Los padres de Melania obtienen la nacionalidad de EE UU por una vía denostada por Trump

El presidente defiende limitar la reagrupación familiar, que llama "inmigración en cadena" y considera una amenaza a la seguridad

Pablo de Llano
Miami, El País
Dos meses después de recibir un alud de críticas por separar a familias inmigrantes, Donald Trump está siendo objeto de pullas migratorias por un asunto familiar. Sus suegros, Viktor y Amalija Knavs, eslovenos y padres de su esposa, Melania Trump, primer dama de EE UU nacida en Eslovenia, han obtenido la nacionalidad estadounidense por reagrupación familiar, una vía perfectamente legal y corriente pero que ha sido denostada a menudo por Trump.


El abogado de inmigración de los Knavs, Michael Wildes, confirmó tácitamente a The New York Times que han seguido el mecanismo de la reagrupación familiar, es decir, que habrían podido acceder a la ciudadanía porque su hija Melania ya es estadounidense y habría realizado la petición. "Supongo", respondió Wildes cuando el diario neoyorquino le preguntó si así había sido, y confirmó expresamente que sus green card –permisos de residencia– fueron en su día auspiciados por ella.

Esto no sería una noticia si Trump no fuera Trump. Pues resulta que el presidente de EE UU, que defiende una política migratoria muy restrictiva y considera la legislación actual una suerte de coladero de extraños que quieren acabar con EE UU quitándole empleo a los nativos, robando o ejecutando actos terroristas, ha atacado la reagrupación a la que se han acogido sus suegros. Él llama a esta vía de naturalización "inmigración en cadena".

En noviembre, por ejemplo, Trump tuiteó: "¡LA INMIGRACIÓN EN CADENA [mayúsculas suyas] debe terminar ya! Alguna gente viene y trae a toda su familia con ella, y puede ser gente realmente mala. ¡ES INACEPTABLE! [de nuevo, mayúsculas del presidente]". Cabe suponer que el mandatario no considera inaceptables ni realmente malos a sus suegros, aunque la Casa Blanca no ha respondido a las preguntas de la prensa sobre su nacionalización.

Viktor y Amalija Knavs, de 74 y 73 años, criaron a Melania, nacida en 1970, en el pueblo esloveno de Sevnica (unos 4.000 habitantes). Por entonces Eslovenia formaba parte de Yugoslavia y el sistema político en que vivían era el comunismo. Él, viajante vendedor de coches, fue miembro de base del Partido Comunista del mariscal Josif Broz Tito. Ella, según The New York Times, cultivó cebollas en la granja de su familia, trabajó en una fábrica textil y cosía la ropa de sus dos hijas.

Melania Knavs —hoy Trump— inició su carrera de modelo de adolescente en Yugoslavia y en 1996 dio el salto a Nueva York, una de las capitales de la moda y que tenía en Donald J. Trump a uno de sus lugareños más célebres por encarnar al capitalista voraz y exitoso de Manhattan. Ambos se conocieron en 1998 en la ciudad de los rascacielos —ella a sus 28 años, él a sus 52—. En 2001 Melania recibió una visa de residencia Einstein —para personas con "habilidades extraordinarias"; concedida, por ejemplo, a los premios Nobel—. En 2005 Donald y Melania contrajeron matrimonio y un año más tarde ella recibiría la nacionalidad.

Los padres de ella, según la cadena CNBC, llevan una década residiendo en EE UU. Desde su llegada, estos antiguos habitantes del socialismo real han vivido en la Torre Trump, la ostentosa sede neoyorquina de los negocios de su yerno, en Mar-a-Lago, la mansión y club social del inquilino del Despacho Oval en el sur de Florida, y en la propia Casa Blanca. Según la agencia EFE, ahora viven en una casa en los acomodados suburbios de Washington y se les ve a menudo acompañando a su hija Melania en sus viajes oficiales como primera dama de la nación.

La ceremonia de nacionalización de los Knavs se celebró este jueves y tuvo carácter privado. Normalmente se trata de un acto grupal, pero con ellos se hizo exclusivo "por razones de seguridad", según detalló su abogado, quien calificó la reagrupación de "piedra angular" del proceso migratorio estadounidense. El letrado dijo unas palabras a la prensa en la calle acompañado por el matrimonio y explicó que su proceso había sido igual que el de millones de personas.

Ni Melania ni Donald estuvieron presentes en la ceremonia. Están pasando unos días en Bedminster (Nueva Jersey), donde el presidente tiene uno de sus clubes de golf.

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