Los euroescépticos británicos luchan por boicotear el acuerdo con la UE

Un grupo de economistas partidarios del Brexit defiende la salida no negociada

Rafa de Miguel
El País
En sus mejores sueños, el Gobierno de Reino Unido querría cerrar un acuerdo de mínimos con la UE que le permitiera decir a su opinión pública "misión cumplida, ya estamos fuera", aunque poco cambiara en la práctica. El batallón de euroescépticos en las filas del Partido Conservador, sin embargo, conoce bien los mecanismos internos de Bruselas y acelera sus esfuerzos, en la recta final de las negociaciones, por tumbar la propuesta negociadora de la primera ministra, Theresa May, acabar con la propia May y forzar una salida abrupta de las instituciones comunitarias.


Todo vale en la guerra del Brexit mientras tenga una apariencia de seriedad. Es lo único que pide una opinión pública saturada ya tras dos años de monodebate. Un grupo de economistas partidarios del abandono completo de la UE presentó este lunes en sede parlamentaria lo que pretende ser una guía definitiva y tranquilizadora de las ventajas de que Reino Unido opere por libre en el comercio internacional, solo bajo el paraguas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Presente en la sala, para mostrar su apoyo a un estudio pretendidamente riguroso, estaba Boris Johnson, que se retuerce estos días por quitarse de encima la imagen de mujeriego alocado expulsado su hogar conyugal que los periódicos británicos -tabloides y serios- están proyectando.

"El incremento a largo plazo" -con una salida abrupta de la UE y comerciando solo según las reglas de la OMC- sería de cerca de un 7% en la próxima década y media, es decir, de medio punto extra anual. Los hogares medios verían incrementada su riqueza en un 8%, mientras que los hogares más pobres crecerían un 15% más. El Tesoro Público ingresaría un 10% extra, en torno a los 80.000 millones de libras esterlinas (unos 90.000 millones de euros)", asegura la guia de los economistas, en la que se promete que las aduanas seguirán funcionando sin problemas, los productos serán más baratos y se reducirán los aranceles de muchos de ellos. Todo eso, añaden, si la UE cede en sus pretensiones "y se atiene a la legalidad internacional". Desde las filas de los partidarios de permanecer en la Unión Europea se habla ya de un nuevo "Proyecto Fantasía" para referirse al estudio de estos economistas, parco en detalles, lleno de optimismo infundado y con un afán pretendidamente ridiculizador de los anuncios catastróficos que se leen estos días en los medios ante la perspectiva de un Brexit abrupto y no negociado.

Jacob Rees-Mogg, el político conservador ultracatólico que dirige el oscuro Centro de Investigaciones Europeas y abandera el ala más dura de los euroescépticos, se apresuró a alabar el rigor del informe económico. Eso a pesar de que él mismo ha repetido en los últimos meses, frente a los análisis de las principales firmas financieras, del Banco de Inglaterra o del propio Gobierno, que "ninguna predicción de aquí a 15 años vista tenía ningún sentido".

Pero lo más llamativo, sin duda, de la presentación, ha sido el hecho de que para exponer sus conclusiones, las de un grupo con tan pomposo nombre como el de Economistas para un Comercio Libre, solo hubiera en la mesa...un economista.

La ducha escocesa de realidad llegaba al bando de euroescépticos casi de modo simultáneo a la presentación del informe. El consejero delegado de Jaguar Land Rover, Ralf Speth, advertía de que una "mala salida" de Reino Unido de la Unión Europea puede causar una posible pérdida de "decenas de miles" de empleos y mostraba sus dudas de que las plantas pudieran seguir operando después del Brexit.

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