El rechazo del Senado a la legalización del aborto no frena el debate en Argentina
Después de que la Cámara Alta rechazase la legalización, el Gobierno anuncia la posible supresión del aborto como delito
Mar Centenera
Buenos Aires, El País
El debate sobre el aborto sigue vivo en Argentina. El Senado rechazó ayer, por 38 votos a 31, legalizar la interrupción voluntaria del embarazo. El país quedó estancado en 1921, año en que se aprobó la ley vigente que sólo la permite en caso de violación o riesgo para la salud de la madre. Pero ya nada será igual. Las miles de mujeres que exigieron el derecho a decidir sobre sus cuerpos sostendrán la movilización hasta que el aborto legal sea una realidad. El Gobierno estudia eliminarlo como delito.
"Hoy no es una derrota, se lo digo a las chicas que están afuera. Esto es un triunfo monumental porque hemos logrado colocarlo en el debate nacional. Nadie podrá parar a la oleada de la nueva generación. Será ley, habrá ley, contra viento y marea", dijo el senador progresista Pino Solanas durante la maratónica sesión en la Cámara Alta. Fue uno de discursos más aplaudidos desde el lado verde de la plaza, donde los partidarios de la legalización del aborto protagonizaron una de las manifestaciones más multitudinarias de los últimos años. Al otro lado, los celestes tapaban las palabras del senador con cánticos a favor de las dos vidas: la de la madre y la del "bebé por nacer".
Mauricio Macri habilitó por primera vez en casi un siglo el debate parlamentario sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Las dos excepciones al delito del aborto suponían un gran avance hace 97 años, pero hoy son insuficientes. Con el rechazo en el Senado, Macri perdió la oportunidad de pasar a la historia como el presidente que legalizó el aborto en Argentina y saldar así una deuda pendiente con las mujeres. El mandatario adoptó una postura neutral y anticipó que no vetaría la ley, pero Cambiemos, la coalición que encabeza, fue la que más votos aportó en contra de la iniciativa.
La sesión en el Senado se alargó durante más de 16 horas. La victoria en la Cámara de Diputados, pero en especial la multitudinaria movilización que acompañó al 'sí' el pasado 14 de junio, hicieron pensar en un primer momento que la marea verde se impondría también en la Cámara Alta, mucho más conservadora, donde están representados los intereses de las provincias del interior del país. Pero con el paso de las semanas, la presión de la Iglesia católica y los evangélicos ganó terreno hasta decantar la votación.
"Que sea ley"
Fuera del Congreso, se concentraron multitudes a favor y en contra de la ley, que desafiaron la lluvia, un viento que volaba los paraguas y temperaturas que se acercaron a los cero grados durante la noche. La votación se celebró poco antes de las tres de la madrugada. El resultado negativo no fue una sorpresa para nadie. Las decenas de miles de mujeres movilizadas a favor del derecho a decidir enmudecieron sólo durante unos instantes. De inmediato, con los pañuelos verdes en alto, repitieron un grito unánime que no fue escuchado: "Que sea ley". Desde el otro lado de la plaza llegaban aplausos y fuegos artificiales.
Ya de mañana, Macri brindó un mensaje para asegurar que el debate sobre la despenalización del aborto "continuará". También se comprometió a mejorar los programas de educación sexual con el fin de evitar embarazos no deseados. A día de hoy, siete de cada diez gestantes adolescentes aseguran que no planificaron su embarazo." Queremos que esas chicas tengan la posibilidad de elegir y que no sea su vía de desarrollo tener un chico cuando no están en condiciones o no saben lo que significan", dijo Macri desde la sede del Gobierno argentino.
Más tarde, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, anunció que el próximo 21 de agosto el Gobierno presentará ante el Congreso el proyecto de reforma del Código Penal, que ampliará la despenalización del aborto. Según la normativa vigente, las mujeres que no siguen adelante con su embarazo se arriesgan a una condena de hasta cuatro años de cárcel.
La despenalización es vista como un primer paso por el movimiento de mujeres, que reclama que el aborto sea legal y pueda realizarse en los hospitales de forma gratuita y segura. Si dejase de ser delito, las mujeres ya no tendrían miedo de acudir a urgencias en caso de sufrir alguna complicación, pero aún quedarían desprotegidas aquellas embarazadas sin recursos para realizarse un aborto seguro. Las organizaciones feministas se preparan para volver a presentar un proyecto de legalización el año que viene, cuando podrá volverse a tratar en el Congreso.
La escritora Claudia Piñeiro, activa militante a favor del derecho de las mujeres a decidir, consideró que "la batalla cultural está ganada". "Ayer en la Argentina se votaba aborto legal o aborto clandestino. Las mujeres fuimos condenadas a seguir abortando en la clandestinidad y con cualquier recurso: rama de perejil, aguja de tejer, percha o clínica según la clase social a la que pertenezcamos. Otra vez me permito disentir de las palabra del Presidente: no se trata de creencias, se trata de salud pública. No lo entendieron. Ni él ni la mayoría de los senadores", escribió la novelista en una columna en Clarín que se viralizó en las redes sociales.
El Congreso no puede volver a tratar la legalización del aborto hasta 2019, pero la reivindicación seguirá en las calles. Es cuestión de tiempo que las argentinas no sean forzadas a dar a luz, sino que puedan elegir cómo y cuándo ser madres. Hasta ese día, el debate ha logrado que el tema deje de ser un tabú para ser visto como un problema de salud pública. Miles de mujeres han contado cómo abortaron y crecen cada día más las redes que brindan ayuda a las que van a dar ese paso, para que lo hagan en las condiciones más seguras posible.
Mar Centenera
Buenos Aires, El País
El debate sobre el aborto sigue vivo en Argentina. El Senado rechazó ayer, por 38 votos a 31, legalizar la interrupción voluntaria del embarazo. El país quedó estancado en 1921, año en que se aprobó la ley vigente que sólo la permite en caso de violación o riesgo para la salud de la madre. Pero ya nada será igual. Las miles de mujeres que exigieron el derecho a decidir sobre sus cuerpos sostendrán la movilización hasta que el aborto legal sea una realidad. El Gobierno estudia eliminarlo como delito.
"Hoy no es una derrota, se lo digo a las chicas que están afuera. Esto es un triunfo monumental porque hemos logrado colocarlo en el debate nacional. Nadie podrá parar a la oleada de la nueva generación. Será ley, habrá ley, contra viento y marea", dijo el senador progresista Pino Solanas durante la maratónica sesión en la Cámara Alta. Fue uno de discursos más aplaudidos desde el lado verde de la plaza, donde los partidarios de la legalización del aborto protagonizaron una de las manifestaciones más multitudinarias de los últimos años. Al otro lado, los celestes tapaban las palabras del senador con cánticos a favor de las dos vidas: la de la madre y la del "bebé por nacer".
Mauricio Macri habilitó por primera vez en casi un siglo el debate parlamentario sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Las dos excepciones al delito del aborto suponían un gran avance hace 97 años, pero hoy son insuficientes. Con el rechazo en el Senado, Macri perdió la oportunidad de pasar a la historia como el presidente que legalizó el aborto en Argentina y saldar así una deuda pendiente con las mujeres. El mandatario adoptó una postura neutral y anticipó que no vetaría la ley, pero Cambiemos, la coalición que encabeza, fue la que más votos aportó en contra de la iniciativa.
La sesión en el Senado se alargó durante más de 16 horas. La victoria en la Cámara de Diputados, pero en especial la multitudinaria movilización que acompañó al 'sí' el pasado 14 de junio, hicieron pensar en un primer momento que la marea verde se impondría también en la Cámara Alta, mucho más conservadora, donde están representados los intereses de las provincias del interior del país. Pero con el paso de las semanas, la presión de la Iglesia católica y los evangélicos ganó terreno hasta decantar la votación.
"Que sea ley"
Fuera del Congreso, se concentraron multitudes a favor y en contra de la ley, que desafiaron la lluvia, un viento que volaba los paraguas y temperaturas que se acercaron a los cero grados durante la noche. La votación se celebró poco antes de las tres de la madrugada. El resultado negativo no fue una sorpresa para nadie. Las decenas de miles de mujeres movilizadas a favor del derecho a decidir enmudecieron sólo durante unos instantes. De inmediato, con los pañuelos verdes en alto, repitieron un grito unánime que no fue escuchado: "Que sea ley". Desde el otro lado de la plaza llegaban aplausos y fuegos artificiales.
Ya de mañana, Macri brindó un mensaje para asegurar que el debate sobre la despenalización del aborto "continuará". También se comprometió a mejorar los programas de educación sexual con el fin de evitar embarazos no deseados. A día de hoy, siete de cada diez gestantes adolescentes aseguran que no planificaron su embarazo." Queremos que esas chicas tengan la posibilidad de elegir y que no sea su vía de desarrollo tener un chico cuando no están en condiciones o no saben lo que significan", dijo Macri desde la sede del Gobierno argentino.
Más tarde, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, anunció que el próximo 21 de agosto el Gobierno presentará ante el Congreso el proyecto de reforma del Código Penal, que ampliará la despenalización del aborto. Según la normativa vigente, las mujeres que no siguen adelante con su embarazo se arriesgan a una condena de hasta cuatro años de cárcel.
La despenalización es vista como un primer paso por el movimiento de mujeres, que reclama que el aborto sea legal y pueda realizarse en los hospitales de forma gratuita y segura. Si dejase de ser delito, las mujeres ya no tendrían miedo de acudir a urgencias en caso de sufrir alguna complicación, pero aún quedarían desprotegidas aquellas embarazadas sin recursos para realizarse un aborto seguro. Las organizaciones feministas se preparan para volver a presentar un proyecto de legalización el año que viene, cuando podrá volverse a tratar en el Congreso.
La escritora Claudia Piñeiro, activa militante a favor del derecho de las mujeres a decidir, consideró que "la batalla cultural está ganada". "Ayer en la Argentina se votaba aborto legal o aborto clandestino. Las mujeres fuimos condenadas a seguir abortando en la clandestinidad y con cualquier recurso: rama de perejil, aguja de tejer, percha o clínica según la clase social a la que pertenezcamos. Otra vez me permito disentir de las palabra del Presidente: no se trata de creencias, se trata de salud pública. No lo entendieron. Ni él ni la mayoría de los senadores", escribió la novelista en una columna en Clarín que se viralizó en las redes sociales.
El Congreso no puede volver a tratar la legalización del aborto hasta 2019, pero la reivindicación seguirá en las calles. Es cuestión de tiempo que las argentinas no sean forzadas a dar a luz, sino que puedan elegir cómo y cuándo ser madres. Hasta ese día, el debate ha logrado que el tema deje de ser un tabú para ser visto como un problema de salud pública. Miles de mujeres han contado cómo abortaron y crecen cada día más las redes que brindan ayuda a las que van a dar ese paso, para que lo hagan en las condiciones más seguras posible.