Kim y Moon se reunirán en Pyongyang entre el 18 y 20 de septiembre
El líder norcoreano "sigue comprometido con la desnuclearización", asegura la agencia de noticias norcoreana
Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
Entre el 18 y el 20 de septiembre. Estas son las fechas elegidas para la tercera cumbre coreana, en la que el líder del Norte, Kim Jong-un, y el presidente del Sur, Moon Jae-in, volverán a verse las caras, por tercera vez en lo que va de año. El objetivo es encarrilar de nuevo el proceso de normalización en la península, amenazado por el creciente desencuentro entre Pyongyang y la Casa Blanca de Donald Trump.
La esperadísima fecha la ha dado a conocer este jueves en Seúl el consejero de Seguridad Nacional surcoreano, Chung Eui-yong, después de que una delegación del sur, encabezada por él mismo, viajara a Pyongyang el miércoles y se reuniera con el propio Kim.
El anuncio llega apenas unos días antes de que este domingo el régimen norcoreano conmemore el 70 aniversario de su fundación con un gran desfile militar y entre grandes alharacas, que incluirán también la celebración, por primera vez en años, de sus “juegos masivos”, un espectáculo gimnástico en el que participan decenas de miles de personas. El presidente chino, Xi Jinping, enviará como emisario de su país a su “número tres”, Li Zhanshu.
Según Chung, la cumbre coreana se centrará en examinar qué pasos concretos deben tomarse para conseguir la desnuclearización de la península. Kim, ha asegurado, le reiteró su compromiso con ese objetivo. Algo que ha reiterado también la agencia de noticias norcoreana: las dos Coreas deben aumentar sus esfuerzos para lograr este objetivo, ha asegurado Kim, según esta fuente. Un objetivo a lo que ambos países han expresado su compromiso, pero que cada parte entiende de manera diferente. Para Pyongyang, incluye la desaparición del paraguas nuclear de Estados Unidos que protege al Sur y amenaza al Norte. Algo difícil de encajar para el Sur, al menos mientras su vecino no se deshaga por completo de su armamento nuclear.
Tras la histórica cumbre que celebraron en junio en Singapur Trump y Kim, la primera entre líderes de sus respectivos países, el proceso se encuentra en estos momentos en un punto muerto. Corea del Norte exige a Estados Unidos que haga gestos significativos, en respuesta a los que Pyongyang asegura haber dado. El régimen de la familia Kim anunció esta primavera la congelación de sus pruebas de misiles y desmanteló su centro de pruebas nucleares, y considera que Washington no ha ofrecido pasos equivalentes. Según Chung, el líder norcoreano le ha transmitido que la suspensión de las pruebas de misiles de largo alcance será permanente porque ha desmantelado también la base que utilizaba para ello en Tongchang-ri y ha “expresado su frustración por que el mundo no vea sus muestras de buena voluntad”.
La Casa Blanca se resiste a medidas como una relajación de las sanciones internacionales y considera que Pyongyang no ha avanzado lo suficientemente rápido en el proceso de desarme. El mes pasado Trump suspendió casi en el último momento un viaje a la capital norcoreana de su secretario de Estado, Mike Pompeo, con el argumento de que no se habían dado los progresos necesarios.
El alto funcionario surcoreano ha descartado que pueda celebrarse una reunión trilateral entre las dos Coreas y Estados Unidos en los márgenes de la Asamblea General de la ONU en Nueva York a finales de septiembre, como habían conjeturado algunos expertos. Las condiciones, ha sostenido, no son ahora mismo las adecuadas para un paso de este tipo.
Antes de la cumbre en Pyongyang, ha puntualizado Chung, altos funcionarios de las dos Coreas se reunirán la semana próxima para abordar detalles en torno a la seguridad, las comunicaciones y la cobertura de prensa.
Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
Entre el 18 y el 20 de septiembre. Estas son las fechas elegidas para la tercera cumbre coreana, en la que el líder del Norte, Kim Jong-un, y el presidente del Sur, Moon Jae-in, volverán a verse las caras, por tercera vez en lo que va de año. El objetivo es encarrilar de nuevo el proceso de normalización en la península, amenazado por el creciente desencuentro entre Pyongyang y la Casa Blanca de Donald Trump.
La esperadísima fecha la ha dado a conocer este jueves en Seúl el consejero de Seguridad Nacional surcoreano, Chung Eui-yong, después de que una delegación del sur, encabezada por él mismo, viajara a Pyongyang el miércoles y se reuniera con el propio Kim.
El anuncio llega apenas unos días antes de que este domingo el régimen norcoreano conmemore el 70 aniversario de su fundación con un gran desfile militar y entre grandes alharacas, que incluirán también la celebración, por primera vez en años, de sus “juegos masivos”, un espectáculo gimnástico en el que participan decenas de miles de personas. El presidente chino, Xi Jinping, enviará como emisario de su país a su “número tres”, Li Zhanshu.
Según Chung, la cumbre coreana se centrará en examinar qué pasos concretos deben tomarse para conseguir la desnuclearización de la península. Kim, ha asegurado, le reiteró su compromiso con ese objetivo. Algo que ha reiterado también la agencia de noticias norcoreana: las dos Coreas deben aumentar sus esfuerzos para lograr este objetivo, ha asegurado Kim, según esta fuente. Un objetivo a lo que ambos países han expresado su compromiso, pero que cada parte entiende de manera diferente. Para Pyongyang, incluye la desaparición del paraguas nuclear de Estados Unidos que protege al Sur y amenaza al Norte. Algo difícil de encajar para el Sur, al menos mientras su vecino no se deshaga por completo de su armamento nuclear.
Tras la histórica cumbre que celebraron en junio en Singapur Trump y Kim, la primera entre líderes de sus respectivos países, el proceso se encuentra en estos momentos en un punto muerto. Corea del Norte exige a Estados Unidos que haga gestos significativos, en respuesta a los que Pyongyang asegura haber dado. El régimen de la familia Kim anunció esta primavera la congelación de sus pruebas de misiles y desmanteló su centro de pruebas nucleares, y considera que Washington no ha ofrecido pasos equivalentes. Según Chung, el líder norcoreano le ha transmitido que la suspensión de las pruebas de misiles de largo alcance será permanente porque ha desmantelado también la base que utilizaba para ello en Tongchang-ri y ha “expresado su frustración por que el mundo no vea sus muestras de buena voluntad”.
La Casa Blanca se resiste a medidas como una relajación de las sanciones internacionales y considera que Pyongyang no ha avanzado lo suficientemente rápido en el proceso de desarme. El mes pasado Trump suspendió casi en el último momento un viaje a la capital norcoreana de su secretario de Estado, Mike Pompeo, con el argumento de que no se habían dado los progresos necesarios.
El alto funcionario surcoreano ha descartado que pueda celebrarse una reunión trilateral entre las dos Coreas y Estados Unidos en los márgenes de la Asamblea General de la ONU en Nueva York a finales de septiembre, como habían conjeturado algunos expertos. Las condiciones, ha sostenido, no son ahora mismo las adecuadas para un paso de este tipo.
Antes de la cumbre en Pyongyang, ha puntualizado Chung, altos funcionarios de las dos Coreas se reunirán la semana próxima para abordar detalles en torno a la seguridad, las comunicaciones y la cobertura de prensa.