VALENCIA 0-JUVENTUS 2 / Con y sin Cristiano, mucha Juve
El Valencia cayó derrotado en Mestalla con dos goles de penalti de Pjanic pese a la expulsión del portugués en la primera mitad. Parejo falló una pena máxima.
Conrado Valle
As
Cristiano estaba de vuelta por su competición fetiche y también por España. Mestalla era el escenario de su bautismo en la Champions con la vecchia signora y sucedió que se cayó de la pila al poco de empezar la ceremonia. En verdad, más bien, lo echaron de ella. Cristiano sufrió su primera expulsión en el torneo, la séptima de su carrera por roja directa. Ello por entender un asistente del colegiado Felix Brych que había agarrado del pelo a Jeison Murillo. Las imágenes de televisión no reflejaban tal castigo. Pero en la Champions no hay VAR. Así que Cristiano se marchó hacia vestuarios. Él con lágrimas, Mestalla con alegría. Era el minuto 28 y el Valencia se creía entonces con opciones. Se veía con ellas. Pero no las tuvo. Aún con diez, demasiado rival, mucha Juve. Esto es Champions.
La Juventus evidenció que con Cristiano ha ganado en empaque, en presencia. Con él es candidato firme a llevarse la ‘Orejona’ de Madrid a Turín. Sin Cristiano demostró ser un equipazo. Antes de la expulsión del portugués la vecchia signora perdonó lo que en Champions se suele castigar. Neto y la fortuna salvaron al Valencia en esa fase de la quema. Erró a bocajarro Mandzukic, falló otra Khedira, que se marchó lesionado, y también otra después Bernardeschi. Ello con un activo Cristiano, que con Allegri cae más en banda de lo que últimamente acostumbrada por Madrid.
Pero llegó su expulsión y el Valencia veía luz donde antes solo bianconeros. Neto respiró, más aún Vezo. Gayà empezaba a ver a Cancelo por su campo y no solo por el suyo; mientras que Guedes y Rodrigo corrían con el balón en sus pies y no siempre tras él. Ahí la tuvo Batshuayi, en la mejor de los ché. En su única prácticamente durante los 90 minutos. El belga dejó sentado a Chiellini, aunque Szczesny se le hizo grande.
Allegri había mandado a los suyos a las catacumbas. La cabra tira al monte y los italianos saben encerrarse. Pueden perder a un jugador pero no el oficio. Wass y Parejo no encontraban el camino. El dominio del Valencia era más por superioridad numérica que por fútbol. Matuidi y Can cerraban espacios y Bonucci achicaba agua. Pero además esta Juventus tiene recursos en todas sus líneas. Precisamente por uno de ellos le pagaron este verano al Valencia 40,4 millones: Joao Cancelo. El portugués primero envió el balón al larguero y tras el rechace fue arrasado por Parejo. Penalti con o sin VAR. Pjanic cogió el balón a sabiendas de que con Cristiano pocos lanzará y no falló. Mazazo y descanso.
Y a la vuelta de los vestuarios, más de lo mismo. Ni cinco minutos habían transcurrido y otro penalti a favor de la Juventus. También de poca discusión. Murillo agarró a Bonucci en un córner y Felix Brych los tenía a tres metros. Y Pjanic, erre que erre. Ese gol ya no era una losa. Era una pirámide. La Juventus con diez no había dado síntoma alguno de flaqueza y por contra el Valencia no mostraba síntomas de saber cómo meterle mano. Ello por más que Marcelino agitara el árbol. Vezo por Cheryshev, lo que llevó a Wass a jugar de lateral y a Carlos Soler junto a Parejo; Guedes por Mina y Gameiro por Batshuayi. Pero ni con frescura ni sin ella. Ni tampoco de penalti. Lo falló Parejo en el 96’. Al capitán se le hizo grande Szczesny. Al Valencia en general la Juventus.
Conrado Valle
As
Cristiano estaba de vuelta por su competición fetiche y también por España. Mestalla era el escenario de su bautismo en la Champions con la vecchia signora y sucedió que se cayó de la pila al poco de empezar la ceremonia. En verdad, más bien, lo echaron de ella. Cristiano sufrió su primera expulsión en el torneo, la séptima de su carrera por roja directa. Ello por entender un asistente del colegiado Felix Brych que había agarrado del pelo a Jeison Murillo. Las imágenes de televisión no reflejaban tal castigo. Pero en la Champions no hay VAR. Así que Cristiano se marchó hacia vestuarios. Él con lágrimas, Mestalla con alegría. Era el minuto 28 y el Valencia se creía entonces con opciones. Se veía con ellas. Pero no las tuvo. Aún con diez, demasiado rival, mucha Juve. Esto es Champions.
La Juventus evidenció que con Cristiano ha ganado en empaque, en presencia. Con él es candidato firme a llevarse la ‘Orejona’ de Madrid a Turín. Sin Cristiano demostró ser un equipazo. Antes de la expulsión del portugués la vecchia signora perdonó lo que en Champions se suele castigar. Neto y la fortuna salvaron al Valencia en esa fase de la quema. Erró a bocajarro Mandzukic, falló otra Khedira, que se marchó lesionado, y también otra después Bernardeschi. Ello con un activo Cristiano, que con Allegri cae más en banda de lo que últimamente acostumbrada por Madrid.
Pero llegó su expulsión y el Valencia veía luz donde antes solo bianconeros. Neto respiró, más aún Vezo. Gayà empezaba a ver a Cancelo por su campo y no solo por el suyo; mientras que Guedes y Rodrigo corrían con el balón en sus pies y no siempre tras él. Ahí la tuvo Batshuayi, en la mejor de los ché. En su única prácticamente durante los 90 minutos. El belga dejó sentado a Chiellini, aunque Szczesny se le hizo grande.
Allegri había mandado a los suyos a las catacumbas. La cabra tira al monte y los italianos saben encerrarse. Pueden perder a un jugador pero no el oficio. Wass y Parejo no encontraban el camino. El dominio del Valencia era más por superioridad numérica que por fútbol. Matuidi y Can cerraban espacios y Bonucci achicaba agua. Pero además esta Juventus tiene recursos en todas sus líneas. Precisamente por uno de ellos le pagaron este verano al Valencia 40,4 millones: Joao Cancelo. El portugués primero envió el balón al larguero y tras el rechace fue arrasado por Parejo. Penalti con o sin VAR. Pjanic cogió el balón a sabiendas de que con Cristiano pocos lanzará y no falló. Mazazo y descanso.
Y a la vuelta de los vestuarios, más de lo mismo. Ni cinco minutos habían transcurrido y otro penalti a favor de la Juventus. También de poca discusión. Murillo agarró a Bonucci en un córner y Felix Brych los tenía a tres metros. Y Pjanic, erre que erre. Ese gol ya no era una losa. Era una pirámide. La Juventus con diez no había dado síntoma alguno de flaqueza y por contra el Valencia no mostraba síntomas de saber cómo meterle mano. Ello por más que Marcelino agitara el árbol. Vezo por Cheryshev, lo que llevó a Wass a jugar de lateral y a Carlos Soler junto a Parejo; Guedes por Mina y Gameiro por Batshuayi. Pero ni con frescura ni sin ella. Ni tampoco de penalti. Lo falló Parejo en el 96’. Al capitán se le hizo grande Szczesny. Al Valencia en general la Juventus.