El Senado argentino autoriza el allanamiento de los domicilios de Cristina Fernández de Kirchner
Decenas de miles de personas se manifiestan frente el Congreso contra la corrupción
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
La justicia argentina será testigo de la intimidad de Cristina Fernández de Kirchner. El Senado ha aprobado luego de dos intentos fallidos el pedido de allanamiento que el juez Claudio Bonadio presentó en la causa de los “cuadernos de la corrupción”, como se llama a la mayor investigación por cobro de sobornos jamás investigada en Argentina. Por unanimidad, los legisladores decidieron decidieron finalmente suspender los fueros de la expresidenta, un día después de que ella misma pidiese a sus pares que dejaran al juez entrar a sus domicilios. Kirchner envió una carta en la que intentó poner condiciones a cualquier inspección. “Que Bonadio no rompa nada”, dijo. Pidió además que los senadores exigiesen que no habrá cámaras en el interior de sus viviendas, para evitar así “la difusión de imágenes en programas oficialistas con clara intención de humillación y hostigamiento”.
La policía podrá ingresar al piso que la expresidenta tiene en el barrio de Recoleta, en Buenos Aires, donde vive cuando se traslada desde la provincia de Santa Cruz. Allí tiene otras dos casas, una en Río Gallegos y otra en El Calafate. El juez quiere corroborar en ellas los dichos de varios testigos que contaron que el dinero de los sobornos se almacenaba en los domicilios particulares de Néstor y Cristina Kirchner. No espera encontrar dólares, pero sí conocer si los espacios físicos coinciden con las descripciones que escuchó en su despacho.
Bonadio tiene a su cargo la investigación de una presunta red de sobornos montada durante el kirchnerismo con los contratos de la obra pública. Una docena de empresarios y dos exfuncionarios declararon como arrepentidos y confirmaron parte de los apuntes de un chófer del poder, Oscar Centeno, que durante 10 años anotó en ocho cuadernos escolares los viajes que realizó con bolsos cargados de dinero.
Fernández de Kirchner no perdió sus fueros parlamentarios. El Senado sólo debate autorizar al juez que revise sus casas, pero no encarcelarla, cualquiera sea las pruebas que encuentre. La de hoy es la tercera sesión para tratar el destino de la expresidenta, luego de dos intentos en los que el peronismo no dio quorum y el oficialismo no presentó a dos senadores, uno por baja médica y el otro porque estaba de vacaciones. En este nuevo intento, los senadores cuentan con el visto bueno de Kirchner, pero también debieron enfrentar la presión de la calle.
El rechazo a la expresidenta pudo más que los sinsabores de la crisis económica y decenas de miles de argentinos marcharon el martes por la noche frente al Congreso para pedir su desafuero. Las consignas fueron contra Kirchner, pero también contra el resto de los senadores, a los que acusaron de protegerse como en un club para ocultar sus presuntos negocios sucios. “Presa la queremos", "No vuelven más", "Argentina sin Cristina" fueron algunas de las consignas que se escucharon en la plaza.
La situación judicial de Fernández de Kirchner se complica con cada declaración en la “causa de los cuadernos”. Mientras los empresarios pagadores coincidieron en considerarse víctimas de una extorsión por parte de exfuncionarios corruptos, el juez tuvo ante sí el testimonio clave de dos cargos que participaron del corazón de la red. Uno fue el de Claudio Uberti, que oficiaba como recaudador y apuntó directamente contra los Kirchner como jefes de la trama. El otro, el de José López, preso desde hace dos años tras ser atrapado cuando arrojaba sobre la tapia de un convento bolsos con 9 millones de dólares. López era secretario de Obras Públicas y su nombre no figuraba en los cuadernos de Centeno. Pero tal vez por ser el más comprometido, se acogió declaró como testigo protegido contra la expresidenta y su marido Néstor, fallecido en 2010.
"No me arrepiento de nada"
Kirchner negó siempre cualquier responsabilidad, denunció que Mauricio Macri usa a los jueces para perseguirla políticamente y consideró al juez Bonadio punta de lanza de una campaña para ocultar la crisis económica, el talón de Aquiles del Gobierno. "Esta es la primera vez que se va a allanar la vivienda de senadores. Ni en 2001, con el escándalo institucional más importante de que se tenga memoria [el supuesto pago de sobornos para la aprobación de la reforma laboral], ni siquiera en esa oportunidad se allanó la vivienda de ningún senador. Sólo se hizo una inspección", expuso hoy la expresidenta en el Senado. "Si cren que con los desafueros, con los Bonadios, me voy a arrepentir, ¡no! ¡No me arrepiento de nada de lo que hice!", aseguró.
Mientras el Senado trataba el desafuero de la expresidenta, el dólar alcanzó un nuevo récord, hasta los 30,7 pesos, en un escenario de creciente tensión social. Una marcha de empleados portuarios terminó el martes con graves incidentes frente a la casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, las universidades están paralizadas por una huelga general de cuatro días y ya se respira en la calle un “clima de diciembre”, un mes tradicionalmente conflictivo.
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
La justicia argentina será testigo de la intimidad de Cristina Fernández de Kirchner. El Senado ha aprobado luego de dos intentos fallidos el pedido de allanamiento que el juez Claudio Bonadio presentó en la causa de los “cuadernos de la corrupción”, como se llama a la mayor investigación por cobro de sobornos jamás investigada en Argentina. Por unanimidad, los legisladores decidieron decidieron finalmente suspender los fueros de la expresidenta, un día después de que ella misma pidiese a sus pares que dejaran al juez entrar a sus domicilios. Kirchner envió una carta en la que intentó poner condiciones a cualquier inspección. “Que Bonadio no rompa nada”, dijo. Pidió además que los senadores exigiesen que no habrá cámaras en el interior de sus viviendas, para evitar así “la difusión de imágenes en programas oficialistas con clara intención de humillación y hostigamiento”.
La policía podrá ingresar al piso que la expresidenta tiene en el barrio de Recoleta, en Buenos Aires, donde vive cuando se traslada desde la provincia de Santa Cruz. Allí tiene otras dos casas, una en Río Gallegos y otra en El Calafate. El juez quiere corroborar en ellas los dichos de varios testigos que contaron que el dinero de los sobornos se almacenaba en los domicilios particulares de Néstor y Cristina Kirchner. No espera encontrar dólares, pero sí conocer si los espacios físicos coinciden con las descripciones que escuchó en su despacho.
Bonadio tiene a su cargo la investigación de una presunta red de sobornos montada durante el kirchnerismo con los contratos de la obra pública. Una docena de empresarios y dos exfuncionarios declararon como arrepentidos y confirmaron parte de los apuntes de un chófer del poder, Oscar Centeno, que durante 10 años anotó en ocho cuadernos escolares los viajes que realizó con bolsos cargados de dinero.
Fernández de Kirchner no perdió sus fueros parlamentarios. El Senado sólo debate autorizar al juez que revise sus casas, pero no encarcelarla, cualquiera sea las pruebas que encuentre. La de hoy es la tercera sesión para tratar el destino de la expresidenta, luego de dos intentos en los que el peronismo no dio quorum y el oficialismo no presentó a dos senadores, uno por baja médica y el otro porque estaba de vacaciones. En este nuevo intento, los senadores cuentan con el visto bueno de Kirchner, pero también debieron enfrentar la presión de la calle.
El rechazo a la expresidenta pudo más que los sinsabores de la crisis económica y decenas de miles de argentinos marcharon el martes por la noche frente al Congreso para pedir su desafuero. Las consignas fueron contra Kirchner, pero también contra el resto de los senadores, a los que acusaron de protegerse como en un club para ocultar sus presuntos negocios sucios. “Presa la queremos", "No vuelven más", "Argentina sin Cristina" fueron algunas de las consignas que se escucharon en la plaza.
La situación judicial de Fernández de Kirchner se complica con cada declaración en la “causa de los cuadernos”. Mientras los empresarios pagadores coincidieron en considerarse víctimas de una extorsión por parte de exfuncionarios corruptos, el juez tuvo ante sí el testimonio clave de dos cargos que participaron del corazón de la red. Uno fue el de Claudio Uberti, que oficiaba como recaudador y apuntó directamente contra los Kirchner como jefes de la trama. El otro, el de José López, preso desde hace dos años tras ser atrapado cuando arrojaba sobre la tapia de un convento bolsos con 9 millones de dólares. López era secretario de Obras Públicas y su nombre no figuraba en los cuadernos de Centeno. Pero tal vez por ser el más comprometido, se acogió declaró como testigo protegido contra la expresidenta y su marido Néstor, fallecido en 2010.
"No me arrepiento de nada"
Kirchner negó siempre cualquier responsabilidad, denunció que Mauricio Macri usa a los jueces para perseguirla políticamente y consideró al juez Bonadio punta de lanza de una campaña para ocultar la crisis económica, el talón de Aquiles del Gobierno. "Esta es la primera vez que se va a allanar la vivienda de senadores. Ni en 2001, con el escándalo institucional más importante de que se tenga memoria [el supuesto pago de sobornos para la aprobación de la reforma laboral], ni siquiera en esa oportunidad se allanó la vivienda de ningún senador. Sólo se hizo una inspección", expuso hoy la expresidenta en el Senado. "Si cren que con los desafueros, con los Bonadios, me voy a arrepentir, ¡no! ¡No me arrepiento de nada de lo que hice!", aseguró.
Mientras el Senado trataba el desafuero de la expresidenta, el dólar alcanzó un nuevo récord, hasta los 30,7 pesos, en un escenario de creciente tensión social. Una marcha de empleados portuarios terminó el martes con graves incidentes frente a la casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, las universidades están paralizadas por una huelga general de cuatro días y ya se respira en la calle un “clima de diciembre”, un mes tradicionalmente conflictivo.