El otoño lesiona a Gareth Bale
Bale siempre se ha lesionado en septiembre, excepto en 2014, que cayó en octubre. La de este sábado fue la 20ª dolencia del galés desde que llegó al Madrid.
Sergio Gómez
As
Hacía un año que el Real Madrid no informaba de una lesión de Gareth Bale (el 26 de septiembre sufrió una rotura muscular ante el Borussia). El galés parecía haber superado, por fin, su fragilidad, pero en el derbi sintió unas molestias en el abductor derecho y en el descanso se quedó en el vestuario. Cayó, de nuevo, en septiembre, un mes negro para él: desde que llegó al Real Madrid en 2013, salvo en la temporada 2014-15, siempre ha acudido a la enfermería a estas alturas de año.
No hubo que esperar mucho para asistir al inicio de la penitencia de Bale con sus problemas físicos. Y fue nada más llegar, en septiembre de 2013, el día 22. El galés iba a debutar en el Bernabéu contra el Getafe cuando una sobrecarga en el cuádriceps izquierdo sufrida durante el calentamiento estropeó su estreno. Tras dos partidos de baja, jugó media parte en el derbi contra el Atlético (28 de septiembre) y se volvió a lesionar en la misma zona (dos partidos KO). Su primera temporada en el Madrid se saldó con cinco lesiones que le hicieron perderse 11 partidos.
Su imagen de jugador frágil pareció evaporarse en el comienzo de la 2014-15. Arrancó imparable, jugando de titular los 12 primeros encuentros (cinco goles y cuatro asistencias). Se libró del ‘gafe’ de septiembre pero se marchó con su selección en el parón internacional de octubre y regresó con problemas en el músculo piramidal derecho. Se perdió cinco partidos (Levante, Liverpool, Barcelona, Cornellà y Granada). Acabó la campaña lesionándose otras dos veces, en abril, en el sóleo izquierdo. Una zona, la de los sóleos, que se hizo famosa en la temporada siguiente…, en otoño.
El 15 de septiembre de 2015, Bale se retiró en el minuto 26 del partido ante el Shakhtar por un pinchazo, de nuevo, en el sóleo izquierdo. Estuvo cuatro partidos de baja. Regresó dos encuentros y volvió lesionarse en la misma zona: otros cuatro partidos fuera (en enero sufriría otra lesión en el sóleo, aunque en aquella ocasión fue en el derecho). En 2016 tampoco se libró de caer en septiembre. El día 14 se enfrentó al Sporting de Portugal y tuvo que retirarse en el minuto 67 con un golpe en la cadera que le hizo ser baja un partido, contra el Espanyol.
Y en la 2017-18 tampoco se libró en el noveno mes del calendario. El guion es parecido a lo que ha ocurrido ahora: descansó un partido (Alavés) tras encadenar varias titularidades y en el siguiente (Borussia Dortmund), crac (este año descansó contra el Espanyol, jugó en Sevilla y cayó frente al Atleti). Fue el 26 de septiembre. Tuvo una rotura en el abductor izquierdo que marcó un antes y un después en su temporada. Avivó ese fantasma de las lesiones que lleva encadenado Bale, inició un periodo de recaídas, hubo partes médicos que estuvieron bajo sospecha (con cruces de declaraciones entre el Madrid y la selección de Gales) y tuvo dificultades para recuperar el ritmo. No volvió a ofrecer un nivel de altura hasta el mes final de competición, que coronó con dos goles en la final de la Champions. Esta temporada arrancó como un avión. Ante la salida de Cristiano, quiso dar un paso al frente y coger la bandera del equipo. Su cuerpo parecía corresponderle y darle una tregua. Hasta el derbi. La que sufrió ante el Atlético es su 20ª lesión de blanco (393 días de baja). Y fue, otra vez, en septiembre.
Sergio Gómez
As
Hacía un año que el Real Madrid no informaba de una lesión de Gareth Bale (el 26 de septiembre sufrió una rotura muscular ante el Borussia). El galés parecía haber superado, por fin, su fragilidad, pero en el derbi sintió unas molestias en el abductor derecho y en el descanso se quedó en el vestuario. Cayó, de nuevo, en septiembre, un mes negro para él: desde que llegó al Real Madrid en 2013, salvo en la temporada 2014-15, siempre ha acudido a la enfermería a estas alturas de año.
No hubo que esperar mucho para asistir al inicio de la penitencia de Bale con sus problemas físicos. Y fue nada más llegar, en septiembre de 2013, el día 22. El galés iba a debutar en el Bernabéu contra el Getafe cuando una sobrecarga en el cuádriceps izquierdo sufrida durante el calentamiento estropeó su estreno. Tras dos partidos de baja, jugó media parte en el derbi contra el Atlético (28 de septiembre) y se volvió a lesionar en la misma zona (dos partidos KO). Su primera temporada en el Madrid se saldó con cinco lesiones que le hicieron perderse 11 partidos.
Su imagen de jugador frágil pareció evaporarse en el comienzo de la 2014-15. Arrancó imparable, jugando de titular los 12 primeros encuentros (cinco goles y cuatro asistencias). Se libró del ‘gafe’ de septiembre pero se marchó con su selección en el parón internacional de octubre y regresó con problemas en el músculo piramidal derecho. Se perdió cinco partidos (Levante, Liverpool, Barcelona, Cornellà y Granada). Acabó la campaña lesionándose otras dos veces, en abril, en el sóleo izquierdo. Una zona, la de los sóleos, que se hizo famosa en la temporada siguiente…, en otoño.
El 15 de septiembre de 2015, Bale se retiró en el minuto 26 del partido ante el Shakhtar por un pinchazo, de nuevo, en el sóleo izquierdo. Estuvo cuatro partidos de baja. Regresó dos encuentros y volvió lesionarse en la misma zona: otros cuatro partidos fuera (en enero sufriría otra lesión en el sóleo, aunque en aquella ocasión fue en el derecho). En 2016 tampoco se libró de caer en septiembre. El día 14 se enfrentó al Sporting de Portugal y tuvo que retirarse en el minuto 67 con un golpe en la cadera que le hizo ser baja un partido, contra el Espanyol.
Y en la 2017-18 tampoco se libró en el noveno mes del calendario. El guion es parecido a lo que ha ocurrido ahora: descansó un partido (Alavés) tras encadenar varias titularidades y en el siguiente (Borussia Dortmund), crac (este año descansó contra el Espanyol, jugó en Sevilla y cayó frente al Atleti). Fue el 26 de septiembre. Tuvo una rotura en el abductor izquierdo que marcó un antes y un después en su temporada. Avivó ese fantasma de las lesiones que lleva encadenado Bale, inició un periodo de recaídas, hubo partes médicos que estuvieron bajo sospecha (con cruces de declaraciones entre el Madrid y la selección de Gales) y tuvo dificultades para recuperar el ritmo. No volvió a ofrecer un nivel de altura hasta el mes final de competición, que coronó con dos goles en la final de la Champions. Esta temporada arrancó como un avión. Ante la salida de Cristiano, quiso dar un paso al frente y coger la bandera del equipo. Su cuerpo parecía corresponderle y darle una tregua. Hasta el derbi. La que sufrió ante el Atlético es su 20ª lesión de blanco (393 días de baja). Y fue, otra vez, en septiembre.