Trump presume de haber arrancado a los europeos un aumento del gasto militar
La OTAN sobrevive a una cumbre dominada por las salidas de tono del presidente estadounidense
Lucía Abellán
Miguel González
Bruselas, El País
Dos días de agitación estadounidense en la cumbre de la OTAN cristalizaron este jueves en el siguiente mensaje: “Estoy muy feliz. Hemos logrado mucho. Todos se han comprometido a elevar sus compromisos. Los van a elevar a niveles que nunca habían pensado”. El presidente Donald Trump presumió de haber arrancado a los europeos el compromiso de elevar sustancialmente el gasto militar. En realidad, los 29 países aliados se limitaron a reafirmar el objetivo de llegar al 2% del PIB en 2024. A Trump le valió para juzgar “innecesario” apartarse de la OTAN.
La fórmula para apaciguar a Trump, que llegó a la cumbre aliada con modales impropios de un gobernante, la encontró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Los 28 socios de EE UU han incrementado su gasto militar en 40.000 millones de dólares (unos 34.000 millones de euros) en el último año, le dijo, intentando convencerlo de que el reparto de cargas, aunque desigual, va equilibrándose.
¿Por qué en el último año?, preguntó Trump. “Gracias a su liderazgo”, contestó Stoltenberg. El inquilino de la Casa Blanca ya tenía lo que buscaba: un triunfo que exhibir ante la opinión pública de su país, contraponiéndolo al fracaso que habrían cosechado sus antecesores y, en especial, Barack Obama.
La jornada no podía haber empezado peor: cuando todos pensaban que el debate sobre los gastos de defensa había quedado zanjado el día anterior, Trump interrumpió la reunión matinal que los 29 mandatarios mantenían con sus homólogos de Ucrania y Georgia y se salió completamente del guion.
Después de que la canciller alemana, Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, hubiesen intervenido sobre las relaciones con las dos antiguas repúblicas soviéticas, que comparten la presencia de provincias rebeldes prorrusas en sus territorios, el magnate estadounidense empleó su turno para volver a poner sobre la mesa el único tema que parece interesarle de la OTAN: por qué EE UU gasta miles de millones en defender a Europa y esta se lo paga con un enorme déficit comercial.
Trump interpeló directamente a la canciller, a la que se dirigía poco diplomáticamente como “tú, Angela”, y mencionó también a otros países que no cumplen el objetivo del 2%, como Francia, España y Bélgica. Les exigió que alcanzaran ese porcentaje en enero del año próximo, algo materialmente imposible, para subir luego hasta el 4% del PIB.
Anexión de Crimea
Cuando Stoltenberg comprobó que el debate se deslizaba por una pendiente peligrosa, optó por pedir a ucranios y georgianos que abandonaran la sala y volver a debatir a puerta cerrada el reparto de cargas.
La discusión se fue encauzando, con intervenciones conciliadoras como la del presidente español, Pedro Sánchez, y Trump acabó acercándose a Merkel para darle un beso. El último sobresalto lo produjo el anuncio de que Trump iba a dar una rueda de prensa, que no estaba prevista y cuyo mensaje se desconocía, antes de que concluyera la cumbre.
El mandatario norteamericano mezcló elogios desmedidos con amenazas veladas. Hizo una profesión de fe atlantista —“yo creo en la OTAN”—, pero sugirió que podría sacar a su país de la Alianza sin que lo votara el Congreso. Pese a todo, añadió: “No será necesario”.
Tras considerar “realmente increíble” la reunión de líderes, agregó que “la OTAN es una máquina puesta a punto en la que la gente paga más que nunca”. Aseguró que los aliados aumentarán el gasto militar “en más cantidad y más rápido” de lo previsto e insistió en que, una vez cumplido el 2% del PIB, “el 4% será la cifra correcta”. El porcentaje no figura en las conclusiones de la cumbre.
En vísperas del encuentro que el lunes mantendrá con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Helsinki, evitó pronunciarse sobre la pertenencia de Crimea a Ucrania, alegando que la anexión de la península es un asunto del pasado cuya responsabilidad atribuyó a Obama. “Yo no lo habría permitido”, zanjó.
Para justificar el brusco cambio de la sesión matinal, Stoltenberg alegó que el debate del gasto no se había agotado la víspera y aseguró que la OTAN había salido fortalecida después de que los mandatarios escucharan “alto y claro” a Trump. “Esta discusión abierta, y el mensaje tan claro de Trump, están teniendo un impacto”, justificó. El estadounidense se había ufanado previamente de “haberle dado una extensión del contrato” a Stoltenberg.
Lucía Abellán
Miguel González
Bruselas, El País
Dos días de agitación estadounidense en la cumbre de la OTAN cristalizaron este jueves en el siguiente mensaje: “Estoy muy feliz. Hemos logrado mucho. Todos se han comprometido a elevar sus compromisos. Los van a elevar a niveles que nunca habían pensado”. El presidente Donald Trump presumió de haber arrancado a los europeos el compromiso de elevar sustancialmente el gasto militar. En realidad, los 29 países aliados se limitaron a reafirmar el objetivo de llegar al 2% del PIB en 2024. A Trump le valió para juzgar “innecesario” apartarse de la OTAN.
La fórmula para apaciguar a Trump, que llegó a la cumbre aliada con modales impropios de un gobernante, la encontró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Los 28 socios de EE UU han incrementado su gasto militar en 40.000 millones de dólares (unos 34.000 millones de euros) en el último año, le dijo, intentando convencerlo de que el reparto de cargas, aunque desigual, va equilibrándose.
¿Por qué en el último año?, preguntó Trump. “Gracias a su liderazgo”, contestó Stoltenberg. El inquilino de la Casa Blanca ya tenía lo que buscaba: un triunfo que exhibir ante la opinión pública de su país, contraponiéndolo al fracaso que habrían cosechado sus antecesores y, en especial, Barack Obama.
La jornada no podía haber empezado peor: cuando todos pensaban que el debate sobre los gastos de defensa había quedado zanjado el día anterior, Trump interrumpió la reunión matinal que los 29 mandatarios mantenían con sus homólogos de Ucrania y Georgia y se salió completamente del guion.
Después de que la canciller alemana, Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, hubiesen intervenido sobre las relaciones con las dos antiguas repúblicas soviéticas, que comparten la presencia de provincias rebeldes prorrusas en sus territorios, el magnate estadounidense empleó su turno para volver a poner sobre la mesa el único tema que parece interesarle de la OTAN: por qué EE UU gasta miles de millones en defender a Europa y esta se lo paga con un enorme déficit comercial.
Trump interpeló directamente a la canciller, a la que se dirigía poco diplomáticamente como “tú, Angela”, y mencionó también a otros países que no cumplen el objetivo del 2%, como Francia, España y Bélgica. Les exigió que alcanzaran ese porcentaje en enero del año próximo, algo materialmente imposible, para subir luego hasta el 4% del PIB.
Anexión de Crimea
Cuando Stoltenberg comprobó que el debate se deslizaba por una pendiente peligrosa, optó por pedir a ucranios y georgianos que abandonaran la sala y volver a debatir a puerta cerrada el reparto de cargas.
La discusión se fue encauzando, con intervenciones conciliadoras como la del presidente español, Pedro Sánchez, y Trump acabó acercándose a Merkel para darle un beso. El último sobresalto lo produjo el anuncio de que Trump iba a dar una rueda de prensa, que no estaba prevista y cuyo mensaje se desconocía, antes de que concluyera la cumbre.
El mandatario norteamericano mezcló elogios desmedidos con amenazas veladas. Hizo una profesión de fe atlantista —“yo creo en la OTAN”—, pero sugirió que podría sacar a su país de la Alianza sin que lo votara el Congreso. Pese a todo, añadió: “No será necesario”.
Tras considerar “realmente increíble” la reunión de líderes, agregó que “la OTAN es una máquina puesta a punto en la que la gente paga más que nunca”. Aseguró que los aliados aumentarán el gasto militar “en más cantidad y más rápido” de lo previsto e insistió en que, una vez cumplido el 2% del PIB, “el 4% será la cifra correcta”. El porcentaje no figura en las conclusiones de la cumbre.
En vísperas del encuentro que el lunes mantendrá con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Helsinki, evitó pronunciarse sobre la pertenencia de Crimea a Ucrania, alegando que la anexión de la península es un asunto del pasado cuya responsabilidad atribuyó a Obama. “Yo no lo habría permitido”, zanjó.
Para justificar el brusco cambio de la sesión matinal, Stoltenberg alegó que el debate del gasto no se había agotado la víspera y aseguró que la OTAN había salido fortalecida después de que los mandatarios escucharan “alto y claro” a Trump. “Esta discusión abierta, y el mensaje tan claro de Trump, están teniendo un impacto”, justificó. El estadounidense se había ufanado previamente de “haberle dado una extensión del contrato” a Stoltenberg.