LA MAGIA DEL TENIS / ¿Por qué gritan algunos jugadores de tenis?
Descubre todas las explicaciones por las que determinados jugadores acompañan sus golpes con gritos que pueden llegar a molestar al rival.
Carlos Coll
As
En algunas disciplinas deportivas, podemos escuchar a los participantes emitir sonidos guturales al realizar continuos movimientos que impliquen un determinado esfuerzo. Sin duda, el deporte más conocido por este fenómeno es el tenis.
Antiguamente, en los partidos de tenis, tan sólo se podía apreciar el sonido de la bola impactando en las cuerdas. Sin embargo, hoy en día, raro es el jugador (tanto amateur como profesional) que no grita en ciertos momentos de sobreesfuerzo o extenuación.
Ello genera mucha controversia, ya que los rivales pueden quejarse si tienen ante sí a un jugador que se desgañita sistemáticamente al ejecutar un golpe. Como dato curioso, es interesante destacar los 101 decibelios que llega a alcanzar los gritos de Maria Sharapova; la Organización Mundial de la Salud considera que los sonidos superiores a 70 decibelios suponen contaminación acústica.
¿Qué dice la ciencia?
La ciencia aborda este tema desde dos ópticas diferentes: la del jugador que grita, ya que el grito puede estar relacionado con el rendimiento de los golpes; y la del jugador que se enfrenta a un contrincante que grita, dado que el sonido puede producir desconcentración y mermar la precisión en los golpes.
Sea como fuere, el hecho de gritar favorece de manera evidente al jugador emisor.
Efecto negativo en el oponente
Existen trabajos experimentales que demuestran que, cuando gritamos, podemos distorsionar o neutralizar cierta información auditiva útil para nuestro rival.
En base a ello, se estima un retraso de 30 milisegundos en nuestra capacidad de respuesta en pista cuando hay presencia de un estímulo auditivo adicional. Esto supondría llegar en torno a sesenta centímetros tarde a la devolución de una bola estándar con respecto a una situación en ausencia de gritos.
Influencia en el jugador que grita
Cuando se analiza el efecto de un grito, hay evidencias de que mejora el rendimiento al golpear.
Se calcula que los golpes desde la línea de fondo aumentan su velocidad un 3,8 % cuando lleva acompañamiento acústico. En un servicio, la velocidad se incrementa casi un cinco por ciento.
Aunque el aumento de velocidad no reflejó un desgaste físico extra en relación a la percepción del esfuerzo y el consumo de energía, sí que se experimentó un incremento de fuerza medido por la actividad muscular.
Entonces, ¿debemos gritar a toda costa?
Como bien hemos visto, el hecho de gritar puede favorecernos en el transcurso de un partido de tenis. Sin embargo, si el grito no se produce de manera natural y lo forzamos en afán de molestar a nuestro contrincante, puede ser que nos salga el tiro por la culata y perdamos la concentración a la hora de golpear.
Por eso, lo más recomendable es dejar que tu cuerpo se exprese de una forma fluida y sin artificios, sin reprimir ni exagerar el grito y concentrándote principalmente en jugar al tenis.
Carlos Coll
As
En algunas disciplinas deportivas, podemos escuchar a los participantes emitir sonidos guturales al realizar continuos movimientos que impliquen un determinado esfuerzo. Sin duda, el deporte más conocido por este fenómeno es el tenis.
Antiguamente, en los partidos de tenis, tan sólo se podía apreciar el sonido de la bola impactando en las cuerdas. Sin embargo, hoy en día, raro es el jugador (tanto amateur como profesional) que no grita en ciertos momentos de sobreesfuerzo o extenuación.
Ello genera mucha controversia, ya que los rivales pueden quejarse si tienen ante sí a un jugador que se desgañita sistemáticamente al ejecutar un golpe. Como dato curioso, es interesante destacar los 101 decibelios que llega a alcanzar los gritos de Maria Sharapova; la Organización Mundial de la Salud considera que los sonidos superiores a 70 decibelios suponen contaminación acústica.
¿Qué dice la ciencia?
La ciencia aborda este tema desde dos ópticas diferentes: la del jugador que grita, ya que el grito puede estar relacionado con el rendimiento de los golpes; y la del jugador que se enfrenta a un contrincante que grita, dado que el sonido puede producir desconcentración y mermar la precisión en los golpes.
Sea como fuere, el hecho de gritar favorece de manera evidente al jugador emisor.
Efecto negativo en el oponente
Existen trabajos experimentales que demuestran que, cuando gritamos, podemos distorsionar o neutralizar cierta información auditiva útil para nuestro rival.
En base a ello, se estima un retraso de 30 milisegundos en nuestra capacidad de respuesta en pista cuando hay presencia de un estímulo auditivo adicional. Esto supondría llegar en torno a sesenta centímetros tarde a la devolución de una bola estándar con respecto a una situación en ausencia de gritos.
Influencia en el jugador que grita
Cuando se analiza el efecto de un grito, hay evidencias de que mejora el rendimiento al golpear.
Se calcula que los golpes desde la línea de fondo aumentan su velocidad un 3,8 % cuando lleva acompañamiento acústico. En un servicio, la velocidad se incrementa casi un cinco por ciento.
Aunque el aumento de velocidad no reflejó un desgaste físico extra en relación a la percepción del esfuerzo y el consumo de energía, sí que se experimentó un incremento de fuerza medido por la actividad muscular.
Entonces, ¿debemos gritar a toda costa?
Como bien hemos visto, el hecho de gritar puede favorecernos en el transcurso de un partido de tenis. Sin embargo, si el grito no se produce de manera natural y lo forzamos en afán de molestar a nuestro contrincante, puede ser que nos salga el tiro por la culata y perdamos la concentración a la hora de golpear.
Por eso, lo más recomendable es dejar que tu cuerpo se exprese de una forma fluida y sin artificios, sin reprimir ni exagerar el grito y concentrándote principalmente en jugar al tenis.