“Hay conciencia de que se puede ganarle al Presidente y lograr unidad”

Mesa considera que el Gobierno que entre el 2020 debe hacer “un shock democrático”.

Página Siete / La Paz
Con un poco más de aire tras el anuncio del Gobierno de que el juicio de responsabilidades por el caso Quiborax quedará en suspenso por ahora, el expresidente Carlos Mesa hace planes para la conformación de una coordinadora de plataformas del 21F y, para “no hacerle juego al MAS” no quiere anunciar aún si será o no candidato el 2019.


En la más reciente encuesta de Página Siete, Mesa logra un empate técnico con Morales en primera vuelta y una victoria contundente en segunda vuelta.

Frente a eso, el exmandatario dice que es una constatación de que el “el MAS es pasado” y que es posible ganarle al Presidente, así como lograr la unidad de la oposición para 2019.

El MAS ha suspendido el proceso de juicio de responsabilidades. ¿A qué atribuye este viraje?

Quizás para el Gobierno hay un paréntesis, pero yo acuso a Héctor Arce, a Pablo Menacho y a César Navarro de una responsabilidad directa en el mal manejo y en los delitos que se han cometido en los 10 años que ha durado el proceso de defensa, pésimo por cierto, del caso Quiborax. No sé cuánto durará el paréntesis porque el Gobierno ha definido una estrategia de demolición de mi imagen por dos vías: la jurídica, con la posibilidad de llevarme a un juicio y condenarme, y por la sucesión de acusaciones sin fundamento de descrédito de casos que van a ir apareciendo para destruirme porque consideran que soy una figura relevante de una potencial oposición al Gobierno en las elecciones del año 2019. En consecuencia, creo que la estrategia no ha cambiado, pero la forma en que la llevaron adelante, la parte táctica por decirlo así, fue un gran error. Había dos objetivos, un objetivo era Carlos Mesa y el otro objetivo era liberarse de la responsabilidad y transferírmela a mí, pero no se dieron cuenta de que yo no estoy dispuesto a agachar la cabeza, estoy dispuesto a enfrentarme como lo he hecho, a cara descubierta, con argumentos jurídicos y políticos, y eso es lo que no midieron.

¿Cuál sería su lectura política de la suspensión del caso en la Asamblea Legislativa?

En el caso de que la Asamblea Legislativa considerara el juicio implicaba que yo iba a pedir una presentación tanto en la comisión mixta como en el plenario. Esas dos intervenciones tenían también una carga política y mediática muy fuerte y creo que ellos midieron costo beneficio. Me da la impresión de que por ahora han hecho un paréntesis, simplemente un paréntesis, no hay que olvidar que se está reactivando la comisión investigadora que preside la diputada Rivero en el caso Camargo-Correa, por lo tanto, esto no ha terminado ni muchísimo menos.

Hay quienes consideran que el beneficiario de esta arremetida judicial ha sido Carlos Mesa porque se ha convertido en el líder político de la oposición y del 21F. ¿Qué opina usted?

Yo no estoy muy seguro de que eso sea un beneficio. Tengo la impresión de que el Gobierno está buscando agudizar la polarización política y creo que ellos no están sorprendidos con el hecho de que yo aparezca como una figura referencial en el caso de la oposición. Creo que hay una estrategia que es la polarización, la electoralización y la eventualidad de encontrar un solo candidato al cual enfrentarse. No es algo que esté fuera de la propia estrategia.

Se habla de que el MAS busca una figura polarizadora para validar la postulación de Evo.

Sin duda, el Gobierno está tratando de decirle a la sociedad quién va a ser el candidato que enfrente a Evo Morales, lo que implica que Evo Morales ya sería candidato para el 2019, y esa es la razón fundamental por la que en este momento no debe hablarse de candidaturas. Es muy obvia la estrategia en esa dirección y la respuesta debe ser la bandera ante la que todos estamos unidos, la del 21F, para lograr que el Presidente se convenza de que no puede ni debe ser candidato para la Presidencia el 2019.



¿A usted han tratado de empujarlo a decidir una candidatura?

Han tratado, sí, por supuesto. El presidente del Senado casi, casi me ha hecho un pedido personal en tono de ruego. Entiendo el papel que tiene que jugar, pero no me va a convencer, quizá sea él el que menos.

¿Sigue vigente su idea de liderar esta lucha por el respeto al resultado del 21 de febrero?

Está vigente mi compromiso con el 21F, en absoluto mi decisión de liderar nada, porque “quién eres tú”, me puede preguntar con todo derecho cualquier ciudadano. Mucha gente, sobre todo que no me quiere bien, dice que Carlos Mesa, con oportunismo, aprovechando su victimismo en el caso Quiborax, se monta en el 21F; quiero recordar que fui la primera personalidad política que dijo que iba a votar No públicamente a fines de septiembre del año 2015. No me estoy subiendo a ningún carro. Desde octubre del año 2015 he hecho 16 artículos en los periódicos. Dicho lo cual, no pretendo liderar nada, si puedo ayudar a articular la unidad del país entero con relación al 21F por supuesto que cuentan conmigo.

¿Cómo interpreta políticamente el apoyo que usted recibió de líderes políticos en el marco del juicio? ¿No es un principio articulador en torno a la defensa del 21F?

Primero, un agradecimiento muy particular a los líderes políticos, específicamente a Tuto Quiroga, Rubén Costas, Samuel Doria Medina y Luis Revilla, quienes me han expresado su solidaridad. Segundo, sí se trata de una acción importante, que muestra la toma de conciencia. No soy la única persona que he sido sometido a la criminalización y a la judicialización de la política, esta es una saga larguísima, centenares de compatriotas están fuera de Bolivia. Lo que he vivido yo ha sido de alguna manera la última gota de un vaso que estaba a punto de rebalsar. El razonamiento es correcto, yo creo que si se plantea la posibilidad de una articulación, ojalá una articulación entre partidos políticos y plataformas ciudadanas. La sociedad tiene que entender que tenemos que unirnos todos sin diferenciación en la defensa del 21F.



¿Estamos hablando de una articulación sólo para la defensa del 21F o para una potencial candidatura, no necesariamente la suya?

El paso uno es el 21F, pero no cabe ninguna consideración sobre si eso representa o no una articulación de futuro porque corremos el riesgo de que se interprete que estamos construyendo una candidatura y no es así. El fondo debe ser estructural y conceptualmente la defensa del No a la modificación del 168 a la Constitución.

¿Cómo interpreta los resultados de la última encuesta de Página Siete en la que Carlos Mesa aparece situado como una figura política muy importante?

Un par de cosas son significativas, la primera, yo creo que comienza a solidificarse la idea de que el MAS es pasado, de que el MAS es historia, de que el MAS está agotado. El segundo elemento es que se está produciendo una conciencia de que es posible ganarle al Presidente y de que es posible la unidad, que en este contexto aparezca mi figura como esa posible unidad es una circunstancia referida a las encuestas. Mi posición no ha cambiado en sentido de que no iba a ser candidato.

Sin embargo, el electorado boliviano está ansioso de que haya una candidatura. ¿Eso no le mueve a repensar su decisión de no ser candidato?

Es que aquí entramos en el peligroso juego y en el peligroso escenario de asumir algo que no debemos asumir: la premisa de que Evo Morales va a ser candidato. Esa premisa es inaceptable y al ser una premisa inaceptable la hipótesis no puede ser considerada. Quien tiene que escoger no es la oposición, quien tiene que escoger es el gobierno del presidente Morales, tiene que escoger quién va a ser su sucesor a la candidatura del 2019.



En Venezuela la oposición adoptó una posición similar, pero el chavismo terminó consolidándose en el poder. ¿No existe ese riesgo en Bolivia?

Cuando lleguemos a ese puente lo cruzaremos. Si uno asume hoy que vamos a perder la lucha por el 21F está asumiendo una derrota.

La pregunta es cuándo va a llegar ese puente porque también hay un calendario electoral que se va a ejecutar y el riesgo es que la oposición quede rezagada.

Eso es un elemento que yo no puedo dar como respuesta, porque lo que tenemos que lograr todos juntos es la articulación de una coordinación nacional. Yo tengo algunas ideas sobre ello, pero preferiría dejarlas pendientes para cuando una coordinadora legítima, es decir, que represente a estos dos brazos fundamentales que son las plataformas y colectivos –movimientos sociales indígenas y mujeres y jóvenes– y los partidos políticos. Mi impresión es que está en buena dirección, pero todavía no se ha cristalizado, una vez que se cristalice, la definición del día “D” tendrá que venir de ese grupo.

Usted a veces deja abierta la posibilidad de ser candidato y otras veces la cierra. ¿Se podría decir que el caso Quiborax le ha hecho repensar el asunto y ha sido un aliciente para adoptar más protagonismo en la política?

El caso Quiborax me ha hecho tomar conciencia, en cuerpo propio, en mi propio pellejo, de una situación que teóricamente la tengo clara, que es la criminalización y la judicialización de la política. Esta cuestión te marca algo fundamental que es la defensa de los valores democráticos y la recomposición de una institucionalidad democrática destruida. Que eso implique un salto en una determinada dirección o en otra, ya depende de cada uno y eso es una cosa que me reservo en este momento.



¿El caso lo ha golpeado en lo personal y en lo familiar?

Por supuesto, estas son circunstancias complejas, no es lo mismo cuando tú tienes todo el poder que cuando tienes un pequeño equipo con recursos limitados para enfrentar a esta maquinaria gigantesca que el Gobierno ha utilizado, pero, se ha podido demostrar que ese poder es derrotable. Significa un esfuerzo físico mental y psíquico muy fuerte, pero mi espíritu está absolutamente inalterado, mucho más fortalecido, la cabeza alta y mi decisión clara. Lo que hemos hecho en el caso Quirobax contradice de alguna manera esa teoría de la indecisión, de la falta de valor, de que sí, pero no. Creo haber mostrado cómo soy y cómo voy a actuar hoy y en el futuro.

¿Cuál podría ser el papel del Tribunal Supremo Electoral en la defensa del 21F?

EL Tribunal Supremo es un órgano del Estado, es decir, tiene exactamente el mismo peso, el mismo valor, la misma jerarquía que el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder Legislativo. El Órgano Electoral es la última barrera que tiene la institucionalidad democrática para preservarse frente a la arremetida antidemocrática y autoritaria. El Tribunal Electoral tiene que tomar conciencia de que en la mano suya está preservar o no lo último que queda de nuestro sistema democrático. El Tribunal Supremo Electoral puede alargar nuestra espera hasta el momento de la inscripción de candidatos y nadie podría objetárselo desde el punto de vista legal, pero desde el punto de vista de su responsabilidad democrática sería deseable que se pronuncie antes, idealmente el 21 de febrero del 2019, una fecha simbólica.



¿Eso no es una inhabilitación de sus miembros para un futuro pronunciamiento oficial?

No, que yo sepa no existe ninguna restricción legal para que el Tribunal Supremo pueda emitir una comunicación formal, oficial y definitiva sobre si el Presidente está habilitado o no.

¿Cuáles son los próximos pasos en la defensa del 21F? ¿Habrá movilizaciones sociales?

En lo que a mí toca estoy trabajando en la idea de articular una estructura coordinadora, cuando digo articular hablo de propuestas que todavía no he hecho públicas. La idea de movilización o la idea de salida a la calle solamente tiene sentido cuando tú tienes un objetivo claro, es un aspecto que hay que trabajar de manera común.

¿Cómo ve la movilización de gente que se dirige a Potosí para este 6 de agosto?

La respeto profundamente– hay gente valiente– siempre y cuando las movilizaciones planteadas sean democráticas, pacíficas y no violentas. Pero por supuesto el hecho de que democráticamente en ese escenario o en cualquier otro la gente se exprese masivamente por Bolivia dijo No me parece legítimo.

¿Cómo sería esa coordinadora que usted plantea crear?

Si se hace la pregunta a las plataformas, muchas dirán que ya existen coordinadoras, pero todavía no hay una coordinadora de plataformas a nivel nacional, yo creo que debería existir, pero esto tiene que ser discutido y trabajado, no sobre las ideas voluntaristas mías, sino sobre los contactos que permitan que esto se articule realmente.



¿Hay algunos ejes unificadores para crear esa coordinadora más allá de la defensa del voto?

Tiene que definirse estrategia y táctica en una acción que tenga como objetivo convencer al presidente Evo Morales de cumplir la ley y demostrar que el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional es írrito y ha cometido prevaricato. Los elementos son la construcción de una coordinadora nacional legítima, la definición de un día D y el establecimiento de un conjunto de objetivos concretos para lograr el cumplimiento del 21F.

¿Cuál sería el escenario político en caso de que el MAS ponga a otro candidato?

Yo creo que el elemento más interesante del 21F es que la sociedad boliviana se da cuenta de

que la defensa de la democracia se convierte en una cuestión central. Un gobierno del año 2020 debe hacer un shock democrático, una recuperación de los valores esenciales de la democracia que han sido devaluados por el Gobierno y luego el punto más importante del pos 21 de febrero es hacer una propuesta histórica de carácter económico y social que se base en dos elementos claves: uno, el reconocimiento de la construcción que se hizo en el gobierno del presidente Evo Morales, porque sería absurdo pretender que vamos a volver a un antes del 2006. Y dos, hay un conjunto de cosas que se distorsionaron, que se hicieron mal o que son insuficientes. Así como el MAS fue una respuesta al proyecto democrático pos-UDP, ahora tenemos que dar una respuesta a lo que fue el proyecto histórico del MAS.







¿O sea, hay Bolivia sin Evo?

Pero definitivamente.

Porque hay quienes temen que después de Evo venga el diluvio…

El diluvio, el apocalipsis, el desastre. Si esto fuera así sería un gran fracaso histórico del presidente Morales, de su proyecto histórico y de los bolivianos. El gran éxito histórico del propio proceso que ellos han liderado está en demostrar que hay futuro para ellos y para nosotros más allá de Evo Morales.

Cualquier propuesta opositora va a requerir recursos, no sólo programáticos, sino de fortaleza partidaria. ¿Cómo encarar esta situación?

La sociedad boliviana es magnífica porque plantea reglas iguales, que todos tengan las mismas posibilidades, y cuando les dices que el Estado debe financiar a los partidos, dicen “qué barbaridad, cómo es posible”, entonces en qué quedamos. Le vamos a dar al Presidente y a su gobierno todos los recursos para que los usen indiscriminadamente y cuando la oposición quiere conseguir un respaldo mínimo se lo niegan porque creen que lo va a utilizar mal. Luego quieren que no hayan fondos negros, que no hayan fondos de narcotráfico, de personas que pagan una plata a cambio de que les devuelvan con contratos, hay una contradicción de fondo, más allá de las candidaturas. Una ley de partidos que rechaza categóricamente el financiamiento a los partidos está abriendo la puerta al dinero negro, al desequilibrio y a que el Gobierno siga haciendo lo que le parece conveniente con los fondos de todos nosotros. Eso no es equilibrado, no es correcto.



¿No cree que haya posibilidades de una confrontación estilo Nicaragua, tomando en cuenta que García Linera dijo que la pelea será entre indios y q’aras?

La primera ironía es si se ha visto en el espejo el vicepresidente Álvaro García Linera. Yo no le veo una cara de aymara ni en pelea de perros. Si el vicepresidente después de 13 años y después de nueve años de una Constitución Plurinacional viene con el discurso de q’aras e indios quiere decir que ha fracasado rotundamente, es una afirmación de un fracaso histórico. ¿No era que su Constitución y su propuesta plurinacional iban a eliminar completamente la discriminación, las confrontaciones para estructurar una nación de todos? La democracia no es la unanimidad, la democracia es la confrontación de ideas, pero el secreto es que esa confrontación no puede ni debe darse en la calle, por las balas, tiene que darse en el escenario del debate.

Se dice que en las próximas semanas va a salir el fallo de la Haya. ¿Cómo cree que va a impactar este fallo en el escenario político y si cree que el Presidente lo utilizará para rédito personal?

Yo espero que el fallo sea favorable a Bolivia, lo que será el resultado de un trabajo muy bien hecho. Creo que el presidente Morales tiene un mérito extraordinario en el tema, creo que hay que reconocerle su voluntad política, su decisión y su claridad para entender el camino que había que seguir. Pero, me da la impresión de que el rédito positivo que políticamente pueda tener no va alcanzarle como él esperaba porque estamos muy lejos del proceso electoral y él llega al fallo muy deteriorado. Esto no quiere decir que no reconozca que probablemente vaya a tener un impacto positivo en su imagen si el fallo fuera favorable.



Pero también el rédito político sería para Carlos Mesa porque ha sido parte de este proceso. ¿Va a usar políticamente al mar?

He participado y creo que he contribuido de manera importante en el tema del mar, pero no soy, ni mucho menos, la persona que más mérito tiene en este tema, ni siquiera equiparable a lo que ha hecho el expresidente Rodríguez Veltzé y mucho menos a lo que ha hecho el presidente Morales. Que hubiera una mirada positiva sobre lo que yo he hecho la agradeceré, pero no sería justo ni correcto de mi parte hacer un uso político porque el papel que yo entiendo haber jugado es el papel de un equipo. Yo lamento terrible y profundamente que lleguemos al fallo hechos pedazos dentro del propio equipo. El Gobierno ha destrozado este equipo en el último tiempo.

¿Eso puede perjudicar una futura negociación?

Yo esperaría que no, ojalá que pudiéramos recuperar otra vez la idea de Estado, ojalá que el fallo nos permita serenidad y nos permita encontrar otra vez la lógica que primó desde el 2011 hasta el 2016-2017.

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