Tsipras asume la responsabilidad política por los incendios de Grecia
La oposición culpa al Gobierno por la gestión de la tragedia que ha dejado al menos 86 muertos
María Antonia Sánchez-Vallejo
Madrid, El País
En un inesperado giro de guion, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha asumido este viernes “la responsabilidad política” por la insatisfactoria respuesta al incendio que el lunes causó más de 80 muertos en la región del Ática, y convocó a las fuerzas políticas a colaborar en un plan nacional de reconstrucción de la zona afectada. Apenas horas antes del anuncio, el Ejecutivo insistía en que se había hecho todo lo posible para atajar la emergencia y se escudaba de nuevo en la hipótesis del fuego provocado como causa de la tragedia. El clamor creciente, generalizado, de las víctimas por la inacción oficial ha forzado ese radical cambio en el discurso.
Mientras prosigue la confusión incluso en torno al balance de víctimas mortales –según los bomberos, este viernes ascendía a 84, mientras los servicios forenses afirmaban haber examinado 86 cuerpos-, la pirueta política de Tsipras parece destinada a recobrar un hilo de aliento y, sobre todo, a ganar tiempo ante las críticas mientras se depuran responsabilidades. El jueves, vigente aún un cierto pacto de silencio propiciado por la consternación nacional ante la catástrofe, el ministro de Orden Público, Nikos Toskas, insistía en que el fuego que arrancó el lunes a media tarde del monte Penteli y se extendió hasta la localidad costera de Mati, a una treintena de kilómetros al noroeste de Atenas, fue deliberado, al constatarse mediante imágenes por satélite la existencia de varios focos simultáneos en una amplia zona de bosque. Era la misma explicación,grosso modo, que dio el portavoz del Ejecutivo a primera hora del martes, cuando empezaba a vislumbrarse la magnitud de la tragedia. “Tenemos firmes indicios de actividad criminal relacionada con un incendio provocado”, insistió Toskas, sin dar más detalles.
En la noche del jueves, el gabinete de crisis abundaba en ese mismo mensaje exento de responsabilidades hasta que este viernes, en una reunión del Consejo de Ministros, Tsipras, que reconoció estar viviendo “el que tal vez puede ser el peor momento de nuestro mandato”, entonaba un sonoro mea culpa. “Nunca intentaremos rehuir nuestras responsabilidades. No me voy a ocultar. Siento emociones contrapuestas a la vez: dolor por las vidas humanas perdidas tan injusta e inesperadamente, y preocupación por si hicimos todo lo que debíamos hacer. Por si reaccionamos correctamente en un momento crucial, o si podríamos haber hecho más, como salvar aunque fuera una sola vida”.
Tras apenas 72 horas de tácito pacto de no agresión, la insistencia del Ejecutivo en mantenerse de perfil provocaba la primera andanada de la conservadora Nueva Democracia (ND, principal partido de oposición). “Además de su incapacidad de proteger vidas y bienes, el Gobierno ha demostrado una temeridad desvergonzada al no pronunciar ni siquiera una disculpa, ni producirse una sola dimisión”, declaró la portavoz del partido, que desde hace meses saca una decena de puntos de ventaja a Syriza en las encuestas de intención de voto. Entre las declaraciones de la portavoz de la oposición y el contrito anuncio de Tsipras pasaron sólo horas.
Entre medias, el Gobierno había tenido que lamentar una criticada intervención del titular de Defensa, Panos Kamenos, que escurriendo también el bulto –y encolerizando a los damnificados- atribuyó a las construcciones ilegales en Mati la responsabilidad principal por el abultado balance de víctimas y daños. Aunque a Kamenos le falló el sentido de la medida y la oportunidad –se encaró con las víctimas mientras visitaba la zona cero del incendio, el jueves-, el Gobierno parece haber hecho suyo ese mensaje y, en una asunción implícita de errores, el ministro del Interior, Panos Skurletis –fiel escudero de Tsipras-, apuntaba también ayer que la planificación urbana de Mati y otras zonas similares debe revisarse profundamente para evitar similares desgracias en el futuro. Skurletis se reunió ayer con el alcalde de Rafina, el municipio del que depende administrativamente Mati, donde aún se espera la visita de Tsipras. Tal vez ya no se produzca, y Tsipras considere que ha cumplido con el sentido mensaje de disculpa.
María Antonia Sánchez-Vallejo
Madrid, El País
En un inesperado giro de guion, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha asumido este viernes “la responsabilidad política” por la insatisfactoria respuesta al incendio que el lunes causó más de 80 muertos en la región del Ática, y convocó a las fuerzas políticas a colaborar en un plan nacional de reconstrucción de la zona afectada. Apenas horas antes del anuncio, el Ejecutivo insistía en que se había hecho todo lo posible para atajar la emergencia y se escudaba de nuevo en la hipótesis del fuego provocado como causa de la tragedia. El clamor creciente, generalizado, de las víctimas por la inacción oficial ha forzado ese radical cambio en el discurso.
Mientras prosigue la confusión incluso en torno al balance de víctimas mortales –según los bomberos, este viernes ascendía a 84, mientras los servicios forenses afirmaban haber examinado 86 cuerpos-, la pirueta política de Tsipras parece destinada a recobrar un hilo de aliento y, sobre todo, a ganar tiempo ante las críticas mientras se depuran responsabilidades. El jueves, vigente aún un cierto pacto de silencio propiciado por la consternación nacional ante la catástrofe, el ministro de Orden Público, Nikos Toskas, insistía en que el fuego que arrancó el lunes a media tarde del monte Penteli y se extendió hasta la localidad costera de Mati, a una treintena de kilómetros al noroeste de Atenas, fue deliberado, al constatarse mediante imágenes por satélite la existencia de varios focos simultáneos en una amplia zona de bosque. Era la misma explicación,grosso modo, que dio el portavoz del Ejecutivo a primera hora del martes, cuando empezaba a vislumbrarse la magnitud de la tragedia. “Tenemos firmes indicios de actividad criminal relacionada con un incendio provocado”, insistió Toskas, sin dar más detalles.
En la noche del jueves, el gabinete de crisis abundaba en ese mismo mensaje exento de responsabilidades hasta que este viernes, en una reunión del Consejo de Ministros, Tsipras, que reconoció estar viviendo “el que tal vez puede ser el peor momento de nuestro mandato”, entonaba un sonoro mea culpa. “Nunca intentaremos rehuir nuestras responsabilidades. No me voy a ocultar. Siento emociones contrapuestas a la vez: dolor por las vidas humanas perdidas tan injusta e inesperadamente, y preocupación por si hicimos todo lo que debíamos hacer. Por si reaccionamos correctamente en un momento crucial, o si podríamos haber hecho más, como salvar aunque fuera una sola vida”.
Tras apenas 72 horas de tácito pacto de no agresión, la insistencia del Ejecutivo en mantenerse de perfil provocaba la primera andanada de la conservadora Nueva Democracia (ND, principal partido de oposición). “Además de su incapacidad de proteger vidas y bienes, el Gobierno ha demostrado una temeridad desvergonzada al no pronunciar ni siquiera una disculpa, ni producirse una sola dimisión”, declaró la portavoz del partido, que desde hace meses saca una decena de puntos de ventaja a Syriza en las encuestas de intención de voto. Entre las declaraciones de la portavoz de la oposición y el contrito anuncio de Tsipras pasaron sólo horas.
Entre medias, el Gobierno había tenido que lamentar una criticada intervención del titular de Defensa, Panos Kamenos, que escurriendo también el bulto –y encolerizando a los damnificados- atribuyó a las construcciones ilegales en Mati la responsabilidad principal por el abultado balance de víctimas y daños. Aunque a Kamenos le falló el sentido de la medida y la oportunidad –se encaró con las víctimas mientras visitaba la zona cero del incendio, el jueves-, el Gobierno parece haber hecho suyo ese mensaje y, en una asunción implícita de errores, el ministro del Interior, Panos Skurletis –fiel escudero de Tsipras-, apuntaba también ayer que la planificación urbana de Mati y otras zonas similares debe revisarse profundamente para evitar similares desgracias en el futuro. Skurletis se reunió ayer con el alcalde de Rafina, el municipio del que depende administrativamente Mati, donde aún se espera la visita de Tsipras. Tal vez ya no se produzca, y Tsipras considere que ha cumplido con el sentido mensaje de disculpa.