Real Potosí está a la deriva, le negaron hasta el estadio

“Mientras no solucionen, no les alquilaremos el estadio”, sostuvo el gobernador Juan Carlos Cejas. Los lilas deben jugar el domingo con Nacional.

Página Siete / La Paz
Las autoridades de Potosí levantaron las manos y dejaron a la deriva al club Real. El gobernador Juan Carlos Cejas y el alcalde William Cervantes esperaron ayer por la mañana la solución al problema que arrastra el equipo lila en las últimas semanas, pero ni Wilson Gutiérrez, ni Calixto Santos se presentaron para cumplir con el compromiso que firmaron el sábado por la noche.


El gobernador Cejas fue contundente al mencionar que “si no hay una solución al conflicto, la Gobernación no les va a alquilar más el estadio Víctor Agustín Ugarte para los partidos que les toca disputar en el presente campeonato”.

La molestia de las autoridades surge a raíz de que el sábado, Gutiérrez y Santos se comprometieron el primero a renunciar a su cargo de presidente y el segundo a depositar a favor del actual titular de ese club la suma de 23.000 dólares, que fueron utilizados para pagar el 70% del sueldo del mes de abril a los jugadores del primer plantel.

Ninguna de las personas apareció ayer por la Gobernación potosina, lo que colmó la paciencia de las autoridades.

“Lo que hemos pasado el domingo fue toda una vergüenza, se está mancillando el nombre de nuestra ciudad y como ninguna de estas personas quiere ceder, nosotros nos hacemos a un lado en esta mediación que tuvimos en este ingrato asunto, pero reitero que no alquilaremos la cancha”, reiteró Cejas.

El equipo

Entretanto, el primer plantel de jugadores entrena por su cuenta. Los que eran dirigidos por Fernando Ochoaizpur lo hacen por un lado y los de Wálter Botto por el otro.

El mediocampista Darwin Peña comentó ayer que “yo llegué a Real en 1999 y a este club le bastaba con lo que recaudaba, pero lo que está pasando ahora da mucha pena porque no sabemos qué hacer por este inconveniente que tienen las dos partes”, mencionó Peña.

De momento el presidente reconocido por la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), es Wilson Gutiérrez, quien comentó ayer a la prensa potosina que alista el viaje del equipo a Santa Cruz para jugar mañana frente a Sport Boys, en Warnes, por la segunda fecha del torneo.

El origen de todo el problema lila

La agresión de Wilson Gutiérrez, titular de Real Potosí, en contra del juez José Jordán, el pasado 3 de junio, fue el inicio de todos los problemas por los que atraviesa el conjunto potosino.

En el partido que Real perdió con Guabirá por 2-0, Gutiérrez ingresó a la cancha y golpeó al árbitro. Con esa actitud el dirigente se expuso a ser suspendido hasta por tres años, según el Código Disciplinario de la Federación Boliviana de Fútbol.

El presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), César Salinas, dijo el domingo que “Wilson sabe que en cualquier momento será suspendido y que tendrá que dejar de ser Presidente de Real”.



Gutiérrez sabe que la sanción que le caerá, lo marginará de la dirigencia deportiva, razón por la que pretende “recuperar” el dinero que invirtió en el club.

Para muestra un botón: el viernes, el dirigente pagó una parte del sueldo de abril a los jugadores y sacó 23.000 dólares de su bolsillo, los mismos que exige a Calixto Santos para irse del club.

Santos sostuvo ayer que, “dudo que se vaya, no confió en lo que él dice y por ello no depositaré ese monto en su favor”, mencionó.

El 15 de julio, Santos ganó unas elecciones tras lograr 123 votos y uno en blanco, y en horas de la noche fue posesionado como el titular de la entidad lila, sin embargo, Gutiérrez no reconoció las elecciones, el dirigente se negó a firmar el documento privado de renuncia al cargo, porque sostuvo que no se cumplieron con las obligaciones económicas que aceptó al asumir la nueva directiva, en la reunión del 11 de julio, en la cual participó el propio presidente de la FBF, César Salinas.

“Deja a Real Potosí con muchas deudas que debió haber pagado en su momento”, acotó Santos.

Los lilas están atrapados en su propio laberinto del que aún no pueden salir para continuar con vida.

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