Suárez, inicio entre sospechas
El uruguayo, que de 2016 a 2018 bajó su producción en 28 goles, vuelve a generar dudas en el inicio de curso. Valverde y el vestuario, con su inseparable Messi, le protegen.
Juan Jiménez
As
Luis Suárez cumplirá 32 años el próximo mes de enero. Parece aún una edad fantástica para desenvolverse al máximo nivel, pero en torno al uruguayo ya hay un runrún desde la temporada pasada que ha rebrotado después de los partidos ante Sevilla y Alavés.
Ya el año pasado, decimos, su rendimiento fue muy cuestionado. Especialmente al inicio y al final de la temporada. En los primeros 17 partidos oficiales apenas hizo tres goles. Un problema en el quiste de Baker, producido en la Supercopa ante el Real Madrid y que no quiso resolver en el quirófano sino con un tratamiento conservador, retrasó su puesta a punto. Eso sí, su tramo central de competición, entre mediados de noviembre y final de febrero, fue espectacular. Marcó 17 goles en 14 partidos de Liga y tres en los cinco de Copa. Durante la temporada marcó en el Wanda, en el Bernabéu, al Valencia en la semifinal de Copa y también en la final. Su último tramo de curso también fue flojo, como toda su Champions. Ahí es donde más se echó de menos al gran Suárez, que en 10 partidos apenas fue capaz de marcar un gol (en la ida de los cuartos ante el Roma) y dar dos asistencias.
Renovado en la temporada 2016-17 con el Barcelona hasta el año junio de 2021 (cuando tendrá 34 años y medio), aquella ampliación se hizo inevitable para regular su remuneración económica después de conquistar la Bota de Oro en junio de 2016. Sin embargo, ya entonces presentó muchos detractores.
Suárez, que jugó un Mundial más que correcto (dos goles en cinco partidos y una asistencia clave a Cavani en los octavos ante Portugal), ha empezado de nuevo lento el año. Respaldos dentro del vestuario no le faltan. Preguntado por él la pasada semana, Valverde ya recordó las dudas que le envolvieron el curso anterior y cómo las superó. El uruguayo es, además, un peso pesado en el vestuario al que no sólo unen lazos muy estrechos con Messi. Los más jóvenes, también los delanteros como Alcácer, Munir o el mismo Abel Ruiz, lo han puesto como ejemplo en alguna ocasión. Es difícil pensar que Suárez vea alterado su status.
El asunto que sí tiene cierto mar de fondo es el de su participación. En sus primeras cuatro temporadas en el Barça, Suárez jugó 198 partidos oficiales, una media de 49,5 teniendo en cuenta que el primer año no pudo jugar hasta finales de octubre por la sanción que le impuso la FIFA por su mordisco a Chiellini. Los técnicos quieren priorizar este año que Suárez llegue en mejores condiciones a la recta final y para eso intentarán reducir sus minutos. La presencia de refuerzos como Malcom, Munir y el ingreso desde principio de curso de Dembélé deberían permitir al uruguayo tomarse más respiros.
Es posible que las cifras de Suárez ya no vayan a alcanzar jamás registros como en la impresionante temporada 2015-16, pero aparentemente todavía tiene mucho que ofrecer al Barça: presión, raza, instinto, carácter ganador, desmarque, solidaridad y gol. Suárez, otra vez contra las sospechas.
Juan Jiménez
As
Luis Suárez cumplirá 32 años el próximo mes de enero. Parece aún una edad fantástica para desenvolverse al máximo nivel, pero en torno al uruguayo ya hay un runrún desde la temporada pasada que ha rebrotado después de los partidos ante Sevilla y Alavés.
Ya el año pasado, decimos, su rendimiento fue muy cuestionado. Especialmente al inicio y al final de la temporada. En los primeros 17 partidos oficiales apenas hizo tres goles. Un problema en el quiste de Baker, producido en la Supercopa ante el Real Madrid y que no quiso resolver en el quirófano sino con un tratamiento conservador, retrasó su puesta a punto. Eso sí, su tramo central de competición, entre mediados de noviembre y final de febrero, fue espectacular. Marcó 17 goles en 14 partidos de Liga y tres en los cinco de Copa. Durante la temporada marcó en el Wanda, en el Bernabéu, al Valencia en la semifinal de Copa y también en la final. Su último tramo de curso también fue flojo, como toda su Champions. Ahí es donde más se echó de menos al gran Suárez, que en 10 partidos apenas fue capaz de marcar un gol (en la ida de los cuartos ante el Roma) y dar dos asistencias.
Renovado en la temporada 2016-17 con el Barcelona hasta el año junio de 2021 (cuando tendrá 34 años y medio), aquella ampliación se hizo inevitable para regular su remuneración económica después de conquistar la Bota de Oro en junio de 2016. Sin embargo, ya entonces presentó muchos detractores.
Suárez, que jugó un Mundial más que correcto (dos goles en cinco partidos y una asistencia clave a Cavani en los octavos ante Portugal), ha empezado de nuevo lento el año. Respaldos dentro del vestuario no le faltan. Preguntado por él la pasada semana, Valverde ya recordó las dudas que le envolvieron el curso anterior y cómo las superó. El uruguayo es, además, un peso pesado en el vestuario al que no sólo unen lazos muy estrechos con Messi. Los más jóvenes, también los delanteros como Alcácer, Munir o el mismo Abel Ruiz, lo han puesto como ejemplo en alguna ocasión. Es difícil pensar que Suárez vea alterado su status.
El asunto que sí tiene cierto mar de fondo es el de su participación. En sus primeras cuatro temporadas en el Barça, Suárez jugó 198 partidos oficiales, una media de 49,5 teniendo en cuenta que el primer año no pudo jugar hasta finales de octubre por la sanción que le impuso la FIFA por su mordisco a Chiellini. Los técnicos quieren priorizar este año que Suárez llegue en mejores condiciones a la recta final y para eso intentarán reducir sus minutos. La presencia de refuerzos como Malcom, Munir y el ingreso desde principio de curso de Dembélé deberían permitir al uruguayo tomarse más respiros.
Es posible que las cifras de Suárez ya no vayan a alcanzar jamás registros como en la impresionante temporada 2015-16, pero aparentemente todavía tiene mucho que ofrecer al Barça: presión, raza, instinto, carácter ganador, desmarque, solidaridad y gol. Suárez, otra vez contra las sospechas.