MANCHESTER UNITED 2 / Ross Barkley agua en el minuto 96 la fiesta de Mourinho
El inglés igualó el partido en el descuento. La celebración de Sarri y las palabras de un empleado del Chelsea en la cara del portugués desataron una tangana.
Alberto Muñoz
As
Si algo regala Mourinho al fútbol son emociones. En el caso de hoy, descontroladas. El Manchester United había conseguido remontar el tanto inicial de Rüdiger con un doblete de Martial en la segunda parte que había dejado atónitos a todos en Stamford Bridge, pero cuando más cerca parecía la victoria en casa de uno de los líderes, apareció Barkley en el 96 para devolver las tablas al marcador.
La celebración desmedida de Sarri mirando al banquillo del United y las palabras de un empleado del Chelsea en la cara de Mou, desataron una tangana que finalmente sellaron con la paz ambos entrenadores. El portugués, coreado por los suyos incluso cuando iban perdiendo en la primera mitad, sale reforzado del estadio que le encumbró en Inglaterra y que hoy le ha despedido con un sonoro ‘Que te jodan Mourinho'.
El show que presenta sobre el césped el Chelsea en los prolegómenos del partido suele dejar despistados a los jugadores durante los primeros minutos, y los de Sarri supieron aprovecharlo para reclamar la batuta durante los primeros compases. Poco a poco el United fue despertando, pero, cuando mejor estaba y más parejo parecía el partido, una jugada aislada de córner botada por Willian culminó con un fantástico cabezazo de Rüdiger al fondo de la red en el minuto 21. El defensa alemán, que volvía hoy a la titularidad, entró como un avión y completamente solo tras un nefasto marcaje de Paul Pogba, que se deshizo en aspavientos sobre el césped de Stamford Bridge de la frustración que sentía.
El problema del equipo de Mourinho en la primera mitad fue que, aunque consiguió fabricar alguna ocasión por la calidad individual de sus jugadores, la diferencia con el Chelsea de Sarri quedaba patente en la forma en que ambos se desarrollaban como equipo. Detrás del conjunto londinense se observa una idea, más o menos válida según los gustos, pero compartida por jugadores y entrenador, mientras que los mancunianos aparentan saltar al campo esperando que pase algo y casi convencidos de que podrán darle la vuelta a cualquier situación en la segunda mitad.
Por eso los blues se apoderaron de la posesión el resto de la primera parte y apenas dejaron respirar a un Manchester United que se ahogaba entre las frivolidades de Pogba y la escasez de ideas en el centro del campo. El descanso sirvió sin embargo para sacar a los red devils del rincón en el que le tenía encajonado el Chelsea y, tras una jugada en la que se intercalaron rebotes con una parada espectacular de Kepa, Martial, que había estado desaparecido durante todo el partido, puso el empate en el 55 fusilando al portero vasco desde dentro del área.
En los segundos 45 minutos los de Mourinho fueron mejorando, como siempre les pasa en las segundas partes cuando tienen que remar contra corriente, y empezó a apreciarse, por fin, la influencia de jugadores tan determinantes como Juan Mata. Hasta De Gea tuvo su cuota de protagonismo con una de esas paradas que le encumbran como mejor portero de la Premier año tras año. Pero quien repitió como estrella del día fue Martial, que fue capaz de culminar con una maravillosa definición una jugada hilvanada entre el centrocampista español y Rashford para darle la vuelta al marcador en el 71. Mata, que dejó su sitio a Ander poco después, abandonó el campo ovacionado por ambas aficiones.
La victoria se veía tan cercana y bonita en el lado mancuniano que cuando Barkley marcó el empate en el 96, la celebración de Sarri restregándoselo en la cara al portugués y las palabras de un empleado del Chelsea que pasó por delante de Mourinho desataron una tangana que a punto estuvo de acabar en pelea en la entrada del túnel de vestuarios.
Con este resultado, y a la espera de lo que pase en el resto de la jornada, el Manchester apenas cambia su posición en la tabla, pero el Chelsea, que mantenía un triple empate en el liderato con Liverpool y City, podría caer hasta la quinta plaza en una parte alta de la clasificación cada vez más apretada.
Alberto Muñoz
As
Si algo regala Mourinho al fútbol son emociones. En el caso de hoy, descontroladas. El Manchester United había conseguido remontar el tanto inicial de Rüdiger con un doblete de Martial en la segunda parte que había dejado atónitos a todos en Stamford Bridge, pero cuando más cerca parecía la victoria en casa de uno de los líderes, apareció Barkley en el 96 para devolver las tablas al marcador.
La celebración desmedida de Sarri mirando al banquillo del United y las palabras de un empleado del Chelsea en la cara de Mou, desataron una tangana que finalmente sellaron con la paz ambos entrenadores. El portugués, coreado por los suyos incluso cuando iban perdiendo en la primera mitad, sale reforzado del estadio que le encumbró en Inglaterra y que hoy le ha despedido con un sonoro ‘Que te jodan Mourinho'.
El show que presenta sobre el césped el Chelsea en los prolegómenos del partido suele dejar despistados a los jugadores durante los primeros minutos, y los de Sarri supieron aprovecharlo para reclamar la batuta durante los primeros compases. Poco a poco el United fue despertando, pero, cuando mejor estaba y más parejo parecía el partido, una jugada aislada de córner botada por Willian culminó con un fantástico cabezazo de Rüdiger al fondo de la red en el minuto 21. El defensa alemán, que volvía hoy a la titularidad, entró como un avión y completamente solo tras un nefasto marcaje de Paul Pogba, que se deshizo en aspavientos sobre el césped de Stamford Bridge de la frustración que sentía.
El problema del equipo de Mourinho en la primera mitad fue que, aunque consiguió fabricar alguna ocasión por la calidad individual de sus jugadores, la diferencia con el Chelsea de Sarri quedaba patente en la forma en que ambos se desarrollaban como equipo. Detrás del conjunto londinense se observa una idea, más o menos válida según los gustos, pero compartida por jugadores y entrenador, mientras que los mancunianos aparentan saltar al campo esperando que pase algo y casi convencidos de que podrán darle la vuelta a cualquier situación en la segunda mitad.
Por eso los blues se apoderaron de la posesión el resto de la primera parte y apenas dejaron respirar a un Manchester United que se ahogaba entre las frivolidades de Pogba y la escasez de ideas en el centro del campo. El descanso sirvió sin embargo para sacar a los red devils del rincón en el que le tenía encajonado el Chelsea y, tras una jugada en la que se intercalaron rebotes con una parada espectacular de Kepa, Martial, que había estado desaparecido durante todo el partido, puso el empate en el 55 fusilando al portero vasco desde dentro del área.
En los segundos 45 minutos los de Mourinho fueron mejorando, como siempre les pasa en las segundas partes cuando tienen que remar contra corriente, y empezó a apreciarse, por fin, la influencia de jugadores tan determinantes como Juan Mata. Hasta De Gea tuvo su cuota de protagonismo con una de esas paradas que le encumbran como mejor portero de la Premier año tras año. Pero quien repitió como estrella del día fue Martial, que fue capaz de culminar con una maravillosa definición una jugada hilvanada entre el centrocampista español y Rashford para darle la vuelta al marcador en el 71. Mata, que dejó su sitio a Ander poco después, abandonó el campo ovacionado por ambas aficiones.
La victoria se veía tan cercana y bonita en el lado mancuniano que cuando Barkley marcó el empate en el 96, la celebración de Sarri restregándoselo en la cara al portugués y las palabras de un empleado del Chelsea que pasó por delante de Mourinho desataron una tangana que a punto estuvo de acabar en pelea en la entrada del túnel de vestuarios.
Con este resultado, y a la espera de lo que pase en el resto de la jornada, el Manchester apenas cambia su posición en la tabla, pero el Chelsea, que mantenía un triple empate en el liderato con Liverpool y City, podría caer hasta la quinta plaza en una parte alta de la clasificación cada vez más apretada.