Theresa May supera por la mínima un voto crucial sobre el comercio con la UE tras el Brexit
La primera ministra británica ha superado una enmienda impulsada desde las filas proeuropeas de su propio partido
María Contreras
Londres, El País
En un nuevo episodio que no solo de su debilidad política, sino también de la cantidad de piedras en el camino con las que se va topar su plan para negociar el Brexit, este martes Theresa May se ha enfrentado a un conato de rebelión en sus propias filas que ha podido acabar en descalabro, pero en el que ha logrado salvar los muebles in extremis. El parlamento votaba la enmienda NC18, presentada por dos diputados del Partido Conservador favorables a la permanencia en la Unión Europea (UE), Nicky Morgan y Stephen Hammond. De haber sido aprobada, la cláusula habría forzado al Gobierno a negociar la permanencia en la unión aduanera en caso de no haber llegado a un acuerdo de comercio sin trabas con los 27 miebros de la UE antes del 21 de enero de 2019.
Hasta el último segundo se daba por hecha la derrota de May, pues varios diputados conservadores habían anunciado que apoyarían la enmienda como represalia a las concesiones que la premier había hecho el lunes por la noche al ala más pro-Brexit de su partido, que la había amenazado con una rebelión masiva, apoyada por el European Research Group del antieuropeísta Jacob Rees-Mogg, si no respaldaba cuatro de sus enmiendas a la legislación sobre el Brexit, incluida una que modificaba los términos del plan de May para un futuro acuerdo aduanero. Esta cedió a las exigencias de los brexiters y, aunque miembros de su Gobierno se apresuraron a asegurar que la claudicación no suponía una modificación sustancial del plan original, el movimiento desató entonces las iras del ala remainer de su partido.
Sin embargo, los doce diputados tories que han apoyado la enmienda NC18 no han bastado para que esta saliera adelante debido a que cuatro diputados laboristas pro-Brexit y un diputado independiente han votado en sentido contrario. Finalmente, el Ejecutivo ha ganado la votación por un estrecho margen: 307 votos a favor y 301 en contra.
Como contrapartida, May ha sufrido una derrota sorpresa en la enmienda NC17, presentada por el exministro de Justicia británico Phillip Lee, que obligará a su Gobierno “a dar todos los pasos necesarios para implementar un acuerdo de comercio internacional que permita a Reino Unido participar plenamente desde el día de salida en la red europea de regulación de medicamentos”. Perdida por un margen de solo cuatro diputados (305 a 301), la enmienda, pese a no considerarse un fracaso tan estrepitoso como el que habría supuesto el otro asunto en juego, es una nueva prueba de la extrema vulnerabilidad parlamentaria de May, y de lo difícil que lo va a tener para sacar adelante el “acuerdo de asociación” que presentó hace poco más de diez días en la ciudad de Chequers.
María Contreras
Londres, El País
En un nuevo episodio que no solo de su debilidad política, sino también de la cantidad de piedras en el camino con las que se va topar su plan para negociar el Brexit, este martes Theresa May se ha enfrentado a un conato de rebelión en sus propias filas que ha podido acabar en descalabro, pero en el que ha logrado salvar los muebles in extremis. El parlamento votaba la enmienda NC18, presentada por dos diputados del Partido Conservador favorables a la permanencia en la Unión Europea (UE), Nicky Morgan y Stephen Hammond. De haber sido aprobada, la cláusula habría forzado al Gobierno a negociar la permanencia en la unión aduanera en caso de no haber llegado a un acuerdo de comercio sin trabas con los 27 miebros de la UE antes del 21 de enero de 2019.
Hasta el último segundo se daba por hecha la derrota de May, pues varios diputados conservadores habían anunciado que apoyarían la enmienda como represalia a las concesiones que la premier había hecho el lunes por la noche al ala más pro-Brexit de su partido, que la había amenazado con una rebelión masiva, apoyada por el European Research Group del antieuropeísta Jacob Rees-Mogg, si no respaldaba cuatro de sus enmiendas a la legislación sobre el Brexit, incluida una que modificaba los términos del plan de May para un futuro acuerdo aduanero. Esta cedió a las exigencias de los brexiters y, aunque miembros de su Gobierno se apresuraron a asegurar que la claudicación no suponía una modificación sustancial del plan original, el movimiento desató entonces las iras del ala remainer de su partido.
Sin embargo, los doce diputados tories que han apoyado la enmienda NC18 no han bastado para que esta saliera adelante debido a que cuatro diputados laboristas pro-Brexit y un diputado independiente han votado en sentido contrario. Finalmente, el Ejecutivo ha ganado la votación por un estrecho margen: 307 votos a favor y 301 en contra.
Como contrapartida, May ha sufrido una derrota sorpresa en la enmienda NC17, presentada por el exministro de Justicia británico Phillip Lee, que obligará a su Gobierno “a dar todos los pasos necesarios para implementar un acuerdo de comercio internacional que permita a Reino Unido participar plenamente desde el día de salida en la red europea de regulación de medicamentos”. Perdida por un margen de solo cuatro diputados (305 a 301), la enmienda, pese a no considerarse un fracaso tan estrepitoso como el que habría supuesto el otro asunto en juego, es una nueva prueba de la extrema vulnerabilidad parlamentaria de May, y de lo difícil que lo va a tener para sacar adelante el “acuerdo de asociación” que presentó hace poco más de diez días en la ciudad de Chequers.