El Madrid se aplica en la presión
El debut liguero ante el Getafe constató una de las premisas de Lopetegui: la presión alta. Así llegó el segundo gol. El Madrid recuperó 13 balones y cometió 8 de sus 11 faltas en campo rival.
Javier Martín
As
El Real Madrid olvidó el batacazo de la Supercopa de Europa ante el Atlético ganando por 2-0 al Getafe en el estreno liguero del Real Madrid. En este sexto partido del técnico vasco al frente del banquillo blanco, el de su debut en el Santiago Bernabéu, pudimos seguir apreciando algunas pinceladas propias de los rasgos de autor que intenta implantar el técnico y por los que quiere que se caracterice su equipo. Posesión, presión alta y movilidad, sus tres mantras.
Lopetegui quiere un Madrid protagonista a partir del balón y que tenga, de esta manera, un mayor control de los partidos. Este era un hándicap del Madrid de Zidane, abonado mayoritariamente al vértigo y al descontrol, donde sacaba a relucir las virtudes de su entramado ofensivo. Fue elocuente con la alineación, una declaración de intenciones, con tres medios eminentemente técnicos escalonados para favorecer una salida limpia de balón y laterales largos en campo contrario para favorecer la amplitud. Pero más lo fueron los números, con casi 78% de posesión.
Pero para poder tener el balón el máximo tiempo posible se debe recuperar con la mayor celeridad. “Siempre queremos intentar recuperar la pelota lo más rápido posible, es lo que queremos transmitir”, afirmaba el entrenador, en una ambiciosa declaración de intenciones.
Para Lopetegui es innegociable la presión alta tras pérdida. Su premisa es un Madrid instalado permanente en campo contrario, como demuestran que 8 de las 11 faltas que cometió el domingo fueron en campo del Getafe. Pero el libreto de Julen no solo incide en el qué, sino en el cómo. “Debemos sumar esfuerzos en lo defensivo y ofensivo. La suma de solidaridad nos hace mejores”. Se trata de ir a buscar el balón arriba, como bloque. El Madrid recuperó 13 balones en campo rival; de los cuales, Isco, Benzema y Asensio robaron 2 cada uno. Son los primeros en ponerse el mono de trabajo.
La consigna es un equipo corto y compacto, además de vivir en campo rival. Por ello, Sergio Ramos tiene la misión de tirar la línea defensiva muy alta, favorecida por su velocidad y la de Varane, que permite al equipo defender con garantías en campo abierto y dejar espacios a su espalda. Del mismo modo, y en consonancia con esto, la solidaridad e intensidad en el esfuerzo es condición 'sine qua non' para efectuar una efectiva presión coral con el objetivo de asfixiar la salida del balón rival y forzar el error o la rifa para recuperar lo más cerca del área.
Un contexto que potencia las fortalezas de sus atacantes: la verticalidad, el dinamismo y la velocidad de combinación de Bale, Benzema y Asensio, vestigios del Madrid de Zidane que Lopetegui aprovechará. Así llegó el segundo gol. En una de esas 13 recuperaciones del Madrid en campo rival, Asensio encima a Djené en área propia y le roba el balón para ceder a Bale, que conecta un excelente remate de primeras. Un indicio de lo que puede ser este Madrid 'post-Cristiano'.
Javier Martín
As
El Real Madrid olvidó el batacazo de la Supercopa de Europa ante el Atlético ganando por 2-0 al Getafe en el estreno liguero del Real Madrid. En este sexto partido del técnico vasco al frente del banquillo blanco, el de su debut en el Santiago Bernabéu, pudimos seguir apreciando algunas pinceladas propias de los rasgos de autor que intenta implantar el técnico y por los que quiere que se caracterice su equipo. Posesión, presión alta y movilidad, sus tres mantras.
Lopetegui quiere un Madrid protagonista a partir del balón y que tenga, de esta manera, un mayor control de los partidos. Este era un hándicap del Madrid de Zidane, abonado mayoritariamente al vértigo y al descontrol, donde sacaba a relucir las virtudes de su entramado ofensivo. Fue elocuente con la alineación, una declaración de intenciones, con tres medios eminentemente técnicos escalonados para favorecer una salida limpia de balón y laterales largos en campo contrario para favorecer la amplitud. Pero más lo fueron los números, con casi 78% de posesión.
Pero para poder tener el balón el máximo tiempo posible se debe recuperar con la mayor celeridad. “Siempre queremos intentar recuperar la pelota lo más rápido posible, es lo que queremos transmitir”, afirmaba el entrenador, en una ambiciosa declaración de intenciones.
Para Lopetegui es innegociable la presión alta tras pérdida. Su premisa es un Madrid instalado permanente en campo contrario, como demuestran que 8 de las 11 faltas que cometió el domingo fueron en campo del Getafe. Pero el libreto de Julen no solo incide en el qué, sino en el cómo. “Debemos sumar esfuerzos en lo defensivo y ofensivo. La suma de solidaridad nos hace mejores”. Se trata de ir a buscar el balón arriba, como bloque. El Madrid recuperó 13 balones en campo rival; de los cuales, Isco, Benzema y Asensio robaron 2 cada uno. Son los primeros en ponerse el mono de trabajo.
La consigna es un equipo corto y compacto, además de vivir en campo rival. Por ello, Sergio Ramos tiene la misión de tirar la línea defensiva muy alta, favorecida por su velocidad y la de Varane, que permite al equipo defender con garantías en campo abierto y dejar espacios a su espalda. Del mismo modo, y en consonancia con esto, la solidaridad e intensidad en el esfuerzo es condición 'sine qua non' para efectuar una efectiva presión coral con el objetivo de asfixiar la salida del balón rival y forzar el error o la rifa para recuperar lo más cerca del área.
Un contexto que potencia las fortalezas de sus atacantes: la verticalidad, el dinamismo y la velocidad de combinación de Bale, Benzema y Asensio, vestigios del Madrid de Zidane que Lopetegui aprovechará. Así llegó el segundo gol. En una de esas 13 recuperaciones del Madrid en campo rival, Asensio encima a Djené en área propia y le roba el balón para ceder a Bale, que conecta un excelente remate de primeras. Un indicio de lo que puede ser este Madrid 'post-Cristiano'.