Dimarco complica a Spalletti
El jugador, cedido por el Inter, decidió el duelo con gran disparo desde 25 metros. Los 'nerazzurri' desperdiciaron buenas oportunidades
Mirko Calemme
As
Tras un verano de gran ilusión con el mercado que, en Italia, consideraron el mejor de la Serie A, el Inter está viviendo un arranque de campeonato casi desastroso: después de haber cosechado apenas cuatro puntos en los primeros tres partidos, los nerazzurri cayeron en San Siro ante el recién ascendido Parma, que se llevó el triunfo gracias a un maravilloso tanto de Federico Dimarco que, ironías de la suerte, ha crecido en la cantera de los milaneses y juega cedido en los Ducali.
Spalletti, pensando en el soñado estreno en Champions League con el Tottenham del martes, hizo rotaciones: empezaron en el banquillo Vrsaljko, Asamoah, Politano y, sobre todo, Mauro Icardi, sustituido en el centro del ataque por Keita Baldé. El equipo tuvo el enfrentamiento en sus manos en la primera mitad, creando buenas oportunidades para romper el partido y concediendo apenas un remate a puerta a sus rivales, un récord para este campeonato.
La falta de puntería obligó al técnico a buscar nuevas soluciones, y tras el descanso saltaron al campo Icardi, Politano y Asamoah. El equipo siguió empujando (llegó a disparar 20 veces), pero la gran jornada del portero Sepe y unos ataques más desordenados que concretos dejaron el marcador a cero. En cambio, el Parma, que ya asustó a la Juve en la anterior jornada, se defendía con paciencia y, de la nada, se sacó de la chistera el gol decisivo: lo marcó Federico Dimarco, defensa del 1997, cuyo latigazo con el exterior del pie, a lo Roberto Carlos, dejó a Handanovic helado en el 79’. Un golazo en toda regla ante el equipo de sus amores.
Los nerazzurri, que protestaron por una mano del mismo Dimarco que el VAR se perdió, se volcaron al ataque en los últimos 10 minutos, pero el agobio pudo más que sus ganas de llevarse al menos un punto. Y San Siro les acompañó en el vestuario entre pitos.
Mirko Calemme
As
Tras un verano de gran ilusión con el mercado que, en Italia, consideraron el mejor de la Serie A, el Inter está viviendo un arranque de campeonato casi desastroso: después de haber cosechado apenas cuatro puntos en los primeros tres partidos, los nerazzurri cayeron en San Siro ante el recién ascendido Parma, que se llevó el triunfo gracias a un maravilloso tanto de Federico Dimarco que, ironías de la suerte, ha crecido en la cantera de los milaneses y juega cedido en los Ducali.
Spalletti, pensando en el soñado estreno en Champions League con el Tottenham del martes, hizo rotaciones: empezaron en el banquillo Vrsaljko, Asamoah, Politano y, sobre todo, Mauro Icardi, sustituido en el centro del ataque por Keita Baldé. El equipo tuvo el enfrentamiento en sus manos en la primera mitad, creando buenas oportunidades para romper el partido y concediendo apenas un remate a puerta a sus rivales, un récord para este campeonato.
La falta de puntería obligó al técnico a buscar nuevas soluciones, y tras el descanso saltaron al campo Icardi, Politano y Asamoah. El equipo siguió empujando (llegó a disparar 20 veces), pero la gran jornada del portero Sepe y unos ataques más desordenados que concretos dejaron el marcador a cero. En cambio, el Parma, que ya asustó a la Juve en la anterior jornada, se defendía con paciencia y, de la nada, se sacó de la chistera el gol decisivo: lo marcó Federico Dimarco, defensa del 1997, cuyo latigazo con el exterior del pie, a lo Roberto Carlos, dejó a Handanovic helado en el 79’. Un golazo en toda regla ante el equipo de sus amores.
Los nerazzurri, que protestaron por una mano del mismo Dimarco que el VAR se perdió, se volcaron al ataque en los últimos 10 minutos, pero el agobio pudo más que sus ganas de llevarse al menos un punto. Y San Siro les acompañó en el vestuario entre pitos.