6 grandes dudas y desafíos que se abren con la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil
Es la primera vez en la historia que un candidato tan controversial, con un discurso extremista y antisistema, se convierte en presidente electo democráticamente del país más grande de América Latina. Temores y expectativas de un gobierno que promete ser distinto a todos y del que toda la región estará pendiente
Darío Mizrahi
dmizrahi@infobae.com
Una vez más, lo que hasta hace unos meses parecía imposible, sucedió. Jair Bolsonaro, tal vez el candidato más polémico del que se tenga registro en Latinoamérica, llegó a la presidencia de Brasil. Contra los pronósticos de muchos analistas, el discurso políticamente incorrecto hasta el extremo le permitió ampliar su ventaja e imponerse a Fernando Haddad, del PT, en el ballotage.
Sus antecedentes y el modo en el que llevó adelante la campaña despiertan enormes interrogantes sobre el futuro del país. Entre otras peculiaridades, será el primer presidente que no pertenece a ninguno de los tres partidos grandes de Brasil: el PT de Lula da Silva, el MDB de Michel Temer y el PSDB de Fernando Henrique Cardoso. Es más, se declaró enemigo del establishment político y promete destruirlo.
El propio Bolsonaro, que afirma no entender de economía, le dio carta blanca al futuro ministro durante la campaña
Bolsonaro será también el primer mandatario de la postdictadura que es militar y que reivindica abiertamente al régimen que estuvo vigente entre 1964 y 1985. Además de reforzar la militarización de la seguridad interior, propone armar a la población civil.
Por otro lado, nunca un presidente latinoamericano se había expresado en contra de las minorías con la virulencia de Bolsonaro. "Sería incapaz de amar a un hijo homosexual, preferiría que muera en un accidente"; "los afrodescendientes no hacen nada, creo que ni como reproductores sirven"; e "indios hediondos, no educados y no hablantes de la lengua", son sólo algunos ejemplos.
Por todas estas razones, el arribo del ex capitán del Ejército al Palacio del Planalto despierta dudas e inquietudes sin precedentes. Estas son algunas de las más urgentes:
1. La economía
Con un magro crecimiento del PIB proyectado para 2018, Brasil aún no se recupera de la dura caída de más de siete puntos acumulada entre 2015 y 2016. Crecer por encima de 2%, algo que no consigue desde hace cinco años, es el gran desafío de la nueva administración.
"El plan de gobierno comienza por la propuesta de fusionar los ministerios de Economía, Hacienda, Planeamiento, Industria y Comercio en las manos del gurú Paulo Guedes, un economista liberal. El propio Bolsonaro, que afirma no entender de economía, le dio carta blanca al futuro ministro durante la campaña. Es una considerable concentración de poder", dijo a Infobae la politóloga Mércia Alves, investigadora de la Universidad Federal de São Carlos.
Correría el riesgo de que se agote rápidamente el período de luna de miel con el Poder Legislativo, y de entrar en una espiral de conflictividad
Guedes, formado en la Universidad de Chicago y muy respetado por los mercados internacionales, quiere implementar un ambicioso paquete de reformas liberales. No hay dudas de que va a ser fuertemente resistido por los sindicatos y por parte de la opinión pública, así que está por verse cuánto podrá avanzar y a qué costo político.
"Es difícil decir qué medidas serán aprobadas, pero posiblemente haya algunas salientes: la reforma del sistema previsional, la desregulación del mercado de trabajo, privatizaciones y un mayor control del gasto público", enumeró Maurício Michel Rebello, profesor de ciencia política en la Universidad Federal de la Frontera Sur, consultado por Infobae.
El Congreso de Brasil será el más fragmentado de la historia (AP)
El Congreso de Brasil será el más fragmentado de la historia (AP)
2. La relación con el Congreso
Para llevar adelante su programa, Bolsonaro necesitará negociar, y mucho, en el Parlamento. Su partido, el Social Liberal (PSL), controlará a sólo a 52 de los 513 diputados, y a apenas cuatro de los 81 senadores.
Los gobiernos del PT y del PSDB tampoco habían tenido mayoría legislativa, pero habían construido coaliciones amplias con el MDB y con otras fuerzas menores. No está claro con quién tratará de coaligarse el ex capitán, más acostumbrado a la confrontación que al consenso.
No tenemos garantías de que las instituciones brasileñas sean suficientemente fuertes para frenar las acciones de Bolsonaro
"Si gobierna buscando utilizar su popularidad y las prerrogativas de su cargo para eludir las exigencias institucionales y la negociación con el Congreso, correría el riesgo de que se agote rápidamente el período de luna de miel con el Poder Legislativo, y de entrar en una espiral de conflictividad. No será fácil convencer a un Parlamento, que en la Cámara de Diputados tiene 30 partidos, de aprobar todo lo que quiera el Ejecutivo. Por otra parte, si aceptara hacer concesiones, se apartaría de la plataforma de moralidad en la política con la que muchos de sus electores lo asocian", dijo a Infobae João Botelho, profesor asociado del Área de Ciencia Política en la Universidad Federal de Goiás.
Bolsonaro tiene una ventaja. La experiencia de gobierno de Temer reveló que parte importante de la dirigencia política brasileña parece bastante alineada con las propuestas de Guedes. "Por la composición del Congreso, creo que la gobernabilidad va a ser relativamente tranquila", aventuró Rebello.
3. La política de seguridad
Una de las principales razones por las que Bolsonaro ganó las elecciones es la angustia de la población ante el aumento sostenido de la violencia criminal. En 2017 fueron asesinadas 63.880 personas en Brasil, un 3% más que en 2016. Son 30,8 homicidios cada 100.000 habitantes, más que México, donde son 25. Sus votantes creen que, por su formación militar, va a aumentar la seguridad reprimiendo la delincuencia con mayor firmeza.
"La propuesta de 'armar a los ciudadanos de bien', usando a países como Estados Unidos y Alemania como modelos, implica facilitar la portación de armas —dijo Alves—. En el primer semestre del año ya hubo más de 26.000 homicidios, la mayoría por armas de fuego. El total de muertes violentas en Brasil es 30 veces mayor al de Europa y aún superior al de países en guerra".
En Brasil muere una persona cada 19 horas víctima de homofobia, y es el país en el que más travestis y transexuales son asesinados
La seguridad está militarizada desde hace tiempo en Brasil. El caso extremo es Río de Janeiro, estado por el cual es diputado Bolsonaro, que desde principios de año tiene a la policía intervenida por las Fuerzas Armadas, por decisión de Temer. Lo cierto es que el efecto sobre la violencia fue el contrario al esperado en los últimos años.
"El peligro es que crezcan acciones que son notoriamente ilegales. Bolsonaro ya se declaró en favor de grupos de exterminio como solución a los problemas de inseguridad. Aunque luego haya intentado moderar su discurso, no hay garantía de que no siga pensando lo mismo ni de que no vaya a darle carta blanca a esos grupos y a las propias fuerzas de seguridad para que maten indiscriminadamente en las zonas pobres y periféricas del país", sostuvo Botelho.
4. Las minorías
"Algunas minorías —dijo Rebello—, como el movimiento LGBT, la izquierda, los intelectuales, los artistas y distintas comunidades étnicas, están asustadas porque, en el pasado, Bolsonaro se mostró contrario a las pautas de estos grupos. La esperanza es que el presidente electo tenga serenidad en algunas cuestiones".
El principal interrogante es qué puede pasar con el colectivo LGBT, porque fue uno de los más atacados por Bolsonaro a lo largo de su carrera política. Es verdad que en el tramo final de la campaña se mostró mucho más tolerante y hasta difundió un video junto al famoso maquillador Lili Ferraz, en un intento de acercarse al público gay. Pero la preocupación está latente.
"En Brasil muere una persona cada 19 horas víctima de homofobia, y es el país en el que más travestis y transexuales son asesinados —dijo Alves—. Hubo un aumento del 30% en 2018 en relación al año anterior, cuando sumaron 445 homicidios, el mayor número desde que hay registros. Además, Brasil tiene el liderazgo en crímenes de género".
5. La relación con la Justicia
Los últimos presidentes brasileños tuvieron serios inconvenientes judiciales por su participación en distintos escándalos de corrupción. Habrá que ver cómo reacciona Bolsonaro si algún integrante de su gobierno o de su círculo íntimo empieza a ser investigado.
No es muy alentador lo que dijo antes de la primera vuelta su hijo Eduardo, que se convirtió en el diputado más votado de la historia de Brasil. "Si uno quiere cerrar el Supremo Tribunal Federal no manda un jeep, manda un soldado y un cabo", respondió cuando le preguntaron por la posibilidad de que el cuerpo tome alguna decisión contra su padre. La declaración fue repudiada por todo el arco político.
"No tenemos garantías de que las instituciones brasileñas sean suficientemente fuertes para frenar las acciones de Bolsonaro en caso de que intente llevar adelante mucho de lo que ha manifestado a lo largo de su carrera. Hay personas en posición de mando en las instituciones de control que están temerosas del apoyo militar que tiene, y podrían no cumplir sus funciones para preservarse. Desafortunadamente, no sería la primera vez que eso ocurre en Brasil", afirmó Botelho.
6. El futuro de la democracia brasileña
"De las cualidades y principios que se exige de un jefe de Estado, lo más importante es la diplomacia —dijo Alves—. Sin embargo, el presidente electo desea la muerte, la sumisión o el exilio de sus adversarios y de grupos minoritarios, y no muestra ningún aprecio por los procedimientos democráticos. Su discurso es ciertamente el mayor riesgo para la reciente democracia brasileña".
Una muestra clara de la temeridad comunicacional de Bolsonaro es la insistencia con la que dijo que iba a desconocer el resultado de las elecciones si no resultaba ganador. Antes de la primera vuelta insinuó que podía haber un fraude electrónico, y luego, tras haber sacado más de 49 millones de votos, afirmó que no pudo evitar el ballotage por los sufragios que le robaron.
"El país y sus instituciones tendrán que estar muy vigilantes de que un eventual gobierno de Bolsonaro no atente contra las reglas del juego y de la convivencia democrática. Por ejemplo, no hace falta que imponga la censura sobre la libertad de expresión para que ocurra de hecho, una vez que él estimule un clima de animosidad en contra de toda fuente de noticias que le sean desfavorables. Eso generaría persecución en contra de los emisores de información y haría que se autocensuren", afirmó Botelho.
Su discurso es ciertamente el mayor riesgo para la reciente democracia brasileña
Aún más alarmante es el rol que pueden tener las Fuerzas Armadas, que estarán más presentes que en cualquier otro gobierno desde el regreso de la democracia. No sólo él tiene pasado militar. También muchos de su círculo.
El que más se destaca es el general Hamilton Mourao, futuro vicepresidente. El año pasado, en una suerte de ultimátum a los jueces para que encarcelen a los dirigentes políticos investigados por corrupción, advirtió: "O las instituciones solucionan este problema político, a través de la acción de la Justicia, retirando de la vida pública a esos elementos involucrados en ilícitos, o nosotros vamos a tener que imponerlo".
"Bolsonaro articulará su gobierno con sectores militares. Su participación política es común en la historia de América Latina y, generalmente, no ha sido positiva para la democracia. No obstante, el contexto mundial no es el mismo que el de la Guerra Fría, y se esperaría que los militares estén ahora subordinados a las autoridades civiles, democráticamente electas", concluyó Rebello.
Darío Mizrahi
dmizrahi@infobae.com
Una vez más, lo que hasta hace unos meses parecía imposible, sucedió. Jair Bolsonaro, tal vez el candidato más polémico del que se tenga registro en Latinoamérica, llegó a la presidencia de Brasil. Contra los pronósticos de muchos analistas, el discurso políticamente incorrecto hasta el extremo le permitió ampliar su ventaja e imponerse a Fernando Haddad, del PT, en el ballotage.
Sus antecedentes y el modo en el que llevó adelante la campaña despiertan enormes interrogantes sobre el futuro del país. Entre otras peculiaridades, será el primer presidente que no pertenece a ninguno de los tres partidos grandes de Brasil: el PT de Lula da Silva, el MDB de Michel Temer y el PSDB de Fernando Henrique Cardoso. Es más, se declaró enemigo del establishment político y promete destruirlo.
El propio Bolsonaro, que afirma no entender de economía, le dio carta blanca al futuro ministro durante la campaña
Bolsonaro será también el primer mandatario de la postdictadura que es militar y que reivindica abiertamente al régimen que estuvo vigente entre 1964 y 1985. Además de reforzar la militarización de la seguridad interior, propone armar a la población civil.
Por otro lado, nunca un presidente latinoamericano se había expresado en contra de las minorías con la virulencia de Bolsonaro. "Sería incapaz de amar a un hijo homosexual, preferiría que muera en un accidente"; "los afrodescendientes no hacen nada, creo que ni como reproductores sirven"; e "indios hediondos, no educados y no hablantes de la lengua", son sólo algunos ejemplos.
Por todas estas razones, el arribo del ex capitán del Ejército al Palacio del Planalto despierta dudas e inquietudes sin precedentes. Estas son algunas de las más urgentes:
1. La economía
Con un magro crecimiento del PIB proyectado para 2018, Brasil aún no se recupera de la dura caída de más de siete puntos acumulada entre 2015 y 2016. Crecer por encima de 2%, algo que no consigue desde hace cinco años, es el gran desafío de la nueva administración.
"El plan de gobierno comienza por la propuesta de fusionar los ministerios de Economía, Hacienda, Planeamiento, Industria y Comercio en las manos del gurú Paulo Guedes, un economista liberal. El propio Bolsonaro, que afirma no entender de economía, le dio carta blanca al futuro ministro durante la campaña. Es una considerable concentración de poder", dijo a Infobae la politóloga Mércia Alves, investigadora de la Universidad Federal de São Carlos.
Correría el riesgo de que se agote rápidamente el período de luna de miel con el Poder Legislativo, y de entrar en una espiral de conflictividad
Guedes, formado en la Universidad de Chicago y muy respetado por los mercados internacionales, quiere implementar un ambicioso paquete de reformas liberales. No hay dudas de que va a ser fuertemente resistido por los sindicatos y por parte de la opinión pública, así que está por verse cuánto podrá avanzar y a qué costo político.
"Es difícil decir qué medidas serán aprobadas, pero posiblemente haya algunas salientes: la reforma del sistema previsional, la desregulación del mercado de trabajo, privatizaciones y un mayor control del gasto público", enumeró Maurício Michel Rebello, profesor de ciencia política en la Universidad Federal de la Frontera Sur, consultado por Infobae.
El Congreso de Brasil será el más fragmentado de la historia (AP)
El Congreso de Brasil será el más fragmentado de la historia (AP)
2. La relación con el Congreso
Para llevar adelante su programa, Bolsonaro necesitará negociar, y mucho, en el Parlamento. Su partido, el Social Liberal (PSL), controlará a sólo a 52 de los 513 diputados, y a apenas cuatro de los 81 senadores.
Los gobiernos del PT y del PSDB tampoco habían tenido mayoría legislativa, pero habían construido coaliciones amplias con el MDB y con otras fuerzas menores. No está claro con quién tratará de coaligarse el ex capitán, más acostumbrado a la confrontación que al consenso.
No tenemos garantías de que las instituciones brasileñas sean suficientemente fuertes para frenar las acciones de Bolsonaro
"Si gobierna buscando utilizar su popularidad y las prerrogativas de su cargo para eludir las exigencias institucionales y la negociación con el Congreso, correría el riesgo de que se agote rápidamente el período de luna de miel con el Poder Legislativo, y de entrar en una espiral de conflictividad. No será fácil convencer a un Parlamento, que en la Cámara de Diputados tiene 30 partidos, de aprobar todo lo que quiera el Ejecutivo. Por otra parte, si aceptara hacer concesiones, se apartaría de la plataforma de moralidad en la política con la que muchos de sus electores lo asocian", dijo a Infobae João Botelho, profesor asociado del Área de Ciencia Política en la Universidad Federal de Goiás.
Bolsonaro tiene una ventaja. La experiencia de gobierno de Temer reveló que parte importante de la dirigencia política brasileña parece bastante alineada con las propuestas de Guedes. "Por la composición del Congreso, creo que la gobernabilidad va a ser relativamente tranquila", aventuró Rebello.
3. La política de seguridad
Una de las principales razones por las que Bolsonaro ganó las elecciones es la angustia de la población ante el aumento sostenido de la violencia criminal. En 2017 fueron asesinadas 63.880 personas en Brasil, un 3% más que en 2016. Son 30,8 homicidios cada 100.000 habitantes, más que México, donde son 25. Sus votantes creen que, por su formación militar, va a aumentar la seguridad reprimiendo la delincuencia con mayor firmeza.
"La propuesta de 'armar a los ciudadanos de bien', usando a países como Estados Unidos y Alemania como modelos, implica facilitar la portación de armas —dijo Alves—. En el primer semestre del año ya hubo más de 26.000 homicidios, la mayoría por armas de fuego. El total de muertes violentas en Brasil es 30 veces mayor al de Europa y aún superior al de países en guerra".
En Brasil muere una persona cada 19 horas víctima de homofobia, y es el país en el que más travestis y transexuales son asesinados
La seguridad está militarizada desde hace tiempo en Brasil. El caso extremo es Río de Janeiro, estado por el cual es diputado Bolsonaro, que desde principios de año tiene a la policía intervenida por las Fuerzas Armadas, por decisión de Temer. Lo cierto es que el efecto sobre la violencia fue el contrario al esperado en los últimos años.
"El peligro es que crezcan acciones que son notoriamente ilegales. Bolsonaro ya se declaró en favor de grupos de exterminio como solución a los problemas de inseguridad. Aunque luego haya intentado moderar su discurso, no hay garantía de que no siga pensando lo mismo ni de que no vaya a darle carta blanca a esos grupos y a las propias fuerzas de seguridad para que maten indiscriminadamente en las zonas pobres y periféricas del país", sostuvo Botelho.
4. Las minorías
"Algunas minorías —dijo Rebello—, como el movimiento LGBT, la izquierda, los intelectuales, los artistas y distintas comunidades étnicas, están asustadas porque, en el pasado, Bolsonaro se mostró contrario a las pautas de estos grupos. La esperanza es que el presidente electo tenga serenidad en algunas cuestiones".
El principal interrogante es qué puede pasar con el colectivo LGBT, porque fue uno de los más atacados por Bolsonaro a lo largo de su carrera política. Es verdad que en el tramo final de la campaña se mostró mucho más tolerante y hasta difundió un video junto al famoso maquillador Lili Ferraz, en un intento de acercarse al público gay. Pero la preocupación está latente.
"En Brasil muere una persona cada 19 horas víctima de homofobia, y es el país en el que más travestis y transexuales son asesinados —dijo Alves—. Hubo un aumento del 30% en 2018 en relación al año anterior, cuando sumaron 445 homicidios, el mayor número desde que hay registros. Además, Brasil tiene el liderazgo en crímenes de género".
5. La relación con la Justicia
Los últimos presidentes brasileños tuvieron serios inconvenientes judiciales por su participación en distintos escándalos de corrupción. Habrá que ver cómo reacciona Bolsonaro si algún integrante de su gobierno o de su círculo íntimo empieza a ser investigado.
No es muy alentador lo que dijo antes de la primera vuelta su hijo Eduardo, que se convirtió en el diputado más votado de la historia de Brasil. "Si uno quiere cerrar el Supremo Tribunal Federal no manda un jeep, manda un soldado y un cabo", respondió cuando le preguntaron por la posibilidad de que el cuerpo tome alguna decisión contra su padre. La declaración fue repudiada por todo el arco político.
"No tenemos garantías de que las instituciones brasileñas sean suficientemente fuertes para frenar las acciones de Bolsonaro en caso de que intente llevar adelante mucho de lo que ha manifestado a lo largo de su carrera. Hay personas en posición de mando en las instituciones de control que están temerosas del apoyo militar que tiene, y podrían no cumplir sus funciones para preservarse. Desafortunadamente, no sería la primera vez que eso ocurre en Brasil", afirmó Botelho.
6. El futuro de la democracia brasileña
"De las cualidades y principios que se exige de un jefe de Estado, lo más importante es la diplomacia —dijo Alves—. Sin embargo, el presidente electo desea la muerte, la sumisión o el exilio de sus adversarios y de grupos minoritarios, y no muestra ningún aprecio por los procedimientos democráticos. Su discurso es ciertamente el mayor riesgo para la reciente democracia brasileña".
Una muestra clara de la temeridad comunicacional de Bolsonaro es la insistencia con la que dijo que iba a desconocer el resultado de las elecciones si no resultaba ganador. Antes de la primera vuelta insinuó que podía haber un fraude electrónico, y luego, tras haber sacado más de 49 millones de votos, afirmó que no pudo evitar el ballotage por los sufragios que le robaron.
"El país y sus instituciones tendrán que estar muy vigilantes de que un eventual gobierno de Bolsonaro no atente contra las reglas del juego y de la convivencia democrática. Por ejemplo, no hace falta que imponga la censura sobre la libertad de expresión para que ocurra de hecho, una vez que él estimule un clima de animosidad en contra de toda fuente de noticias que le sean desfavorables. Eso generaría persecución en contra de los emisores de información y haría que se autocensuren", afirmó Botelho.
Su discurso es ciertamente el mayor riesgo para la reciente democracia brasileña
Aún más alarmante es el rol que pueden tener las Fuerzas Armadas, que estarán más presentes que en cualquier otro gobierno desde el regreso de la democracia. No sólo él tiene pasado militar. También muchos de su círculo.
El que más se destaca es el general Hamilton Mourao, futuro vicepresidente. El año pasado, en una suerte de ultimátum a los jueces para que encarcelen a los dirigentes políticos investigados por corrupción, advirtió: "O las instituciones solucionan este problema político, a través de la acción de la Justicia, retirando de la vida pública a esos elementos involucrados en ilícitos, o nosotros vamos a tener que imponerlo".
"Bolsonaro articulará su gobierno con sectores militares. Su participación política es común en la historia de América Latina y, generalmente, no ha sido positiva para la democracia. No obstante, el contexto mundial no es el mismo que el de la Guerra Fría, y se esperaría que los militares estén ahora subordinados a las autoridades civiles, democráticamente electas", concluyó Rebello.