UU. El presidente Trump, que llegó a referirse a los comicios del próximo martes como “las elecciones de la caravana”, ha llevado el tema de la inmigración al centro de la campaña, confiando en que movilice a sus bases para que impidan en las urnas que los republicanos pierdan el control del Congreso.