El polémico fenómeno Hala, la niña tuitera siria a la que critica el Kremlin
La menor ha multiplicado en poco tiempo sus seguidores en Twitter con mensajes en inglés en contra de los bombardeos
Natalia Sancha
Beirut, El País
“Mi nombre es Hala, seis años, de la ciudad de Idlib”. Con estas palabras, una bandera rebelde pintarrajeada en el moflete y un emoticono arrancó el pasado 28 de julio el particular diario cibernético de la pequeña Hala en Twitter. Escribe en inglés y se dirige a la opinión pública occidental desde la capital homónima de la provincia de Idlib, la última que escapa al control de las tropas regulares sirias. Su perfil, que cuenta ya con 1.694 seguidores, alimenta la polémica. Su madre y el Frente Nacional para la Liberación – FLN y paraguas de facciones armadas insurrectas de Idlib respaldados por Turquía— defienden que se trata de visibilizar el sufrimiento del millón de niños ante las embestidas gubernamentales en la comarca. Para el Kremlin, Hala suma otro eslabón en la maquinaria de propaganda occidental-insurrecta.
“En Occidente los niños logran captar la atención de los gobernantes, más que en esta región. Así que pensé que era la mejor forma de llegar a la ONU y a la comunidad internacional para hacerles llegarla realidad de los menores en Idlib”, relata en entrecortadas llamadas de WhatsApp su madre, Maha Mohamed. Esta antigua periodista y hoy estudiante de psicología de 28 años asegura que su hija pone rostro al millón de niños que aún habitan la comarca, un tercio de la población civil.
Mohamed abrió la cuenta de Hala en Twitter a finales de julio cuando el Ejército sirio se aprestaba a lanzar una ofensiva contra Idlib con el objetivo de expulsar a alrededor de 30.000 yihadistas e insurrectos. Ataque que ha sido paralizado por el momento gracias al acuerdo alcanzado entre Moscú y Ankara. “Yo de mayor quiero ser dentista”, suelta Hala en un mensaje de voz nada más regresar del colegio. Cada día empieza las clases a las ocho de la mañana y regresa a casa al mediodía, en Idlib capital, donde vive junto a su madre y su tía.
La pequeña pide a la comunidad internacional “que no le quite los ojos a Idlib”. Lo hace en inglés, el mismo que idioma que habla la opinión pública occidental a la que se dirige. En una guerra hecha por adultos su reclamo es tan simple como directo: poder ir al colegio y jugar en seguridad. Son ya 19.811 los niños que han muerto en esta guerra, según el recuento que hace el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Es su madre quien dicta los mensajes en inglés, aunque a la hora de conversar prefiere hacerlo en árabe “porque el inglés hablado no se me da tan bien”. Aboga por derrocar al presidente sirio, Bachar el Assad, y pide a la comunidad internacional “una zona libre de bombardeos”. Rehúsa hablar de su marido, padre de Hala, de quien tan solo menciona que “desapareció cinco años atrás sin dejar rastro”.
Sobre el Frente Tahrir Al Sham, dirigido por la rama local de Al Qaeda que controla el 60% de la comarca, asegura que éstos “no intervienen en la vida de los civiles”. Sin embargo, su paisana Um Fateh y profesora de primaria, acusa a la policía religiosa del grupo yihadista “de acosar a las niñas a las puertas del colegio con imposiciones sobre la vestimenta”.
Víctimas de la batalla mediática
El fenómeno Hala solo se explica por el impacto que han tenido sus predecesoras. El pasado mes de marzo, fueron las hermanas Noor y Alaa quienes pusieron a golpe de tuits cara al horror vivido por los menores en el cerco de Guta, en la periferia de Damasco. En 2016, fue Bana Alabed la primera niña tuitera que a sus siete años relató en inglés y desde la Alepo oriental el cerco de las tropas regulares. Con 341.000 seguidores en Twitter, Bana cuenta con siete veces más visibilidad que la cuenta oficial de la oposición siria, y 10 más que la del Frente Nacional de Liberación, que agrupa a numerosos grupos alzados, con Ahrar al Sham a la cabeza.
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El impacto de estas niñas en las redes sociales ha hecho saltar las críticas conforme en sus tuits se incrementan los ataques a Bachar el Asad y los halagos para con el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan. Las dos hermanas fueron acogidas en Turquía donde les ha recibido Erdogan en persona. “Dios esté con usted siempre Erdogan”, corean en un tuit las hermanas Noor y Alaa antes de instar a sus seguidores a “respaldar la lira turca” y denunciar la “campaña contra Turquía”.
En cuanto a Bana, con nueve años recién cumplidos, debate en su cuenta sobre geopolítica regional y cierra filas con el presidente turco -y principal valedor de las facciones islamistas en Idlib. Sin embargo, Twitter parece desierto cuando se trata de los testimonios de los menores sirios cercados por facciones insurrectas, reclutados por milicias kurdas o yihadistas o aquellos expuestos a los bombardeos de las tropas turcas.
El perfil de Hala ha añadido leña a la polémica desde que el pasado mes de agosto la portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Maria Zakharova, tildara su perfil de “instrumento de los media norteamericanos y occidentales”. Conforme El Asad se apresta a ganar la guerra, la batalla mediática se recrudece en las redes. Allí, las cuentas de Twitter de estas niñas se convierten en nuevos peones instrumentalizados por adultos, relegadas a su condición de víctimas hasta en el frente cibernético.
Natalia Sancha
Beirut, El País
“Mi nombre es Hala, seis años, de la ciudad de Idlib”. Con estas palabras, una bandera rebelde pintarrajeada en el moflete y un emoticono arrancó el pasado 28 de julio el particular diario cibernético de la pequeña Hala en Twitter. Escribe en inglés y se dirige a la opinión pública occidental desde la capital homónima de la provincia de Idlib, la última que escapa al control de las tropas regulares sirias. Su perfil, que cuenta ya con 1.694 seguidores, alimenta la polémica. Su madre y el Frente Nacional para la Liberación – FLN y paraguas de facciones armadas insurrectas de Idlib respaldados por Turquía— defienden que se trata de visibilizar el sufrimiento del millón de niños ante las embestidas gubernamentales en la comarca. Para el Kremlin, Hala suma otro eslabón en la maquinaria de propaganda occidental-insurrecta.
“En Occidente los niños logran captar la atención de los gobernantes, más que en esta región. Así que pensé que era la mejor forma de llegar a la ONU y a la comunidad internacional para hacerles llegarla realidad de los menores en Idlib”, relata en entrecortadas llamadas de WhatsApp su madre, Maha Mohamed. Esta antigua periodista y hoy estudiante de psicología de 28 años asegura que su hija pone rostro al millón de niños que aún habitan la comarca, un tercio de la población civil.
Mohamed abrió la cuenta de Hala en Twitter a finales de julio cuando el Ejército sirio se aprestaba a lanzar una ofensiva contra Idlib con el objetivo de expulsar a alrededor de 30.000 yihadistas e insurrectos. Ataque que ha sido paralizado por el momento gracias al acuerdo alcanzado entre Moscú y Ankara. “Yo de mayor quiero ser dentista”, suelta Hala en un mensaje de voz nada más regresar del colegio. Cada día empieza las clases a las ocho de la mañana y regresa a casa al mediodía, en Idlib capital, donde vive junto a su madre y su tía.
La pequeña pide a la comunidad internacional “que no le quite los ojos a Idlib”. Lo hace en inglés, el mismo que idioma que habla la opinión pública occidental a la que se dirige. En una guerra hecha por adultos su reclamo es tan simple como directo: poder ir al colegio y jugar en seguridad. Son ya 19.811 los niños que han muerto en esta guerra, según el recuento que hace el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Es su madre quien dicta los mensajes en inglés, aunque a la hora de conversar prefiere hacerlo en árabe “porque el inglés hablado no se me da tan bien”. Aboga por derrocar al presidente sirio, Bachar el Assad, y pide a la comunidad internacional “una zona libre de bombardeos”. Rehúsa hablar de su marido, padre de Hala, de quien tan solo menciona que “desapareció cinco años atrás sin dejar rastro”.
Sobre el Frente Tahrir Al Sham, dirigido por la rama local de Al Qaeda que controla el 60% de la comarca, asegura que éstos “no intervienen en la vida de los civiles”. Sin embargo, su paisana Um Fateh y profesora de primaria, acusa a la policía religiosa del grupo yihadista “de acosar a las niñas a las puertas del colegio con imposiciones sobre la vestimenta”.
Víctimas de la batalla mediática
El fenómeno Hala solo se explica por el impacto que han tenido sus predecesoras. El pasado mes de marzo, fueron las hermanas Noor y Alaa quienes pusieron a golpe de tuits cara al horror vivido por los menores en el cerco de Guta, en la periferia de Damasco. En 2016, fue Bana Alabed la primera niña tuitera que a sus siete años relató en inglés y desde la Alepo oriental el cerco de las tropas regulares. Con 341.000 seguidores en Twitter, Bana cuenta con siete veces más visibilidad que la cuenta oficial de la oposición siria, y 10 más que la del Frente Nacional de Liberación, que agrupa a numerosos grupos alzados, con Ahrar al Sham a la cabeza.
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En cuanto a Bana, con nueve años recién cumplidos, debate en su cuenta sobre geopolítica regional y cierra filas con el presidente turco -y principal valedor de las facciones islamistas en Idlib. Sin embargo, Twitter parece desierto cuando se trata de los testimonios de los menores sirios cercados por facciones insurrectas, reclutados por milicias kurdas o yihadistas o aquellos expuestos a los bombardeos de las tropas turcas.
El perfil de Hala ha añadido leña a la polémica desde que el pasado mes de agosto la portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Maria Zakharova, tildara su perfil de “instrumento de los media norteamericanos y occidentales”. Conforme El Asad se apresta a ganar la guerra, la batalla mediática se recrudece en las redes. Allí, las cuentas de Twitter de estas niñas se convierten en nuevos peones instrumentalizados por adultos, relegadas a su condición de víctimas hasta en el frente cibernético.