Desalmados gozando y una nación agonizando

Eleonora Bruzual
Infobae
El castrochavismo ya pronto cumplirá 20 años torturando y vejando a Venezuela. No solo tortura a los opositores, también a los ilusos que se comieron el cuento de su compromiso con los pobres, su lucha contra la corrupción, su preocupación por la soberanía y la independencia, y la fábula de que son una democracia, algo que más de un seudo opositor aún acepta y promociona. Llamar "narcotiranía" a esto que impera en Venezuela es muy nuevo y muchos todavía se hacen los locos y no lo dicen… Bastantes fingen una actitud opositora, pero es muy fácil ver el compromiso que tienen con los que sin dudas algo les dan para que los apoyen. Mucho o poco, no importa, la corrupción es la misma, por eso ya crece un clamor que exige que cada político sea capaz de respondernos cuando requerimos saber de dónde sacan para vivir más que holgadamente, de dónde el dinero para viajes, para vivir en el exterior o para estar aquí con un nivel económico similar al de los ladrones del régimen.


Y es que en toda democracia verdadera, en todo país donde se respeta al ciudadano, al elector, es obligatorio que cualquiera que esté elegido por votación popular rinda cuentas, se preocupe de lo que piensa, de lo que sospecha, de lo que repudia… Pero en Venezuela eso no sucede. Es una afrenta inaceptable que eso se pregunte tanto a los miembros de la pandilla gobernante como a los que fungen de opositores. Y qué decir de los que con absoluto derecho llamamos "beatas y monaguillos" de esos mamotretos corrompidos y rechazados como la MUD y las nuevas "Franquicias" y que, a través de las redes sociales, se dedican a insultar a los que queremos adecentar la política, ya que con corruptos y vivarachos, estén de uno u otro lado, es imposible que reconstruyamos este país nuestro en ruinas.

El pasado 7 de agosto en el diario New York Times el analista y periodista Nicholas Casey, en un extenso trabajo planteaba, entre otros asuntos, que, aunque Nicolás Maduro no es un tirano militar, sí está apoyado por un estamento armado. Y digo que, siguiendo las pautas utilizadas por el sátrapa cubano Fidel Castro, les ha entregado buena parte del poder, de las riquezas naturales, de la economía y también del delictuoso negocio del narcotráfico para con todo ello comprar lealtades y hacerles cómplices… Igualmente, Casey, refiriéndose al desmesurado éxodo de venezolanos que está creando un auténtico problema en muchos países de Latinoamérica, ese éxodo, esa migración igual que sus mentores cubanos lo usa como una válvula de escape y un aliviadero de la presión por hambre, insalubridad, inseguridad y violencia.

Nicholas Casey recuerda cómo la tiranía castrista generó migraciones que comenzaron con integrantes de las clases media y alta que desde un principio (1959) vieron el camino que tomaba esa mal llamada revolución, y luego migraciones de cubanos de otros estratos sociales, huyendo en barcos, botes y hasta a manera de desesperados invasores de sedes diplomáticas en La Habana, como bien sucedió el 4 de abril de 1980 al ingresar a la embajada del Perú 10834 cubanos incontrolables.

Ahora esa desesperada huida la estamos viendo en Venezuela, colonia castrocomunista donde se repite la misma cartilla de represión, hambre y muerte. La vemos y vemos los crímenes de la marioneta que es Nicolás Maduro y les pido a lectores y políticos que frente a esto recuerden lo dicho por el embajador Ernesto Pinto Bazurco Rittler, quien entonces era el encargado de negocios en la embajada peruana y, dicho por él mismo, se comprometió a no difundir detalles de la crisis hasta la muerte de Castro.

Una vez muerto el tirano, Pinto Bazurco publicó un libro llamado Democracia y libertad. Allí narra los episodios de esa desesperada huida masiva de la opresión comunista. Para que no olvidemos quién fue el sanguinario tirano Fidel Castro leemos que entre los instantes más terribles de la larga negociación está el momento en el cual el embajador peruano le dice que hay que tener en cuenta el punto de vista jurídico, y Castro, cínico, le responde: "Bueno, pero hay una diferencia bien grande, yo sé matar, tú no".

La marioneta Maduro y su siniestro entorno también con seguridad pueden con absoluta propiedad decir lo mismo: ¡Saben matar! Y si no, recordemos la de veces que han asesinado, que han torturado… Recordemos Puente Llaguno, recordemos los muertos de estos casi 20 años de tiranía comunista, los muertos del año 2014, 2016, 2017 y también de este 2018 que corre.

Tengamos la honestidad y el valor para rechazar a esos cómplices que fingen oponerse cuando la realidad es que hacen todo lo que está a su alcance para mantener a Maduro y su abyecto régimen. Esos desvergonzados que no pierden oportunidad para volver con el cuento de sufragios cuando todos sabemos que tiranía comunista no pierde elecciones, pero sí se sabe agenciar figurones que las legitimen. Desvergonzados que en un momento trágico se toman vacaciones, porque simplemente no hay prisa para tipejos ruines como Omar Barboza y otros de su misma calaña.

Escribo antes del otro caos que tendremos con el mamotreto del nuevo cono monetario y la eliminación de cinco ceros de una moneda que no vale nada, porque ningún país democrático ni ningún organismo económico la aceptará. El caos con la farsa económica, con la desaparición de la gasolina, con el "carnet de la Patria", modo chavista de la tarjeta de racionamiento y control, con la escasez que se agudiza más y más; con las muertes por hambre, falta de medicamentos y atención hospitalaria que aumentan grotescamente. Con lo que la bestia llama petrolizar los salarios y al "Profundo" Henrique Capriles le hace exclamar: "Hoy Maduro mató el nuevo cono monetario".

Maduro, como los vampiros, probó la sangre y le gustó. A Maduro le gusta ser temido. Le gusta la fuerza bruta y, para reforzar lo que escribo, tengan en cuenta que dijo: "Hay personas en el mundo que me consideran el Stalin del Caribe. Me parezco a él. Miren mi perfil. A veces me veo en el espejo y veo a Stalin".

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