Se acabó la racha de Boca en una actuación infame
Boca jugó mal, perdió bien con un duro Estudiantes y dejó de ser puntero del fútbol argentino después de 617 días. Guillermo, finalmente, no puso un minuto a Tevez.
Leandro Contento
lcontento@ole.com.ar
Un año, ocho meses y nueve días después, Boca deja de ser el puntero del fútbol argentino. Una marca de alguna manera impropia de una competición tan pareja, pero que el equipo de Guillermo Barros Schelotto había naturalizado desde aquella victoria en un superclásico en el Monumental, en diciembre del 2016.
El final de esta racha lo encontró en un lunes helado en la cancha de Quilmes, frente a un Estudiantes durísimo, lleno de pibes bravísimos que -con la misma receta que habían vencido al Gremio campeón de la Libertadores- incomodó al bicampeón de principio a fin y lo mordió en todos los sectores de la cancha.
Fue en esa incomodidad en la que nunca pesaron los distintos de arriba en Boca. En el primer tiempo se notó la ausencia de un 9 porque las veces que Pavón consiguió desbordar no tuvo a quién asistir. Fue evidente que el 4-3-3 con Zárate en el centro del ataque no funcionó.
Guillermo metió mano cuando su equipo ya perdía por ese cabezazo de Noguera -de nuevo Boca sufrió con la pelota parada- y le dio forma a un 4-2-3-1 con Villa y Wanchope Abila en lugar de Nández y Cardona. Y como había tenido que sustituir rápidamente a Izquierdoz -ingresó Goltz-, Carlos Tevez no dispuso de minutos.
La muy buena jugada y definición del pibito Pellegrini (inmenso futuro), esa pelota cruzada que Andrada tocó pero no pudo sacar, le dio el golpe final a un Boca que volvió a tener problemas contra un rival que lo atosigó y le ensució el desarrollo, en un déficit el que no le encuentra la vuelta. Recién al final dispuso de un par de opciones claras para convertir, pero Villa y Pavón chocaron contra Andújar.
Fue un triunfazo de Estudiantes, de este nuevo Pincha forjado por el Chino Benítez. Y es un porrazo para Boca, una señal de alarma para un equipo que dejó de ser puntero después de 617 días...
Leandro Contento
lcontento@ole.com.ar
Un año, ocho meses y nueve días después, Boca deja de ser el puntero del fútbol argentino. Una marca de alguna manera impropia de una competición tan pareja, pero que el equipo de Guillermo Barros Schelotto había naturalizado desde aquella victoria en un superclásico en el Monumental, en diciembre del 2016.
El final de esta racha lo encontró en un lunes helado en la cancha de Quilmes, frente a un Estudiantes durísimo, lleno de pibes bravísimos que -con la misma receta que habían vencido al Gremio campeón de la Libertadores- incomodó al bicampeón de principio a fin y lo mordió en todos los sectores de la cancha.
Fue en esa incomodidad en la que nunca pesaron los distintos de arriba en Boca. En el primer tiempo se notó la ausencia de un 9 porque las veces que Pavón consiguió desbordar no tuvo a quién asistir. Fue evidente que el 4-3-3 con Zárate en el centro del ataque no funcionó.
Guillermo metió mano cuando su equipo ya perdía por ese cabezazo de Noguera -de nuevo Boca sufrió con la pelota parada- y le dio forma a un 4-2-3-1 con Villa y Wanchope Abila en lugar de Nández y Cardona. Y como había tenido que sustituir rápidamente a Izquierdoz -ingresó Goltz-, Carlos Tevez no dispuso de minutos.
La muy buena jugada y definición del pibito Pellegrini (inmenso futuro), esa pelota cruzada que Andrada tocó pero no pudo sacar, le dio el golpe final a un Boca que volvió a tener problemas contra un rival que lo atosigó y le ensució el desarrollo, en un déficit el que no le encuentra la vuelta. Recién al final dispuso de un par de opciones claras para convertir, pero Villa y Pavón chocaron contra Andújar.
Fue un triunfazo de Estudiantes, de este nuevo Pincha forjado por el Chino Benítez. Y es un porrazo para Boca, una señal de alarma para un equipo que dejó de ser puntero después de 617 días...