Racing reaccionó y se lo dio vuelta a San Lorenzo: mirá los goles de Reniero, Lisandro López y Pol Fernández

Fernando Vergara
La Nación
No hubo mejor remedio. Una inyección para salir del ahogo, del fastidio. Apenas 18 segundos para cambiar dos estados de ánimo. Es lo que tardó Lisandro López, después de un error de Marcos Senesi en la salida, para emparejar un encuentro que asomaba complejo para Racing. Apenas 18 segundos le bastaron a San Lorenzo para tirar por la borda todo lo bueno que había hecho en el primer tiempo en el Cilindro de Avellaneda. Un claro ejemplo de cómo una jugada puede modificar completamente el rumbo de un encuentro. Un clásico que terminó soñado para Racing y en pesadilla para San Lorenzo. El partido más atractivo de la fecha quedó en manos del puntero (2-1), con goles de Lisandro López y Pol Fernández. En tanto que Nicolás Reniero anotó para los azulgranas.


Para Racing significó un envión después de los traspiés contra Boca y San Martín de Tucumán, que le quitaron la confianza que había adquirido después de una racha de seis triunfos consecutivos. Contra los dirigidos por los hermanos Barros Schelotto habían desperdiciado una enorme oportunidad después de estar en ventaja 2-0. En tanto que en el norte del país se le escapó el compromiso tras estar 1-0 y con un jugador de más durante 70 minutos. Algo que, por ejemplo, llevó a Eduardo Coudet a no declarar ante los medios porque estaba "muy enojado".

Y en el primer tiempo contra San Lorenzo a la Academia la envolvieron muchas más dudas que certezas. Un equipo desafinado, con una gran cantidad de pérdidas en el mediocampo. El Ciclón, con la cabeza puesta en el cruce del próximo miércoles por la Copa Argentina frente a Temperley, guardó varias de sus piezas principales. Todas las virtudes que supo ofrecer Racing para subirse a la cima de la Superliga habían desaparecido -más bien fueron anuladas por el rival o en su defecto careció de la justeza para aplicarlas-. Ordenado en defensa, el equipo de Claudio Biaggio contó con varias ocasiones para abrir el marcador. Hasta que a los 30 minutos, luego de tanto insistir, llegó la ventaja después de un rebote capitalizado por Nicolás Reniero, que definió entre las piernas de Javier García. Con el gol, los azulgranas se hicieron dueños del desarrollo y le transmitieron las dudas y el nerviosismo a los de Eduardo Coudet. Flotaba una sensación en el Cilindro: cada réplica de Boedo podía terminar en gol.

Pero la producción de los visitantes fue de mayor a menor. Exactamente 30 minutos le duró a San Lorenzo el ímpetu, en lo que fue uno de sus mejores lapsos de la presente Superliga. El desorden llegó apenas comenzado el segundo tiempo, luego de una mala salida de Senesi que Lisandro López definió por encima de Nicolás Navarro.

En ese arranque de la segunda parte, también, las modificaciones resultaron mucho más productivas para Racing. El goleador Reniero se marchó con una molestia y su reemplazante Germán Berterame tuvo nula participación. Pol Fernández, en cambio, había entrado en la primera mitad por Augusto Solari y en el segundo tiempo tomó la batuta de la zona media de Racing. A los 16 minutos, el ex Boca sacó un misil desde afuera del área que se metió cerca del palo izquierdo de Navarro.

El ingreso de Gustavo Bou generó contagio, Lisandro se movió con pericia y el estado de ánimo de Racing siempre fue óptimo. Una vez detectado que la defensa local no era infranqueable, la Academia insistió por los costados. Eso sepultó las esperanzas y algún atisbo de reacción azulgrana. ¿Con qué se fue el equipo de Biaggio? Cada vez con más dudas, porque mantiene los altibajos en el mismo desarrollo. Se suelta, lleva peligro, se embarulla, comete errores y vuelve a ser un equipo irresoluto. Por momentos queda a la deriva, sin demasiados argumentos. Le queda una chance al equipo: la Copa Argentina es el único objetivo del semestre. Pero sus hinchas se muestran cada vez más disconformes con la irregularidad del equipo.

En el cierre hubo nerviosismo. También temor por los sobresaltos. Pero Racing se llevó una victoria que lo afianza en el liderazgo de la Superliga. Hoy, cuando aparecían los fantasmas, exhibió carácter para sacar el clásico adelante. No le sobró nada, pero fue un justo vencedor. Uno de los artífices fue uno de los ídolos de la Academia. No por nada en el cierre se escuchó el habitual "¡Lisandro, Lisandro!". El delantero, brazos en alto, fue uno de los que más celebró el triunfo en el círculo central, de cara a sus simpatizantes.


El humor cambia según las situaciones y los acontecimientos, está claro. Por eso Racing se fue feliz del Cilindro de Avellaneda. Y San Lorenzo inmerso en dudas. El final los encontró con los ánimos zigzagueantes.

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