Los neonazis del norte de Europa salen a “cazar” inmigrantes
Los grupos de la extrema derecha están creciendo en Alemania y toda Escandinavia. Avanzan a la sombra de los partidos populistas y nacionalistas que surgieron en toda Europa para combatir la migración musulmana
Gustavo Sierra
Especial para Infobae America
Desde que los camisas pardas del partido nazi salían a la calle de las ciudades alemanas para "destruir" a judíos, comunistas, gitanos y homosexuales, no se veía semejante demostración de fuerza de los grupos neonazis. Ahora, salieron a cazar inmigrantes.
La muerte de un hombre de 35 años tras una pelea con dos inmigrantes, uno sirio y el otro iraquí, en una fiesta popular en el este de Alemania desató graves protestas xenófobas de la ultraderecha. Unos 800 neonazis se lanzaron "a la caza del extranjero" por las calles de la ciudad de Chemnitz, en el este del país. Al día siguiente ya eran 2.000 los extremistas que se habían convocado a través de sus sitios en Internet. También ya había una contra manifestación de grupos antifascistas. Los antimotines de la policía también estaban allí de a cientos pero no pudieron impedir que se produjeran algunos enfrentamientos que dejaron decenas de heridos.
El Gobierno de Angela Merkel calificó la situación de "intolerable incitación xenófoba" alimentada por el partido de ultraderecha Alternativa Para Alemania (AfD), que, a través de las redes sociales, ha hecho un llamamiento a los alemanes a tomarse la justicia por su mano contra los extranjeros.
Entre los grupos que se identificaron en las filas neonazis estaban el NSBoys, que viene protagonizando "cazas" de inmigrantes desde hace casi dos años, y Kaotic, un grupo de barrabravas del Chemenitz FC, el equipo de fútbol local que entona cánticos antiinmigrantes y antisemitas en cada partido. También estaban los del movimiento PEGIDA, que marchan muy frecuentemente con símbolos nacionalistas y al grito de "nosotros somos el pueblo", la consigna que se escuchaba en Berlín del Este antes de la caída del Muro que separaba a las dos Alemanias.
El resurgimiento del nazismo no es privativo de Alemania. En Dinamarca, en la última semana fue atacado el edificio donde vive un político local proinmigración en la ciudad de Aalborg. Terminaron vaciando un camión lleno de basura en la puerta de la vivienda y dejaron un cartel firmado por el Den Nordiske Modstandsbevægelse (Movimiento de la Resistencia Nórdica). NMR, es una organización neonazi fundada originalmente en Suecia, abiertamente antisemita, antiinmigrante y antigay. Según el sitio web del grupo, su objetivo es crear una nación pan-nórdica étnicamente pura, deportar a la mayoría de los residentes no europeos y desmantelar la "élite sionista mundial". Sus miembros son entrenados en artes marciales y en el manejo de cuchillos.
En 2016, uno de sus miembros mató a un inmigrante que se cruzó sin saberlo durante una protesta en Finlandia. También colocaron artefactos explosivos improvisados en un café y viviendas para refugiados en Gotemburgo en 2016 y 2017. Una de las explosiones hirió a un oficial de inmigración que estaba en el lugar.
El NMR se originó en Suecia hace 21 años y desde entonces se expandió por Escandinavia. En 2008 crearon una filial en Finlandia y en el 2011 en Noruega. Desde allí saltaron a Dinamarca donde se están haciendo cada vez más fuertes.
La práctica de arrojar grandes cantidades de basura contra sus enemigos es una constante en el NMR. Una semana antes del incidente de Aalborg hicieron lo mismo ante la casa del ministro de Medio Ambiente y Alimentación danés, Jakob Ellemann-Jensen. En un correo electrónico de una dirección registrada en el sitio web de la organización, un miembro que se identificó como Jacob Andersen dijo a Euronews que las protestas de basura eran para que la gente supiera que el grupo "está ahora establecido en el país" y para mostrar que la inmigración también es un peligro para el medio ambiente. Andersen agregó que se había unido al grupo porque creía que era la única organización "fuerte, organizada y disciplinada" de Dinamarca que podría tener un impacto real en el futuro del país.
En un análisis de las actividades neonazis en el norte de Europa realizado por Expo, una fundación no partidista contra el racismo con sede en Estocolmo, el investigador Jonathan Leman explicó: "Hemos visto un crecimiento constante en esta organización durante los últimos tres años. Y es la más radicalizada y violenta de toda la extrema derecha en Escandinavia. Lo demuestran particularmente cuando se enfrentan con inmigrantes, políticos de izquierda y policías".
La ola antiinmigrante sacude a todo el continente y buena parte del mundo. De esto se aprovechan estos grupos neonazis que cada vez van teniendo más apoyo en las sociedades más democráticas y avanzadas como las del norte europeo
Hace tres meses, dos altos miembros del NMR interrumpieron la conferencia de políticas públicas Almedalen, que se realiza anualmente en Estocolmo. En una filmación de lo sucedido en la sala se puede ver a uno de los extremistas tirar a una mujer en el suelo y quitar violentamente el micrófono a un orador. Al mismo tiempo gritaban que se presentarían como partido en las próximas elecciones legislativas y que les ganarían a todos los partidos representados en el auditorio. La policía sueca también desbarató en julio un plan de un grupo de adherentes al NMR que tenía como objetivo matar a dos periodistas
Y, obviamente, su objetivo principal es dominar las calles más allá de que sus marchas no sean masivas. A principios de agosto, unos 300 miembros se manifestaron en la pequeña ciudad finlandesa de Turku provocando un revuelo enorme.
A la semana siguiente había más de 2.000 en otra demostración de fuerza en Estocolmo donde se vieron esvásticas y saludos con la mano derecha extendida.
Si bien no se sabe con exactitud cuántos activistas permanentes tiene actualmente el RMN, los investigadores del Centro para el Extremismo de la Universidad de Oslo estiman que hay varios cientos en Suecia, un centenar en Finlandia y varias decenas en Noruega. El resto, son seguidores que se conectan y son muy activos en las redes sociales. Pueden concentrar dos o tres mil simpatizantes en unas horas. También están conectados con grupos supremacistas blancos de todo el mundo y juntos participan de manifestaciones mucho más extensas en las grandes capitales europeas.
"La ola antiinmigrante sacude a todo el continente y buena parte del mundo. De esto se aprovechan estos grupos neonazis que cada vez van teniendo más apoyo en las sociedades más democráticas y avanzadas como las del norte europeo. Y esto preocupa a los partidos socialdemócratas que hasta hace poco eran predominantes y que ahora se ven acosados por el fascismo, el terrorismo y un sentimiento contra la migración musulmana que prevalece en todos lados", comenta Josh Lipowsky, analista del Counter Extremism Project de Nueva York. En mayo, el Gobierno sueco anunció que dedicará 15 millones de coronas (1,6 millones de dólares) a programas de concientización en las escuelas sobre los inmigrantes y el Holocausto.
Y todo este crecimiento neonazi viene de la mano del avance de los partidos populistas antiinmigrantes que han sido una característica familiar de la política europea desde al menos los años ochenta, pero que adquirieron una nueva prominencia en los últimos años. Apenas unos meses atrás, la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, era una candidata seria en las elecciones presidenciales de Francia; en el período previo a las elecciones parlamentarias holandesas en marzo, el Partido por la Libertad de Geert Wilders lideraba las encuestas; y el año pasado, Norbert Hofer del Partido de la Libertad de extrema derecha estuvo muy cerca de ganar la presidencia de Austria. Los populistas antiinmigrantes también han logrado avances en países donde anteriormente no habían logrado penetrar, especialmente Alemania y Suecia, donde la Alternativa para Alemania y los Demócratas de Suecia lograron grandes avances electorales.
Se trata de partidos antiinmigrantes, nacionalistas y de extrema derecha. Pero a diferencia del Partido Nazi alemán o los partidos fascistas de Europa de entreguerras o los pequeños partidos neonazis o neofascistas de la posguerra, no están contra el sistema; no rechazan el orden constitucional democrático. Ni siquiera son consistentemente derechistas. Le Pen, por ejemplo, presentó a su partido como "ni de derecha ni de izquierda" y prometió defender a los trabajadores contra la "globalización salvaje". Los partidos neonazis noreuropeos todavía mantienen un discurso más tradicional y conectado con el pasado.
En un artículo de la revista especializada Foreign Affairs, Rogers Brubaker, profesor de sociología en la Universidad de California, sostiene: "En lugar de obligarlos a entrar en viejas categorías que no encajan, debemos reconocer que muchos partidos antiinmigrantes hoy han desarrollado un nuevo discurso político, que yo llamo "civilizacionismo" y que fue adoptado por el Partido por la Libertad de los Países Bajos, el Pueblo de Dinamarca, Partido de Progreso de Noruega, Finlandeses Verdaderos, Demócratas Suecos, Frente Nacional de Francia y, en cierta medida, el belga Vlaams Belang, el Partido de la Libertad de Austria y la Liga del Norte de Italia. Este nuevo "civilizacionismo" es una combinación paradójica de cristianismo "identitario", secularismo, filoseminismo, islamofobia e incluso algunos elementos del liberalismo como el apoyo a la igualdad de género y los derechos de los homosexuales. Postula una identidad de civilización paneuropea que afirma que está amenazada por, y en conflicto fundamental, con el islam, entendida como "una civilización separada y alienígena".
En todo el norte y el oeste de Europa, los populistas antiinmigrantes se posicionaron de manera similar como defensores de una civilización europea judeocristiana en lugar de solo su propia cultura nacional. Aunque Europa es la región más secular del mundo, con tasas extremadamente bajas de asistencia a la iglesia, en los últimos años, los populistas invocan cada vez más a las tradiciones cristianas. Le Pen enfatiza las "raíces cristianas" de Francia, y en Austria, Hofer incluyó la frase "ayúdame, Dios" en los carteles de su campaña. "Pero el cristianismo que invocan no es una religión sustantiva –escribió el profesor Brubaker-; más bien, es un marcador de cultura e identidad compartidas. Este cristianismo secular y culturalizado difiere marcadamente del cristianismo invocado en Europa oriental, especialmente en Polonia, donde las creencias y prácticas religiosas son mucho más sólidas, y donde el nacionalismo y el catolicismo están profundamente entrelazados".
Este nuevo ‘civilizacionismo’ es una combinación paradójica de cristianismo ‘identitario’, secularismo, filoseminismo, islamofobia e incluso algunos elementos del liberalismo como el apoyo a la igualdad de género y los derechos de los homosexuales
Aquí es donde los populistas y los neonazis se acercan y encuentran una plataforma común. En Francia, el secularismo se utiliza para justificar las prohibiciones de opciones de menú sin cerdo en las escuelas públicas, la matanza ritual de animales sin sedación previa y que se prohíba el consumo de alimentos halal en las instituciones públicas. El secularismo populista también apoya las restricciones a la vestimenta de las mujeres musulmanas, incluidas las burkinis introducidas prohibidas por algunas localidades francesas en 2016 y las de velos integrales promulgadas en Austria, Bélgica y Francia.
Pero al mismo tiempo hay posiciones encontradas que llevan a muchos a rechazar el "populismo semita" y abrazar a los grupos neonazis o por lo menos votar por ellos. Algunos de los nuevos movimientos populistas se esfuerzan por subrayar su filosemitismo y apoyo a Israel. Por ejemplo, el nacionalista holandés Geert Wilders describió a Israel como algo cercano a su corazón y "la primera línea de defensa occidental contra el islam".
Para la extrema derecha tradicional, los judíos representaban una amenaza para la homogeneidad racial de la nación. Pero hoy, a medida que los ataques de los musulmanes contra los judíos se han vuelto más frecuentes, especialmente en Bélgica y Francia, los populistas antiinmigrantes han redefinido a los judíos como víctimas ejemplares del islam. En lugar de excluir a los judíos de la comunidad nacional, partidos como el Frente Nacional los cortejan como una minoría vulnerable. Dirigiéndose a los judíos franceses en una entrevista en 2014, Le Pen argumentó que su partido era, "sin duda, el mejor escudo para protegerte contra el único enemigo verdadero, el fundamentalismo islámico". Y ahí, en una voltereta discursiva, vuelven a coincidir populistas de extrema derecha con neonazis.
Mientras tanto, varios líderes de uno y otro sector se unieron en llamados a "dar caza a la criminalidad extranjera" y varias de las organizaciones extremistas están organizando manifestaciones y "excursiones de caza" para este próximo fin de semana en toda Europa.
Gustavo Sierra
Especial para Infobae America
Desde que los camisas pardas del partido nazi salían a la calle de las ciudades alemanas para "destruir" a judíos, comunistas, gitanos y homosexuales, no se veía semejante demostración de fuerza de los grupos neonazis. Ahora, salieron a cazar inmigrantes.
La muerte de un hombre de 35 años tras una pelea con dos inmigrantes, uno sirio y el otro iraquí, en una fiesta popular en el este de Alemania desató graves protestas xenófobas de la ultraderecha. Unos 800 neonazis se lanzaron "a la caza del extranjero" por las calles de la ciudad de Chemnitz, en el este del país. Al día siguiente ya eran 2.000 los extremistas que se habían convocado a través de sus sitios en Internet. También ya había una contra manifestación de grupos antifascistas. Los antimotines de la policía también estaban allí de a cientos pero no pudieron impedir que se produjeran algunos enfrentamientos que dejaron decenas de heridos.
El Gobierno de Angela Merkel calificó la situación de "intolerable incitación xenófoba" alimentada por el partido de ultraderecha Alternativa Para Alemania (AfD), que, a través de las redes sociales, ha hecho un llamamiento a los alemanes a tomarse la justicia por su mano contra los extranjeros.
Entre los grupos que se identificaron en las filas neonazis estaban el NSBoys, que viene protagonizando "cazas" de inmigrantes desde hace casi dos años, y Kaotic, un grupo de barrabravas del Chemenitz FC, el equipo de fútbol local que entona cánticos antiinmigrantes y antisemitas en cada partido. También estaban los del movimiento PEGIDA, que marchan muy frecuentemente con símbolos nacionalistas y al grito de "nosotros somos el pueblo", la consigna que se escuchaba en Berlín del Este antes de la caída del Muro que separaba a las dos Alemanias.
El resurgimiento del nazismo no es privativo de Alemania. En Dinamarca, en la última semana fue atacado el edificio donde vive un político local proinmigración en la ciudad de Aalborg. Terminaron vaciando un camión lleno de basura en la puerta de la vivienda y dejaron un cartel firmado por el Den Nordiske Modstandsbevægelse (Movimiento de la Resistencia Nórdica). NMR, es una organización neonazi fundada originalmente en Suecia, abiertamente antisemita, antiinmigrante y antigay. Según el sitio web del grupo, su objetivo es crear una nación pan-nórdica étnicamente pura, deportar a la mayoría de los residentes no europeos y desmantelar la "élite sionista mundial". Sus miembros son entrenados en artes marciales y en el manejo de cuchillos.
En 2016, uno de sus miembros mató a un inmigrante que se cruzó sin saberlo durante una protesta en Finlandia. También colocaron artefactos explosivos improvisados en un café y viviendas para refugiados en Gotemburgo en 2016 y 2017. Una de las explosiones hirió a un oficial de inmigración que estaba en el lugar.
El NMR se originó en Suecia hace 21 años y desde entonces se expandió por Escandinavia. En 2008 crearon una filial en Finlandia y en el 2011 en Noruega. Desde allí saltaron a Dinamarca donde se están haciendo cada vez más fuertes.
La práctica de arrojar grandes cantidades de basura contra sus enemigos es una constante en el NMR. Una semana antes del incidente de Aalborg hicieron lo mismo ante la casa del ministro de Medio Ambiente y Alimentación danés, Jakob Ellemann-Jensen. En un correo electrónico de una dirección registrada en el sitio web de la organización, un miembro que se identificó como Jacob Andersen dijo a Euronews que las protestas de basura eran para que la gente supiera que el grupo "está ahora establecido en el país" y para mostrar que la inmigración también es un peligro para el medio ambiente. Andersen agregó que se había unido al grupo porque creía que era la única organización "fuerte, organizada y disciplinada" de Dinamarca que podría tener un impacto real en el futuro del país.
En un análisis de las actividades neonazis en el norte de Europa realizado por Expo, una fundación no partidista contra el racismo con sede en Estocolmo, el investigador Jonathan Leman explicó: "Hemos visto un crecimiento constante en esta organización durante los últimos tres años. Y es la más radicalizada y violenta de toda la extrema derecha en Escandinavia. Lo demuestran particularmente cuando se enfrentan con inmigrantes, políticos de izquierda y policías".
La ola antiinmigrante sacude a todo el continente y buena parte del mundo. De esto se aprovechan estos grupos neonazis que cada vez van teniendo más apoyo en las sociedades más democráticas y avanzadas como las del norte europeo
Hace tres meses, dos altos miembros del NMR interrumpieron la conferencia de políticas públicas Almedalen, que se realiza anualmente en Estocolmo. En una filmación de lo sucedido en la sala se puede ver a uno de los extremistas tirar a una mujer en el suelo y quitar violentamente el micrófono a un orador. Al mismo tiempo gritaban que se presentarían como partido en las próximas elecciones legislativas y que les ganarían a todos los partidos representados en el auditorio. La policía sueca también desbarató en julio un plan de un grupo de adherentes al NMR que tenía como objetivo matar a dos periodistas
Y, obviamente, su objetivo principal es dominar las calles más allá de que sus marchas no sean masivas. A principios de agosto, unos 300 miembros se manifestaron en la pequeña ciudad finlandesa de Turku provocando un revuelo enorme.
A la semana siguiente había más de 2.000 en otra demostración de fuerza en Estocolmo donde se vieron esvásticas y saludos con la mano derecha extendida.
Si bien no se sabe con exactitud cuántos activistas permanentes tiene actualmente el RMN, los investigadores del Centro para el Extremismo de la Universidad de Oslo estiman que hay varios cientos en Suecia, un centenar en Finlandia y varias decenas en Noruega. El resto, son seguidores que se conectan y son muy activos en las redes sociales. Pueden concentrar dos o tres mil simpatizantes en unas horas. También están conectados con grupos supremacistas blancos de todo el mundo y juntos participan de manifestaciones mucho más extensas en las grandes capitales europeas.
"La ola antiinmigrante sacude a todo el continente y buena parte del mundo. De esto se aprovechan estos grupos neonazis que cada vez van teniendo más apoyo en las sociedades más democráticas y avanzadas como las del norte europeo. Y esto preocupa a los partidos socialdemócratas que hasta hace poco eran predominantes y que ahora se ven acosados por el fascismo, el terrorismo y un sentimiento contra la migración musulmana que prevalece en todos lados", comenta Josh Lipowsky, analista del Counter Extremism Project de Nueva York. En mayo, el Gobierno sueco anunció que dedicará 15 millones de coronas (1,6 millones de dólares) a programas de concientización en las escuelas sobre los inmigrantes y el Holocausto.
Y todo este crecimiento neonazi viene de la mano del avance de los partidos populistas antiinmigrantes que han sido una característica familiar de la política europea desde al menos los años ochenta, pero que adquirieron una nueva prominencia en los últimos años. Apenas unos meses atrás, la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, era una candidata seria en las elecciones presidenciales de Francia; en el período previo a las elecciones parlamentarias holandesas en marzo, el Partido por la Libertad de Geert Wilders lideraba las encuestas; y el año pasado, Norbert Hofer del Partido de la Libertad de extrema derecha estuvo muy cerca de ganar la presidencia de Austria. Los populistas antiinmigrantes también han logrado avances en países donde anteriormente no habían logrado penetrar, especialmente Alemania y Suecia, donde la Alternativa para Alemania y los Demócratas de Suecia lograron grandes avances electorales.
Se trata de partidos antiinmigrantes, nacionalistas y de extrema derecha. Pero a diferencia del Partido Nazi alemán o los partidos fascistas de Europa de entreguerras o los pequeños partidos neonazis o neofascistas de la posguerra, no están contra el sistema; no rechazan el orden constitucional democrático. Ni siquiera son consistentemente derechistas. Le Pen, por ejemplo, presentó a su partido como "ni de derecha ni de izquierda" y prometió defender a los trabajadores contra la "globalización salvaje". Los partidos neonazis noreuropeos todavía mantienen un discurso más tradicional y conectado con el pasado.
En un artículo de la revista especializada Foreign Affairs, Rogers Brubaker, profesor de sociología en la Universidad de California, sostiene: "En lugar de obligarlos a entrar en viejas categorías que no encajan, debemos reconocer que muchos partidos antiinmigrantes hoy han desarrollado un nuevo discurso político, que yo llamo "civilizacionismo" y que fue adoptado por el Partido por la Libertad de los Países Bajos, el Pueblo de Dinamarca, Partido de Progreso de Noruega, Finlandeses Verdaderos, Demócratas Suecos, Frente Nacional de Francia y, en cierta medida, el belga Vlaams Belang, el Partido de la Libertad de Austria y la Liga del Norte de Italia. Este nuevo "civilizacionismo" es una combinación paradójica de cristianismo "identitario", secularismo, filoseminismo, islamofobia e incluso algunos elementos del liberalismo como el apoyo a la igualdad de género y los derechos de los homosexuales. Postula una identidad de civilización paneuropea que afirma que está amenazada por, y en conflicto fundamental, con el islam, entendida como "una civilización separada y alienígena".
En todo el norte y el oeste de Europa, los populistas antiinmigrantes se posicionaron de manera similar como defensores de una civilización europea judeocristiana en lugar de solo su propia cultura nacional. Aunque Europa es la región más secular del mundo, con tasas extremadamente bajas de asistencia a la iglesia, en los últimos años, los populistas invocan cada vez más a las tradiciones cristianas. Le Pen enfatiza las "raíces cristianas" de Francia, y en Austria, Hofer incluyó la frase "ayúdame, Dios" en los carteles de su campaña. "Pero el cristianismo que invocan no es una religión sustantiva –escribió el profesor Brubaker-; más bien, es un marcador de cultura e identidad compartidas. Este cristianismo secular y culturalizado difiere marcadamente del cristianismo invocado en Europa oriental, especialmente en Polonia, donde las creencias y prácticas religiosas son mucho más sólidas, y donde el nacionalismo y el catolicismo están profundamente entrelazados".
Este nuevo ‘civilizacionismo’ es una combinación paradójica de cristianismo ‘identitario’, secularismo, filoseminismo, islamofobia e incluso algunos elementos del liberalismo como el apoyo a la igualdad de género y los derechos de los homosexuales
Aquí es donde los populistas y los neonazis se acercan y encuentran una plataforma común. En Francia, el secularismo se utiliza para justificar las prohibiciones de opciones de menú sin cerdo en las escuelas públicas, la matanza ritual de animales sin sedación previa y que se prohíba el consumo de alimentos halal en las instituciones públicas. El secularismo populista también apoya las restricciones a la vestimenta de las mujeres musulmanas, incluidas las burkinis introducidas prohibidas por algunas localidades francesas en 2016 y las de velos integrales promulgadas en Austria, Bélgica y Francia.
Pero al mismo tiempo hay posiciones encontradas que llevan a muchos a rechazar el "populismo semita" y abrazar a los grupos neonazis o por lo menos votar por ellos. Algunos de los nuevos movimientos populistas se esfuerzan por subrayar su filosemitismo y apoyo a Israel. Por ejemplo, el nacionalista holandés Geert Wilders describió a Israel como algo cercano a su corazón y "la primera línea de defensa occidental contra el islam".
Para la extrema derecha tradicional, los judíos representaban una amenaza para la homogeneidad racial de la nación. Pero hoy, a medida que los ataques de los musulmanes contra los judíos se han vuelto más frecuentes, especialmente en Bélgica y Francia, los populistas antiinmigrantes han redefinido a los judíos como víctimas ejemplares del islam. En lugar de excluir a los judíos de la comunidad nacional, partidos como el Frente Nacional los cortejan como una minoría vulnerable. Dirigiéndose a los judíos franceses en una entrevista en 2014, Le Pen argumentó que su partido era, "sin duda, el mejor escudo para protegerte contra el único enemigo verdadero, el fundamentalismo islámico". Y ahí, en una voltereta discursiva, vuelven a coincidir populistas de extrema derecha con neonazis.
Mientras tanto, varios líderes de uno y otro sector se unieron en llamados a "dar caza a la criminalidad extranjera" y varias de las organizaciones extremistas están organizando manifestaciones y "excursiones de caza" para este próximo fin de semana en toda Europa.