El Gobierno argentino, preocupado por el impacto en la economía de los escándalos de corrupción
Clarín
Las revelaciones de los cuadernos de Oscar Centeno preocupan a empresarios y a dirigentes kirchneristas. Pero también al Gobierno. La aparición de los escritos del chofer fueron un bálsamo para la Casa Rosada en medio de la crisis por el dólar y de las causas por aportantes truchos.
Ahora, lejos de esas dificultades, en el Ejecutivo hay temor de que la causa judicial por los cuadernos se convierta en un boomerang que aleje inversiones y dilate la recuperación económica.
“Sería mejor que los empresarios no estuvieran involucrados y que en cambio solo pensaran en dónde y cómo invertir”, reflexionó esta semana un integrante del Gabinete.
En Balcarce 50 temen que las revelaciones impacten sobre la generación de empleo, la economía y el consumo y que posterguen la recuperación económica que los más optimistas calculan para diciembre o enero, con la elección presidencial en el horizonte.
El impacto se sintió en la bolsa porteña, sobre todo en las acciones de las empresas involucradas. En lo que va del mes el Merval cayó 14% en dólares.
Los títulos argentinos en Nueva York más de 10 puntos y el riesgo país llegó a su punto más alto desde agosto de 2015: 700 puntos básicos. Definitivamente no es el mejor clima de negocios.
En el Ministerio de Hacienda y Finanzas no lo niegan. “Sería necio creer que todo esto no va a tener un impacto económico. Es prematuro saber su magnitud. Ya se sintió en la parte financiera y creemos que golpeará la economía real, sobre todo en lo relacionado con las inversiones”, analizaron cerca de Nicolás Dujovne.
La reapertura de causas que ya fueron juzgadas, luego de la presunta confesión de Norberto Oyarbide no sienta un gran precedente -al menos en el corto plazo- en materia de seguridad jurídica, un concepto con el que Cambiemos insiste desde antes de llegar al poder.
“Son transiciones necesarias lamentablemente”, se sinceró otro ministro. “Intentaremos que el impacto sea el menor posible”, añadió el mismo funcionario.
Para eso, a comienzos de semana, como informó Clarín, en una reunión del Jefe de Gabinete Marcos Peña, con los ministros que administran la obra pública y algunas de las espadas judiciales del Gobierno se resolvió no suspender las obras de las empresas que aparecen en los cuadernos del chofer de Roberto Baratta. Se auditarán contratos, pero a priori no se suspenderá ningún proyecto. Ese mensajes les reiteraron a los sindicalistas el viernes en Olivos, donde se consensuó una mesa de diálogo y "responsabilidad" en los reclamos para contener la inflación. La estabilidad del dólar, sin embargo, sigue siendo la principal preocupación económica del Ejecutivo.
En medio de su intervención en el Senado durante la fallida sesión para legalizar el aborto y luego de enviarle un mensaje a Jaime Durán Barba, Miguel Pichetto lanzó un consejo con tono de advertencia. “No hay que seguir degradando la política argentina, miren lo que pasa en Brasil, se destruyeron las empresas, se destruyó el sistema política, se restableció el poder militar, y el que viene es un militar de ultraderecha. Analicemos las cosas”.
En Jefatura de Gabinete ordenaron rápido las respuestas y diferenciaron el caso argentino del Lava Jato que puso en jaque a la política y a la economía brasileña. Distinguen que esa causa detonó al Gobierno de turno, mientras que los cuadernos argentinos salpican al Ejecutivo anterior, que hoy representa la oposición más radicalizada.
Además, destacan que las empresas involucradas en el escándalo brasileño -a diferencia de los cuadernos argentinos- eran las más grandes del país vecino: Petrobras y Odebrecht. Argumentan que ni siquiera Techint tiene el impacto en la economía argentina que las otros dos monstruos en la brasileña.
Uno de los ex CEO más poderosos del Gobierno argumentó en la intimidad que por su experiencia estaba convencido de que los fondos de inversión extranjeros y las empresas multinacionales valorarán el proceso que se está abriendo en el país. “Lo tomarán como algo positivo, de que aumenta la seguridad jurídica, no al revés”, afirman.
De todos modos, sí asumen que en el mercado financiero podría haber analogías entre los cuadernos y el Lavajato.
Mientras en los tribunales de Brasil esperan que los fiscales argentinos pidan los capítulos del Lavajato, en el ministerio de Justicia que conduce Germán Garavano no hacen muchas diferencias entre los escándalos de los socios principales del Mercosur.
“Que el impacto económico sea menor dependerá también de lo que hagamos”, señalaron en tres ministerios. ¿A qué se refieren? Entre otras cosas, a la voluntad de señalar en el exterior que la responsabilidad de la corrupción pertenece a un modelo populista que ya terminó y que no tiene posibilidades de regresar al poder.
Ese enunciado parecido a una expresión de deseos encierra una paradoja para el oficialismo, según relevó otro integrante del Gabinete.
Es el siguiente: si la situación de Cristina Kirchner empeora y su potencia electoral se derrumba, muchos inversores volverán a ver con buenos ojos el mercado argentino y la crisis pasará más rápido. El problema y el peligro es que Mauricio Macri perdería a su rival preferida de cara a los comicios.
Las revelaciones de los cuadernos de Oscar Centeno preocupan a empresarios y a dirigentes kirchneristas. Pero también al Gobierno. La aparición de los escritos del chofer fueron un bálsamo para la Casa Rosada en medio de la crisis por el dólar y de las causas por aportantes truchos.
Ahora, lejos de esas dificultades, en el Ejecutivo hay temor de que la causa judicial por los cuadernos se convierta en un boomerang que aleje inversiones y dilate la recuperación económica.
“Sería mejor que los empresarios no estuvieran involucrados y que en cambio solo pensaran en dónde y cómo invertir”, reflexionó esta semana un integrante del Gabinete.
En Balcarce 50 temen que las revelaciones impacten sobre la generación de empleo, la economía y el consumo y que posterguen la recuperación económica que los más optimistas calculan para diciembre o enero, con la elección presidencial en el horizonte.
El impacto se sintió en la bolsa porteña, sobre todo en las acciones de las empresas involucradas. En lo que va del mes el Merval cayó 14% en dólares.
Los títulos argentinos en Nueva York más de 10 puntos y el riesgo país llegó a su punto más alto desde agosto de 2015: 700 puntos básicos. Definitivamente no es el mejor clima de negocios.
En el Ministerio de Hacienda y Finanzas no lo niegan. “Sería necio creer que todo esto no va a tener un impacto económico. Es prematuro saber su magnitud. Ya se sintió en la parte financiera y creemos que golpeará la economía real, sobre todo en lo relacionado con las inversiones”, analizaron cerca de Nicolás Dujovne.
La reapertura de causas que ya fueron juzgadas, luego de la presunta confesión de Norberto Oyarbide no sienta un gran precedente -al menos en el corto plazo- en materia de seguridad jurídica, un concepto con el que Cambiemos insiste desde antes de llegar al poder.
“Son transiciones necesarias lamentablemente”, se sinceró otro ministro. “Intentaremos que el impacto sea el menor posible”, añadió el mismo funcionario.
Para eso, a comienzos de semana, como informó Clarín, en una reunión del Jefe de Gabinete Marcos Peña, con los ministros que administran la obra pública y algunas de las espadas judiciales del Gobierno se resolvió no suspender las obras de las empresas que aparecen en los cuadernos del chofer de Roberto Baratta. Se auditarán contratos, pero a priori no se suspenderá ningún proyecto. Ese mensajes les reiteraron a los sindicalistas el viernes en Olivos, donde se consensuó una mesa de diálogo y "responsabilidad" en los reclamos para contener la inflación. La estabilidad del dólar, sin embargo, sigue siendo la principal preocupación económica del Ejecutivo.
En medio de su intervención en el Senado durante la fallida sesión para legalizar el aborto y luego de enviarle un mensaje a Jaime Durán Barba, Miguel Pichetto lanzó un consejo con tono de advertencia. “No hay que seguir degradando la política argentina, miren lo que pasa en Brasil, se destruyeron las empresas, se destruyó el sistema política, se restableció el poder militar, y el que viene es un militar de ultraderecha. Analicemos las cosas”.
En Jefatura de Gabinete ordenaron rápido las respuestas y diferenciaron el caso argentino del Lava Jato que puso en jaque a la política y a la economía brasileña. Distinguen que esa causa detonó al Gobierno de turno, mientras que los cuadernos argentinos salpican al Ejecutivo anterior, que hoy representa la oposición más radicalizada.
Además, destacan que las empresas involucradas en el escándalo brasileño -a diferencia de los cuadernos argentinos- eran las más grandes del país vecino: Petrobras y Odebrecht. Argumentan que ni siquiera Techint tiene el impacto en la economía argentina que las otros dos monstruos en la brasileña.
Uno de los ex CEO más poderosos del Gobierno argumentó en la intimidad que por su experiencia estaba convencido de que los fondos de inversión extranjeros y las empresas multinacionales valorarán el proceso que se está abriendo en el país. “Lo tomarán como algo positivo, de que aumenta la seguridad jurídica, no al revés”, afirman.
De todos modos, sí asumen que en el mercado financiero podría haber analogías entre los cuadernos y el Lavajato.
Mientras en los tribunales de Brasil esperan que los fiscales argentinos pidan los capítulos del Lavajato, en el ministerio de Justicia que conduce Germán Garavano no hacen muchas diferencias entre los escándalos de los socios principales del Mercosur.
“Que el impacto económico sea menor dependerá también de lo que hagamos”, señalaron en tres ministerios. ¿A qué se refieren? Entre otras cosas, a la voluntad de señalar en el exterior que la responsabilidad de la corrupción pertenece a un modelo populista que ya terminó y que no tiene posibilidades de regresar al poder.
Ese enunciado parecido a una expresión de deseos encierra una paradoja para el oficialismo, según relevó otro integrante del Gabinete.
Es el siguiente: si la situación de Cristina Kirchner empeora y su potencia electoral se derrumba, muchos inversores volverán a ver con buenos ojos el mercado argentino y la crisis pasará más rápido. El problema y el peligro es que Mauricio Macri perdería a su rival preferida de cara a los comicios.