Arturo Vidal, o cuando la solución se convierte en problema

Valverde no consigue todavía acoplar al chileno al estilo del Barcelona. En Anoeta, al igual que en Zorrilla, su entrada descompensó al equipo.

Santi Giménez
As
La primera pregunta que tuvo que afrontar Ernesto Valverde en la rueda de prensa posterior al partido del Barcelona en Anoeta fue sobre la sustitución de Demebélé por Arturo Vidal y al técnico blaugrana no le sentó nada bien la cuestión. “¿Por qué no me preguntáis por los otros cambios?”, dijo. Luego explicó que cuando quedaba un cuarto de hora para el final del partido había decidido incorporar al chileno al campo para dar más consistencia al centro del campo barcelonista. Un movimiento que se ha repetido hasta tres veces en los cinco partidos oficiales que ha jugado el Barça y que no ha tenido el efecto deseado.


Vidal ha sido en esos partidos en los que ha entrado por Dembélé más problema que solución porque su entrada por el galo, que curiosamente había marcado el gol que daba el triunfo al Barcelona en esos tres partidos se tradujo en minutos de sufrimiento para el cuadro blaugrana.

Debutó Arturo Vidal en Tánger en la final de la Supercopa de España ante el Sevilla, que se había adelantado en el marcador. Después de que Demebélé le diera la vuelta al partido con un golazo, Valverde decidió sustituir al delantero en el minuto 86 de partido para dar entrada a Vidal. La entrada del chileno no evitó el acoso final del conjunto andaluz, que dispuso de un penalti para forzar la prórroga en el tiempo añadido que Ter Stegen evitó atajando la pena máxima.

Ante el Valladolid, en el famoso partido del césped infame, Vidal volvió a entrar por Dembélé en el minuto 76. El francés también había marcado el gol que valió los tres puntos. Al igual que pasó ante el Sevilla, la entrada del chileno coincidió con la fase del partido en la que los pucelanos pusieron cerco al marco de Ter Stegen. Incluso marcaron un gol también en el tiempo añadido, pero fue anulado por un fuera de juego muy justo que ratificó el VAR.

El sábado en Anoeta se repitió el guión de forma exacta. Demebélé volvió a marcar el tanto que suponía sumar tres puntos y en minuto 77 fue cambiado por Vidal. El tramo final del encuentro fue un calvario para un Barcelona que acabó pidiendo la hora.

Sus otras dos intervenciones en LaLiga ya fueron a favor de obra. En la primera jornada entró por Busquets en el minuto 85 y en la goleada al Huesca ingresó en el terreno de juego por Rakitic en el 71.

No obstante, en las tres ocasiones en las que ocupó el sitio de Demebélé para reforzar el centro del campo y cerrar el partido, el efecto sobre el juego del equipo fue exactamente el contrario. El conjunto blaugrana se desequilibró y acabó encerrado en su área. Puede que al chileno le falten automatismos y que no esté totalmente recuperado de la lesión de rodilla de la temporada pasada, pero lo cierto es que en momentos clave ha sido más problema que solución

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