El ministro del Interior francés dimite y agrava la crisis de Macron
Gérard Collomb, hombre clave en el 'macronismo', fuerza su retirada en medio de la confusión
Marc Bassets
París, El País
Gérard Collomb, ministro francés de Interior y aliado de primera hora de Emmanuel Macron, ha abocado al presidente francés hacia una nueva crisis de gobierno tras una rocambalesca renuncia que siembra dudas sobre la habilidad del presidente para mantener unido a su equipo. Collomb, que desea volver a su antiguo cargo de alcalde de Lyon, insistió el martes, por segundo día consecutivo, en presentar su dimisión. Y esta vez lo logró.
En la primera ocasión, Macron se la había rechazado. En la segunda, y tras aplazar la respuesta varias horas, el presidente la acabó aceptando, y se resignó así a perder a una de las piezas esenciales del macronismo. El veterano alcalde fue una de las primeras figuras del Partido Socialista en apoyarle en la campaña para las elecciones presidenciales de 2017.
“Mantengo mi propuesta de dimitir”, dijo Collomb a Le Figaro. En declaraciones al diario Le Progrès de Lyon, precisó: "Sí, vuelvo a Lyon ahora". Un cable de la agencia France Presse confirmó a las 00.36 del miércoles, hora local, que finalmente Macron aceptaba la voluntad de quien un día fue uno de sus hombres de confianza.
El desafío a Macron es insólito. Primero, por la pérdida de quien, por el cargo que ocupaba, era un peso pesado, aunque siempre mantuvo un perfil modesto, y brilló poco. Al ministro del Interior le llaman el primer poli de Francia. Es un cargo que, en el pasado, ha catapultado a su ocupante al puesto de primer ministro, como Manuel Valls, o incluso al de presidente, como Nicolas Sarkozy.
El desafío es insólito, también, por las maneras: una especie de comedia de enredos impropia de un Gobierno teóricamente gestionado de manera ordenada y sobre todo vertical, donde nadie se movía sin la aprobación del jefe de Estado.
En comentarios recientes a la prensa, Collomb se había quejado del elitismo de Macron y su desconexión con la Francia de provincias. “Ya no somos muchos los que todavía podemos hablar como él. Los que hablan con franqueza a Macron son los que estaban desde el principio", dijo hace unos días. "En todo caso, acabará por no aguantarme".
Durante su mandato, el ministro defendió las medidas más duras contra los inmigrantes sin papeles. Se distanció del presidente tras revelarse el caso de Alexandre Benalla, el jefe de seguridad de Macron que el 1 de mayo fue grabado agrediendo a manifestantes.
Collomb ya dijo, hace dos semanas, que tras las elecciones europeas de 2019 se retiraría para presentarse a la alcaldía de Lyon, pero ahora quiere adelantar la retirada, y el Elíseo parece haber cedido a su voluntad. En la entrevista con Le Progrès, da por hecho que es cuestión de horas, y que sólo falta encontrar el nombre del sustituto. El actual alcalde de Lyon, Georges Képénékian, dimitió para permitir a Collomb asumir el cargo.
En agosto dimitió otra pieza clave del Gobierno, el ministro de Ecología Nicolas Hulot. Hulot y Collomb eran dos de los aliados más valiosos del presidente. El primero, por su popularidad en Francia, donde fue una estrella de televisión y disfruta aún de una autoridad en el país cuando se trata del medio ambiente. Collomb, porque pertenecía al círculo íntimo de Macron y hasta este inicio de curso había exhibido una lealtad inquebrantable. Ambos dimitieron, además, de una forma heterodoxa: Hulot, anunciándola por sorpresa y en directo en la radio y sin avisar antes al presidente; Collomb, sembrando durante semanas la confusión y anunciándolo de manera secuenciada y equívoca.
Su dimisión agrava la sensación de fragilidad de un presidente que cae en los sondeos y, por primera vez, da la sensación de no controlar a su equipo.
Marc Bassets
París, El País
Gérard Collomb, ministro francés de Interior y aliado de primera hora de Emmanuel Macron, ha abocado al presidente francés hacia una nueva crisis de gobierno tras una rocambalesca renuncia que siembra dudas sobre la habilidad del presidente para mantener unido a su equipo. Collomb, que desea volver a su antiguo cargo de alcalde de Lyon, insistió el martes, por segundo día consecutivo, en presentar su dimisión. Y esta vez lo logró.
En la primera ocasión, Macron se la había rechazado. En la segunda, y tras aplazar la respuesta varias horas, el presidente la acabó aceptando, y se resignó así a perder a una de las piezas esenciales del macronismo. El veterano alcalde fue una de las primeras figuras del Partido Socialista en apoyarle en la campaña para las elecciones presidenciales de 2017.
“Mantengo mi propuesta de dimitir”, dijo Collomb a Le Figaro. En declaraciones al diario Le Progrès de Lyon, precisó: "Sí, vuelvo a Lyon ahora". Un cable de la agencia France Presse confirmó a las 00.36 del miércoles, hora local, que finalmente Macron aceptaba la voluntad de quien un día fue uno de sus hombres de confianza.
El desafío a Macron es insólito. Primero, por la pérdida de quien, por el cargo que ocupaba, era un peso pesado, aunque siempre mantuvo un perfil modesto, y brilló poco. Al ministro del Interior le llaman el primer poli de Francia. Es un cargo que, en el pasado, ha catapultado a su ocupante al puesto de primer ministro, como Manuel Valls, o incluso al de presidente, como Nicolas Sarkozy.
El desafío es insólito, también, por las maneras: una especie de comedia de enredos impropia de un Gobierno teóricamente gestionado de manera ordenada y sobre todo vertical, donde nadie se movía sin la aprobación del jefe de Estado.
En comentarios recientes a la prensa, Collomb se había quejado del elitismo de Macron y su desconexión con la Francia de provincias. “Ya no somos muchos los que todavía podemos hablar como él. Los que hablan con franqueza a Macron son los que estaban desde el principio", dijo hace unos días. "En todo caso, acabará por no aguantarme".
Durante su mandato, el ministro defendió las medidas más duras contra los inmigrantes sin papeles. Se distanció del presidente tras revelarse el caso de Alexandre Benalla, el jefe de seguridad de Macron que el 1 de mayo fue grabado agrediendo a manifestantes.
Collomb ya dijo, hace dos semanas, que tras las elecciones europeas de 2019 se retiraría para presentarse a la alcaldía de Lyon, pero ahora quiere adelantar la retirada, y el Elíseo parece haber cedido a su voluntad. En la entrevista con Le Progrès, da por hecho que es cuestión de horas, y que sólo falta encontrar el nombre del sustituto. El actual alcalde de Lyon, Georges Képénékian, dimitió para permitir a Collomb asumir el cargo.
En agosto dimitió otra pieza clave del Gobierno, el ministro de Ecología Nicolas Hulot. Hulot y Collomb eran dos de los aliados más valiosos del presidente. El primero, por su popularidad en Francia, donde fue una estrella de televisión y disfruta aún de una autoridad en el país cuando se trata del medio ambiente. Collomb, porque pertenecía al círculo íntimo de Macron y hasta este inicio de curso había exhibido una lealtad inquebrantable. Ambos dimitieron, además, de una forma heterodoxa: Hulot, anunciándola por sorpresa y en directo en la radio y sin avisar antes al presidente; Collomb, sembrando durante semanas la confusión y anunciándolo de manera secuenciada y equívoca.
Su dimisión agrava la sensación de fragilidad de un presidente que cae en los sondeos y, por primera vez, da la sensación de no controlar a su equipo.