El jardinero fue Dembélé

El francés decidió un partido que se jugó en un terreno de juego espantoso. El tanto del empate del Valladolid se anuló, tras ser chequeado por el VAR, en el 92’.

Santi Giménez
As
El primer jardín del VAR en esta Liga se vivió en la selva del Nuevo Zorrilla, una pista de hielo sobre musgo en la que era más complicado mantenerse vertical que dirigir un balón. Ganó el Barça por 0-1 con gol de Dembélé en el que el videoarbitraje comprobó que el balón cedido por Sergi Roberto para el gol de francés no había salido y cuando parecía que el partido era de los barcelonistas, el arreón final de un Valladolid pundonoroso se estrelló ante el examen de la jugada en la sala de despiece. El tanto de Keko en el 93 que hubiera valido el empate finalmente fue en fuera de juego por centímetros. Mateu Lahoz, desde la pantalla a distancia, dictó sentencia y el Barça se llevó tres puntos disputadísimos.


Es complicado realizar un análisis futbolístico de un partido que se jugó sobre una superficie absolutamente bochornosa y que deja a la supuesta mejor Liga del Mundo a la altura del betún. Igual el partido de Zorrilla era el ideal para jugarse en Estados Unidos, porque desde el principio más que un encuentro de fútbol, eso que aconteció en Valladolid parecía una prueba de un concurso televisivo en el que se trata de dificultar el equilibrio de los contendientes. Lo más parecido a trepar un poste enjabonado era el supuesto encuentro que escenificaba el regreso del histórico Valladolid a la élite ante el Barcelona.

A medida que se levantaba el césped y el balón botaba como si fuera la pelota que los helicópteros de Nivea lanzaban hace años sobre las playas españolas, el Barça trató de asentar su dominio por percusión, teniendo muy claro que cuanto más cerca vivieran del área de Masip, más opciones tendrían que el campo de minas les favoreciera.

En virtud a esta idea, los de Valverde asediaron a saques de esquina a los locales y Dembélé intentó abrir el juego por su banda, regateando en la misma acción a los defensas pucelanos, a David el Gnomo y a un par de conejos que aparecían en el momento menos esperado. Pero ninguno de sus centros encontraba rematador. Suárez sigue en fase de rodaje y de eso no tiene culpa alguna el estado del terreno de juego.

El extremo francés y Coutinho fueron los únicos que parecieron comprender que ante el musgo que les mantenía en un equilibrio inestable, lo mejor era chutar de lejos, pero ahí Masip estuvo estupendo en su especialidad, que es la velocidad entre palos.

El Valladolid por su parte esperaba las pérdidas de balón blaugrana para salir a la contra, pero con escasa efectividad. Ter Stegen frustró un remate de Unal al inicio y a partir de ahí, el Barça trató de acogotar a un Valladolid que no se ponía nervioso.

La primera parte ofreció el cambio de orientación de juego. El Barça pasaba a atacar en la zona del campo que más se parecía a lo que exige LaLiga y el Barça defendía el huerto de acelgas donde el Valladolid resistió a los culés.

En la segunda, Valverde cambió el sistema de juego al 4-4-2 poniendo a Dembélé en la derecha y el primer balón que cazó el francés fue a la jaula tras un centro lamentable de Suárez que salvó Sergi Roberto.

A partir de ese tanto, el Barça se confió y el Valladolid se le subió a las barbas, pero el tanto por el que trabajaron los locales y que marcó Keko quedó anulado, tras apreciación del asistente y chequeo del VAR, en el descuento.

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