River ganó por primera vez y ahora piensa en la Copa y en Boca
En el Monumental, superó por 4-1 a San Martin de San Juan con goles de Mora -2-, Mayada y Pity Martínez. El miércoles va contra Independiente por la Libertadores y el domingo visitará la Bombonera.
Clarín
Vení, River. Vení, hacete amigo de la Superliga. Hacía tiempo que no se lo veía por estos lados, tan con la cabeza puesta en el ámbito continental. Tenía descuidado el conjunto de Núñez el torneo local. Cuatro empates en fila lo habían metido en una zona gris, que de a poco lo iba dejando lejos de los primeros puestos en los pasos iniciales de este camino que llegará a su final recién el año que viene. Sin embargo, en una tarde gris, los nubarrones se corrieron para el Millonario que volvió al fin a ser rico en casa. Entre polémicas varias, recuperó los goles y recuperó la sonrisa con el 4-1 ante San Martín de San Juan. Le vino justo para encarar ahora sí el duelo copero del miércoles contra Independiente en Avellaneda con una preocupación menos en la almohada. Y el próximo domingo, visitará a Boca en la Bombonera.
Enhorabuena, River fue River en la Superliga. Paradójico porque vestido íntegramente con su nueva indumentaria violeta parecía otro equipo. Pero, dejando de lado la pilcha poco convencional, la banda roja estuvo presente en el juego colectivo. No hubo una figura puntual, sacando el doblete de Rodrigo Mora. En su conjunto gustó y goleo el local, que guardó las piernas de más de medio equipo: Jonatan Maidana, Milton Casco, Leonardo Ponzio, Gonzalo Martínez, Exequiel Palacios (entró en el segundo tiempo), Rafael Santos Borré y Juan Fernando Quintero.
Nadie recordará que hubo unos 15 minutos de desconcierto en River. Fue al comienzo, ahí cuando San Martín amagó con jugarle de igual a igual en el mismísimo Monumental. De hecho, tuvo un par de situaciones como el tiro de Nicolás Da Campo por arriba y el de Nazareno Solís de zurda que tapó abajo Franco Armani, el dueño de toda el área riverplatense.
No pasó de una ingenua insinuación sanjuanina. River hizo pie en el mediocampo y de una buena recuperación de Bruno Zuculini, llegó una perfecta combinación entre Lucas Pratto y Mora que desembocó en el centro del Oso y el gol del uruguayo, que volvió a saborear el dulce grito después de varios meses (su último tanto había sido el 18 de febrero ante Godoy Cruz). Hubo quejas justificadas en el visitante porque la pelota se le había ido por completo a Pratto al momento de sacar el pase al medio.
Esta vez el primer asistente, Lucas Germanotta, no levantó su bandera como sí lo había hecho unos minutos antes en una jugada similar que tuvo como protagonista a Ignacio Fernández.
Camilo Mayada, que actuó como lateral izquierdo, estiró la ventaja con una buena trepada, que concluyó con él empujándola debajo del arco tras una serie de rebotes. Ese fue su séptimo gol en el club de Núñez. El tercero de River fue el segundo de Mora (¿se la llevó con la mano?), con esa definición ante un Ardente entregado, pues había quedado expuesto por un mal pase atrás de Claudio Mosca.
Tampoco nadie se acordará que después de ese tanto, River se relajó, San Martín apuró, marcó el descuento con un cabezazo de Facundo Erpen y lo hizo transpirar un par de veces más a Armani, que evitó otra caída de su valla. Y en ese momento en el que River parecía volver a generar las dudas del River del inicio de esta Superliga, Da Campo se hizo expulsar por un patadón desde atrás al pibe Palacios.
Y la pelota volvió a dominio millonario. Y Enzo Pérez se la punteó a Ardente que juró hasta por la madre que no lo tocó aunque Germán Delfino cobró el penal que convirtió el Pity Martínez (entró por un Scocco apagado).
El recambio le dio resultado al Muñeco Gallardo. River se amigó con los goles y con el triunfo en la competencia local justo a tiempo, antes de los cuartos de la Copa Libertadores y del Superclásico en La Bombonera. Y sigue estirando su invicto: ya lleva 27 partidos consecutivos en total sin perder y su idea es sumarle dos porotos más a esa cuenta al término del domingo que viene.
Clarín
Vení, River. Vení, hacete amigo de la Superliga. Hacía tiempo que no se lo veía por estos lados, tan con la cabeza puesta en el ámbito continental. Tenía descuidado el conjunto de Núñez el torneo local. Cuatro empates en fila lo habían metido en una zona gris, que de a poco lo iba dejando lejos de los primeros puestos en los pasos iniciales de este camino que llegará a su final recién el año que viene. Sin embargo, en una tarde gris, los nubarrones se corrieron para el Millonario que volvió al fin a ser rico en casa. Entre polémicas varias, recuperó los goles y recuperó la sonrisa con el 4-1 ante San Martín de San Juan. Le vino justo para encarar ahora sí el duelo copero del miércoles contra Independiente en Avellaneda con una preocupación menos en la almohada. Y el próximo domingo, visitará a Boca en la Bombonera.
Enhorabuena, River fue River en la Superliga. Paradójico porque vestido íntegramente con su nueva indumentaria violeta parecía otro equipo. Pero, dejando de lado la pilcha poco convencional, la banda roja estuvo presente en el juego colectivo. No hubo una figura puntual, sacando el doblete de Rodrigo Mora. En su conjunto gustó y goleo el local, que guardó las piernas de más de medio equipo: Jonatan Maidana, Milton Casco, Leonardo Ponzio, Gonzalo Martínez, Exequiel Palacios (entró en el segundo tiempo), Rafael Santos Borré y Juan Fernando Quintero.
Nadie recordará que hubo unos 15 minutos de desconcierto en River. Fue al comienzo, ahí cuando San Martín amagó con jugarle de igual a igual en el mismísimo Monumental. De hecho, tuvo un par de situaciones como el tiro de Nicolás Da Campo por arriba y el de Nazareno Solís de zurda que tapó abajo Franco Armani, el dueño de toda el área riverplatense.
No pasó de una ingenua insinuación sanjuanina. River hizo pie en el mediocampo y de una buena recuperación de Bruno Zuculini, llegó una perfecta combinación entre Lucas Pratto y Mora que desembocó en el centro del Oso y el gol del uruguayo, que volvió a saborear el dulce grito después de varios meses (su último tanto había sido el 18 de febrero ante Godoy Cruz). Hubo quejas justificadas en el visitante porque la pelota se le había ido por completo a Pratto al momento de sacar el pase al medio.
Esta vez el primer asistente, Lucas Germanotta, no levantó su bandera como sí lo había hecho unos minutos antes en una jugada similar que tuvo como protagonista a Ignacio Fernández.
Camilo Mayada, que actuó como lateral izquierdo, estiró la ventaja con una buena trepada, que concluyó con él empujándola debajo del arco tras una serie de rebotes. Ese fue su séptimo gol en el club de Núñez. El tercero de River fue el segundo de Mora (¿se la llevó con la mano?), con esa definición ante un Ardente entregado, pues había quedado expuesto por un mal pase atrás de Claudio Mosca.
Tampoco nadie se acordará que después de ese tanto, River se relajó, San Martín apuró, marcó el descuento con un cabezazo de Facundo Erpen y lo hizo transpirar un par de veces más a Armani, que evitó otra caída de su valla. Y en ese momento en el que River parecía volver a generar las dudas del River del inicio de esta Superliga, Da Campo se hizo expulsar por un patadón desde atrás al pibe Palacios.
Y la pelota volvió a dominio millonario. Y Enzo Pérez se la punteó a Ardente que juró hasta por la madre que no lo tocó aunque Germán Delfino cobró el penal que convirtió el Pity Martínez (entró por un Scocco apagado).
El recambio le dio resultado al Muñeco Gallardo. River se amigó con los goles y con el triunfo en la competencia local justo a tiempo, antes de los cuartos de la Copa Libertadores y del Superclásico en La Bombonera. Y sigue estirando su invicto: ya lleva 27 partidos consecutivos en total sin perder y su idea es sumarle dos porotos más a esa cuenta al término del domingo que viene.