Pompeo y Kim acuerdan una segunda cumbre con Trump “lo antes posible”
Washington y Pyongyang nombrarán equipos para negociar el proceso de desnuclearización norcoreano
Macarena Vidal Liy
Pekín, El Pais
El líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volverán a reunirse "lo más pronto posible". El propio Kim y el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, han acordado durante su reunión de este domingo en Pyongyang trabajar para hacer factible ese encuentro y continuar la negociación sobre el cuándo y el dónde, según ha indicado el Gobierno de Corea del Sur.
"Las dos partes nombrarán equipos de trabajo para negociar el proceso de desnuclearización norcoreano y el calendario de la cumbre Trump-Kim", ha señalado el secretario de la presidencia surcoreana, Yoon Young-chan, en un comunicado que cita la agencia de ese país, Yonhap. La declaración de Yoon se ha producido después de que Pompeo se reuniera en Seúl con el presidente Moon Jae-in para informarle de los resultados de sus conversaciones con el líder norcoreano. Siempre según el Gobierno del Sur, el enviado de Trump y Kim Jong-un abordaron los pasos que Pyongyang puede dar para deshacerse de su programa nuclear, así como la supervisión estadounidense para verificar el proceso y las "medidas recíprocas" que Washington propone.
Pompeo conversó durante casi cuatro horas ─dos de reunión oficial, una hora y media durante una comida─, con Kim. El objetivo era destrabar el proceso de negociaciones en torno al programa nuclear norcoreano y asegurarse de que sus respectivos países se mueven en la misma dirección. El jefe de la diplomacia estadounidense ha salido cautamente optimista: la visita ha sido “un buen viaje” y “seguimos haciendo progresos”, había indicado en un tuit antes de llegar a Seúl, donde pasará la noche.
El sentimiento se extendía también al resto del equipo estadounidense. La visita “ha ido mejor que la última vez”, apuntaba un alto funcionario que habló con la condición del anonimato a la prensa que acompaña a Pompeo en su gira por Asia. Pero el optimismo, dejó también claro, es contenido: “Va a ser un camino largo”.
Un vídeo distribuido por el Departamento de Estado muestra a Kim y a Pompeo caminando sonrientes por un pasillo mientras hablan aparentemente relajados. En sus palabras durante el almuerzo, Kim celebró “un gran día que promete un buen futuro para los dos países”. “Hemos tenido una mañana llena de éxito”, replicaba el enviado estadounidense, en su cuarta visita a la capital norcoreana.
En su última visita, en julio, los resultados fueron mucho más decepcionantes. Pese a que Pompeo se marchó de Pyongyang asegurando que había logrado progresos, Corea del Norte le desmintió y le acusó de plantear exigencias “de estilo gánster”. El secretario de Estado tenía previsto haber regresado a finales de agosto, pero el presidente de EE UU, Donald Trump, canceló el viaje en el último momento al considerar que no se habían logrado suficientes progresos desde la cumbre que Kim y él mantuvieron en Singapur en junio.
Entonces, Kim había expresado su compromiso con la desnuclearización de la península coreana a cambio de garantías de seguridad estadounidenses y la promesa de “una nueva relación”. Pero el proceso, como demostraron los contactos de Pompeo, había encallado. Ambas partes consideraban que ahora era el turno del otro de mover ficha: Pyongyang quería un tratado de paz que terminara oficialmente la guerra de Corea (1950-1953) y el levantamiento de sanciones; Washington, medidas concretas e irreversibles hacia el desarme.
La negociación volvió a retomar fuerza el mes pasado a raíz de la cumbre en Pyongyang entre Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in. El líder norcoreano propuso desmantelar un centro de pruebas de misiles y el complejo nuclear de Yongbyon si Estados Unidos adoptaba “medidas recíprocas”.
Desde entonces, Trump ha recuperado el tono cálido en sus referencias a Corea del Norte. Tan cálido, que ha llegado a asegurar que en su encuentro en Singapur, él y Kim “nos enamoramos”. El líder del régimen juche le ha escrito ─ha dicho el presidente estadounidense en un mitin─ “cartas preciosas”.
Tras sus conversaciones en Seúl, el lunes Pompeo se desplazará a Pekín, la última etapa de su gira asiática y posiblemente la más espinosa: abordará con las autoridades chinas la marcha de las negociaciones nucleares con Corea del Norte; pero también la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las tensiones cada vez más graves en la relación bilateral más importante del mundo.
Macarena Vidal Liy
Pekín, El Pais
El líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volverán a reunirse "lo más pronto posible". El propio Kim y el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, han acordado durante su reunión de este domingo en Pyongyang trabajar para hacer factible ese encuentro y continuar la negociación sobre el cuándo y el dónde, según ha indicado el Gobierno de Corea del Sur.
"Las dos partes nombrarán equipos de trabajo para negociar el proceso de desnuclearización norcoreano y el calendario de la cumbre Trump-Kim", ha señalado el secretario de la presidencia surcoreana, Yoon Young-chan, en un comunicado que cita la agencia de ese país, Yonhap. La declaración de Yoon se ha producido después de que Pompeo se reuniera en Seúl con el presidente Moon Jae-in para informarle de los resultados de sus conversaciones con el líder norcoreano. Siempre según el Gobierno del Sur, el enviado de Trump y Kim Jong-un abordaron los pasos que Pyongyang puede dar para deshacerse de su programa nuclear, así como la supervisión estadounidense para verificar el proceso y las "medidas recíprocas" que Washington propone.
Pompeo conversó durante casi cuatro horas ─dos de reunión oficial, una hora y media durante una comida─, con Kim. El objetivo era destrabar el proceso de negociaciones en torno al programa nuclear norcoreano y asegurarse de que sus respectivos países se mueven en la misma dirección. El jefe de la diplomacia estadounidense ha salido cautamente optimista: la visita ha sido “un buen viaje” y “seguimos haciendo progresos”, había indicado en un tuit antes de llegar a Seúl, donde pasará la noche.
El sentimiento se extendía también al resto del equipo estadounidense. La visita “ha ido mejor que la última vez”, apuntaba un alto funcionario que habló con la condición del anonimato a la prensa que acompaña a Pompeo en su gira por Asia. Pero el optimismo, dejó también claro, es contenido: “Va a ser un camino largo”.
Un vídeo distribuido por el Departamento de Estado muestra a Kim y a Pompeo caminando sonrientes por un pasillo mientras hablan aparentemente relajados. En sus palabras durante el almuerzo, Kim celebró “un gran día que promete un buen futuro para los dos países”. “Hemos tenido una mañana llena de éxito”, replicaba el enviado estadounidense, en su cuarta visita a la capital norcoreana.
En su última visita, en julio, los resultados fueron mucho más decepcionantes. Pese a que Pompeo se marchó de Pyongyang asegurando que había logrado progresos, Corea del Norte le desmintió y le acusó de plantear exigencias “de estilo gánster”. El secretario de Estado tenía previsto haber regresado a finales de agosto, pero el presidente de EE UU, Donald Trump, canceló el viaje en el último momento al considerar que no se habían logrado suficientes progresos desde la cumbre que Kim y él mantuvieron en Singapur en junio.
Entonces, Kim había expresado su compromiso con la desnuclearización de la península coreana a cambio de garantías de seguridad estadounidenses y la promesa de “una nueva relación”. Pero el proceso, como demostraron los contactos de Pompeo, había encallado. Ambas partes consideraban que ahora era el turno del otro de mover ficha: Pyongyang quería un tratado de paz que terminara oficialmente la guerra de Corea (1950-1953) y el levantamiento de sanciones; Washington, medidas concretas e irreversibles hacia el desarme.
La negociación volvió a retomar fuerza el mes pasado a raíz de la cumbre en Pyongyang entre Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in. El líder norcoreano propuso desmantelar un centro de pruebas de misiles y el complejo nuclear de Yongbyon si Estados Unidos adoptaba “medidas recíprocas”.
Desde entonces, Trump ha recuperado el tono cálido en sus referencias a Corea del Norte. Tan cálido, que ha llegado a asegurar que en su encuentro en Singapur, él y Kim “nos enamoramos”. El líder del régimen juche le ha escrito ─ha dicho el presidente estadounidense en un mitin─ “cartas preciosas”.
Tras sus conversaciones en Seúl, el lunes Pompeo se desplazará a Pekín, la última etapa de su gira asiática y posiblemente la más espinosa: abordará con las autoridades chinas la marcha de las negociaciones nucleares con Corea del Norte; pero también la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las tensiones cada vez más graves en la relación bilateral más importante del mundo.