Rusia 2018, el Mundial que le ganó a la tenencia del balón

Alemania, Argentina y España, los tres equipos que más tiempo tuvieron la pelota, se despidieron de la Copa del Mundo

Jeremías Rodríguez
jrodriguez@infobae.com
Las selecciones más importantes del mundo hacen de la tenencia del balón una premisa indispensable en su estilo de juego. Así, España, Alemania y Argentina lograron ser los combinados que más dominio de la pelota tuvieron a lo largo del Mundial de Rusia (los ibéricos la tuvieron un 71,3% del tiempo, los germanos 57,3% y los sudamericanos 62,8%), pero los tres quedaron pronto eliminados.


El combinado conducido por Fernando Hierro dio 3.085 pases correctos en sus cuatro presentaciones y sólo ganó en una ocasión. Empató con Portugal (3-3), Marruecos (2-2) y Rusia (1-1) y se impuso por la mínima a Irán. Es decir, que convirtió un gol cada 440,7 toques.

Por su parte, Argentina concretó 1.985 toques en sus cuatro partidos y también apenas pudo ganar un encuentro, 2-1 ante Nigeria. El resto fueron dos derrotas, Croacia (0-3) y Francia (3-4), y un empate ante Islandia (1-1). Por lo tanto, gritó un gol cada 330,8 pases.

El que cierra el podio es Alemania, seleccionado que dio 1.743 pases (en promedio más que Argentina), marcó apenas dos goles y ni siquiera pasó de ronda. Perdió con México 0-1, venció 2-1 a Suecia y cayó 2-0 ante Corea del Sur.

El peor en promedio es por lejos el elenco de Joachim Low, que marcó un gol cada 871,5 pases. Pero estas estadísticas deja en evidencia a este triunvirato de selecciones que demostró falta de ideas en ataque.

Más allá de la generación de oportunidades, la tenencia del balón debería generar seguridad en el arco propio. Pero esto también les falló. España recibió 6 goles, Argentina 6 y Alemania 4 y sólo el combinado de Hierro terminó un partido con el arco invicto.

En contraste aparecen Rusia y Uruguay, dos de los clasificados a cuartos de final. Los anfitriones necesitaron en promedio 114 pases para marcar un gol, mientras que el elenco de Óscar Tabárez, 218.

El Mundial de Rusia ha acabado con el mito. Tener el balón como característica por sí misma no es ninguna virtud, no significa dominar al rival, no es sinónimo de buen juego y no asegura absolutamente nada. España, Alemania y Argentina han sido ejemplos de que sin ideas y sin creatividad el domino se vuelve intrascendente, aporta lentitud y se transforma en un arma en contra.

Estos tres elencos se ahogaron en su propia estrategia. Cayeron en la trampa de sus rivales y creyeron arrinconarlos, eliminando los espacios que justamente sus adversarios encontraron con mayor facilidad, aprovechando contragolpes y errores.

Los tres seleccionados deberán trabajar y lograr que sus ataques dejen de ser monótonos, que su juego abandone la lateralidad y sea más tenaz, veloz e incisivo, si es que pretenden volver a ser protagonistas en Qatar 2022.

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