Opinión / Una oportunidad de justicia en el caso de la AMIA
Por Joseph M. Humire | El arresto de Assad Barakat en Brasil señala un esfuerzo regional para enfrentar el terrorismo y permite que Argentina esté más cerca de lograr aprehender a los responsables del atentado terrorista contra la AMIA
Infobae
La Policía Federal de Brasil detuvo al libanés Assad Ahmad Barakat, acusado por la justicia de Argentina, Estados Unidos y Paraguay de ser uno de los principales operadores financieros del grupo terrorista Hezbollah en la región. Las autoridades brasileñas atendieron a una solicitud presentada por Paraguay junto a la Interpol. La aprehensión de Barakat es un hito significativo en el esfuerzo regional contra el terrorismo y los crímenes transnacionales practicados por Hezbollah en América Latina; pero ella necesita ser acompañada de una serie de acciones que pueden incluir la extradición del extremista islámico a Estados Unidos o Argentina.
La aprehensión de Barakat también despierta la atención en Argentina, pues la célula de Hezbollah de la cual él forma parte fue la fuente de apoyo logístico y financiero utilizado por Irán para realizar el atentado contra la sede de la Asociación Mutual Israelita (AMIA), de Buenos Aires en 1994. El ataque dejó un saldo de 85 muertos y unos 300 heridos. Según la justicia argentina, el grupo también fue responsable de la explosión frente a la embajada de Israel en Buenos Aires, dos años antes.
El nombre de Assad Barakat está vinculado en varios de los informes sobre el caso de la AMIA. En 2003, la extinta SIDE produjo un extenso material de investigación sobre las redes involucradas con la voladura de la AMIA. El documento define a Barakat como un personaje clave para el funcionamiento de la estructura de Hezbollah en la región. El libanés nunca fue formalmente denunciado en Argentina por participación en el atentado, pero su nombre y el de algunos familiares están incluidos en varios puntos de la investigación. En un informe de la SIDE aparece la información de que cuando Barakat fue arrestado por primera vez, en el 2002, fue encontrado en su posesión mucho material a favor de Hezbollah y una carta firmada por Hassan Nashrallah que fuera enviada para el operativo en la Triple Frontera.
El mes pasado se hizo público que la Unidad de Información Financiera (UFI) había identificado una gigantesca red de lavado de dinero y evasión de divisas utilizada por Hezbollah a través de un casino en la Triple Frontera. Según las autoridades argentinas fueron lavados más de 10 millones de dólares. La investigación mostró que Barakat era un miembro activo y que circulaba por la región con una intensidad fuera de lo común. A veces valiéndose de registros migratorios legales, pero a veces utilizando formas clandestinas de ingresar y salir de Argentina hacia Brasil o Paraguay.
El Ministerio de Seguridad de Argentina ya empezó las gestiones para presentarle a Brasil un pedido de extradición de Barakat por estos crímenes que el gobierno argentino afirma sirvieron para lavar y encubrir el origen de fondos manejados por Hezbollah en la Triple Frontera. La extradición de Barakat, aunque por un crimen financiero, permitirá a los investigadores por la primera vez, arrestar a un operativo de Hezbollah involucrado con las redes financieras de Hezbollah.
Assad Barakat es el más notorio entre los demás miembros de la familia que están en la lista de personas sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por sus vinculaciones con Hezbollah desde el 2004. Desde entonces las autoridades de Argentina, Brasil y Paraguay identificaron la implicación de miembros del clan con una serie de crímenes transnacionales que revelaron que además de terrorista, Hezbollah es una organización criminal con alcance global.
En Paraguay y Argentina, los familiares y agregados del "clan" Barakat fueron arrestados, juzgados y condenados por crímenes de lavado de dinero, contrabando, evasión de divisas y narcotráfico. Además de las clásicas fuentes de ingresos asociados al comercio de productos de contrabando y falsificaciones en Paraguay, el grupo se asoció a organizaciones criminales locales, como los brasileños del PCC para enviar cocaína a Europa, África y Oriente Medio.
La célula de Hezbollah en la triple frontera hace parte de la misma estructura de envío de cocaína originaria de Bolivia y de las FARC en Colombia a Estados Unidos. Casos que ya están siendo conducidos por las autoridades de Estados Unidos. La aprehensión de Assad Barakat, que es el principal nombre de un "clan" chií de la Triple Frontera puede despertar el interés de las autoridades estadounidenses para juzgarlo por los crímenes cometidos contra Estados Unidos.
Hezbollah es un grupo terrorista fundado en el sur de Líbano a principios de los años 80. Considerado el brazo armado de Irán en el exterior, sus miembros poseen gran actividad en América del Sur, sobre todo en Venezuela, Brasil y Argentina. Desde su fundación, el grupo se ha valido de actividades criminales para financiarse. En la Triple Frontera, pasó a controlar el comercio de productos falsificados y de contrabando. En los años 90 ya actuaban con redes locales de tráfico de drogas. Actualmente, la organización opera rutas internacionales de tráfico de cocaína, sistemas de lavado de dinero y red capilar de militantes encubiertos por identidades falsas en casi todos los países de la región.
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La Policía Federal de Brasil detuvo al libanés Assad Ahmad Barakat, acusado por la justicia de Argentina, Estados Unidos y Paraguay de ser uno de los principales operadores financieros del grupo terrorista Hezbollah en la región. Las autoridades brasileñas atendieron a una solicitud presentada por Paraguay junto a la Interpol. La aprehensión de Barakat es un hito significativo en el esfuerzo regional contra el terrorismo y los crímenes transnacionales practicados por Hezbollah en América Latina; pero ella necesita ser acompañada de una serie de acciones que pueden incluir la extradición del extremista islámico a Estados Unidos o Argentina.
La aprehensión de Barakat también despierta la atención en Argentina, pues la célula de Hezbollah de la cual él forma parte fue la fuente de apoyo logístico y financiero utilizado por Irán para realizar el atentado contra la sede de la Asociación Mutual Israelita (AMIA), de Buenos Aires en 1994. El ataque dejó un saldo de 85 muertos y unos 300 heridos. Según la justicia argentina, el grupo también fue responsable de la explosión frente a la embajada de Israel en Buenos Aires, dos años antes.
El nombre de Assad Barakat está vinculado en varios de los informes sobre el caso de la AMIA. En 2003, la extinta SIDE produjo un extenso material de investigación sobre las redes involucradas con la voladura de la AMIA. El documento define a Barakat como un personaje clave para el funcionamiento de la estructura de Hezbollah en la región. El libanés nunca fue formalmente denunciado en Argentina por participación en el atentado, pero su nombre y el de algunos familiares están incluidos en varios puntos de la investigación. En un informe de la SIDE aparece la información de que cuando Barakat fue arrestado por primera vez, en el 2002, fue encontrado en su posesión mucho material a favor de Hezbollah y una carta firmada por Hassan Nashrallah que fuera enviada para el operativo en la Triple Frontera.
El mes pasado se hizo público que la Unidad de Información Financiera (UFI) había identificado una gigantesca red de lavado de dinero y evasión de divisas utilizada por Hezbollah a través de un casino en la Triple Frontera. Según las autoridades argentinas fueron lavados más de 10 millones de dólares. La investigación mostró que Barakat era un miembro activo y que circulaba por la región con una intensidad fuera de lo común. A veces valiéndose de registros migratorios legales, pero a veces utilizando formas clandestinas de ingresar y salir de Argentina hacia Brasil o Paraguay.
El Ministerio de Seguridad de Argentina ya empezó las gestiones para presentarle a Brasil un pedido de extradición de Barakat por estos crímenes que el gobierno argentino afirma sirvieron para lavar y encubrir el origen de fondos manejados por Hezbollah en la Triple Frontera. La extradición de Barakat, aunque por un crimen financiero, permitirá a los investigadores por la primera vez, arrestar a un operativo de Hezbollah involucrado con las redes financieras de Hezbollah.
Assad Barakat es el más notorio entre los demás miembros de la familia que están en la lista de personas sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por sus vinculaciones con Hezbollah desde el 2004. Desde entonces las autoridades de Argentina, Brasil y Paraguay identificaron la implicación de miembros del clan con una serie de crímenes transnacionales que revelaron que además de terrorista, Hezbollah es una organización criminal con alcance global.
En Paraguay y Argentina, los familiares y agregados del "clan" Barakat fueron arrestados, juzgados y condenados por crímenes de lavado de dinero, contrabando, evasión de divisas y narcotráfico. Además de las clásicas fuentes de ingresos asociados al comercio de productos de contrabando y falsificaciones en Paraguay, el grupo se asoció a organizaciones criminales locales, como los brasileños del PCC para enviar cocaína a Europa, África y Oriente Medio.
La célula de Hezbollah en la triple frontera hace parte de la misma estructura de envío de cocaína originaria de Bolivia y de las FARC en Colombia a Estados Unidos. Casos que ya están siendo conducidos por las autoridades de Estados Unidos. La aprehensión de Assad Barakat, que es el principal nombre de un "clan" chií de la Triple Frontera puede despertar el interés de las autoridades estadounidenses para juzgarlo por los crímenes cometidos contra Estados Unidos.
Hezbollah es un grupo terrorista fundado en el sur de Líbano a principios de los años 80. Considerado el brazo armado de Irán en el exterior, sus miembros poseen gran actividad en América del Sur, sobre todo en Venezuela, Brasil y Argentina. Desde su fundación, el grupo se ha valido de actividades criminales para financiarse. En la Triple Frontera, pasó a controlar el comercio de productos falsificados y de contrabando. En los años 90 ya actuaban con redes locales de tráfico de drogas. Actualmente, la organización opera rutas internacionales de tráfico de cocaína, sistemas de lavado de dinero y red capilar de militantes encubiertos por identidades falsas en casi todos los países de la región.