Trump cancela los fondos para los refugiados en su estrategia de presión a los palestinos

EE UU exige reducir a una décima parte los cinco millones de exiliados registrados

Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
El curso comenzó el miércoles en los 700 colegios de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, pese a la amenaza del recorte financiero de Estados Unidos. Pero el medio millón de alumnos que asisten a clase en Gaza y Cisjordania y en los países de la diáspora solo tienen garantizada la escolarización hasta fin de mes. La Administración del presidente Donald Trump ha cancelado todas sus aportaciones a la UNRWA, según confirmó este viernes el Departamento de Estado, para intensificar la presión diplomática sobre la Autoridad Palestina.


En Gaza los estudiantes no recibirán este curso el material escolar que ocho de cada de diez familias no pueden costearse. Para reducir gastos, la agencia de la ONU ha instaurado por primera vez tres turnos diarios de clases. Después de haber recortado en enero en una sexta parte su aportación anual de 350 millones de dólares (300 millones de euros), EE UU ha decidido suprimir la entrega del resto de los fondos, que constituyen una tercera parte del presupuesto con el que la UNRWA ofrece servicios de educación, sanitarios y sociales a más de cinco millones de refugiados palestinos.

La información, que comenzó a circular a principios de esta semana en la prensa israelí, había sido anticipada sucesivamente por Foreign Policy, The Washington Post y The New York Times. El Departamento de Estado la confirmó oficialmente en la noche del viernes. El recorte de la acción humanitaria que Washington ha sostenido como principal contribuyente internacional desde 1949 amenaza con desestabilizar los territorios palestinos —donde viven más de dos millones de desterrados— y sacudir el equilibrio social de naciones vecinas como Jordania (dos millones de refugiados), Siria (530.000) y Líbano (464.000).

La UNRWA fue creada por Naciones Unidas después de la guerra que estalló entre países árabes y el Estado de Israel, fundado en 1948 tras la partición de la Palestina bajo mandato británico que la Asamblea General había aprobado el año anterior. Más de 700.000 palestinos se vieron forzados entonces a abandonar sus casas y tierras ante el avance israelí. Los supervivientes de este desplazamiento masivo y sus descendientes conforman una diáspora tutelada que conserva un teórico de derecho de retorno a los lugares que dejaron atrás sus familias hace siete décadas. O a ser compensados por el valor económico de sus propiedades.

El regreso de más de cinco millones de refugiados palestinos al actual territorio israelí representaría un vuelco demográfico para el Estado judío. Por esta razón, los gobernantes hebreos se han negado históricamente a aceptar el derecho de retorno, un escollo contra el que se han estrellado todas las negociaciones de paz.

La decisión de cancelar los fondos para la UNRWA fue adoptada en agosto por el consejero especial y yerno del presidente, Jared Kushner, a cargo del llamado plan de paz de Trump para Oriente Próximo, y el secretario de Estado, Mike Pompeo. La propuesta incluye una petición a la agencia de la ONU para que modifique los criterios que establecen quién tiene derecho al estatuto de refugiado palestino, con el objetivo de reducir su número a una décima parte.

La embajadora ante Naciones Unidas, Nikki Halley, fue la primera responsable de la Administración Trump en referirse al cambio de pautas. En una intervención en Washington, Halley reveló el martes que EE UU solo seguirá figurando como donante de la UNRWA “si se cambia la cifra de refugiados por un recuento más exacto”. Al igual que la enviada ante el organismo internacional, Kushner también comparte la tesis israelí —la reitera el primer ministro, Benjamín Netanyahu— de que una agencia especializada “perpetúa el problema de los refugiados palestinos y la supuesta narrativa del derecho de retorno”.
Jordania impulsa una conferencia de donantes

“Ningún país miembro de la ONU en particular puede por sí solo cambiar el estatuto del refugiado. La UNRWA tiene un mandato de la Asamblea General y que fue refrendado por última vez en 2016”, precisa el portavoz de la agencia, Chris Gunness, antes de advertir: “Necesitamos urgentemente 217 millones de dólares para completar el presupuesto; si no, tendremos que cerrar los colegios en pocas semanas”.

Jordania anunció el jueves que va a encabezar una conferencia de donantes durante la sesión de la Asamblea General que se inicia a finales de septiembre. “Cientos de miles de personas pueden caer en la desesperanza”, advirtió el ministro de Exteriores, Ayman Safadi, citado por Reuters. Alemania también se ha comprometido a aumentar sus aportaciones en una carta enviada por el jefe de su diplomacia, Heiko Maas, a sus homólogos de la Unión Europea.
Escollos apartados de la mesa de negociaciones

La nueva vuelta de tuerca de Trump en Oriente Próximo —tras la cancelación, hace una semana, de la partida de 200 millones de dólares de ayuda humanitaria a Gaza y Cisjordania—, forma parte de una estrategia de presión sobre el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, para que cese su boicot a los contactos con los mediadores estadounidenses. Washington intenta resucitar las negociaciones palestinas con el Gobierno israelí, sepultadas desde hace más de cuatro años, con un nuevo plan de paz apadrinado por Trump.

El rais palestino ordenó bloquear todas las relaciones después de la que Casa Blanca reconociera Jerusalén como capital del Estado judío en diciembre, rompiendo el consenso internacional de décadas sobre el estatuto de la Ciudad Santa.

Una vez fuera de la mesa el contencioso sobre Jerusalén, el presidente republicano prosigue con sus expeditivas tácticas de antiguo magnate inmobiliario y pretende excluir de la negociación la espinosa cuestión de los refugiados y su derecho de retorno.

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