Nadal y Djokovic, vértigo y tregua en la noche
El choque de semifinales, detenido por la normativa de Wimbledon, se suspende con el marcador favorable al serbio, que levantó tres bolas de set adversas: 6-4, 3-6 y 7-6, después de 2h 54m
Alejandro Ciriza
Londres, El País
A las 23.03 de la noche, cuando el último revés de Rafael Nadal se estrelló en la red y decidió el tie-break que le concede ventaja a Novak Djokovic, dos sets a uno, el juez argentino Damián Steiner ordenó la suspensión del choque de semifinales siguiendo el estricto protocolo normativo de Wimbledon. A esa hora, el grande inglés echa históricamente el cierre y por lo tanto el serbio se fue a dormir con la renta, a la espera de lo que ocurra este sábado (14.00, Movistar+ D2) en la resolución, que transcurrirá bajo techo y con luz artificial.
El electrónico partirá con 6-4, 3-6 y 7-6, habiéndose desarrollado ya 2h 54m de tenis eléctrico, porque hasta ese momento ambos habían impuesto un ritmo frenético, sin especulaciones, que solo encontró tregua cuando el reglamento así lo impuso y los dos jugadores recogieron sus enseres para dirigirse al vestuario. Djokovic (31 años) lo hacía en ebullición, después de sortear una circunstancia sumamente adversa. En la muerte súbita del tercer parcial, Nole levantó tres bolas de set y se lo adjudicó (11-9) cuando atinó en su segundo intento, habiendo desperdiciado antes una jugosa ventaja de 5-3.
El duelo transcurrió con la cubierta cerrada, ya que la semifinal previa, entre Kevin Anderson y John Isner, lo retrasó hasta las ocho y cuarto, hora local. Ya era de noche en Londres y el encuentro se jugaba contrarreloj, sabiendo que probablemente llegaría la pausa. Djokovic salió a la pista como el león que ha estado enjaulado durante mucho tiempo, deseoso de vencer y agradar, de demostrar que su propósito de retorno es firme y no un espejismo, de ahí que presionase en cada juego el servicio de Nadal. A fuerza de ejercer, el de Belgrado consiguió su objetivo y quebró para 4-3 en el primer parcial, marcando el primer punto de giro de la noche.
Fueron tres cuartos de hora afilados, en los que su revés seccionó como en los mejores tiempos, ya fuera en versión paralela o cruzada. En ese tramo, una determinación absoluta, por una y otra parte. El mallorquín sacó el escudo y contuvo la ofensiva de forma magistral, hasta que a base de contragolpear diluyó el espíritu de su adversario. El duelo se perdió linealidad y a Nole se le esfumaron numerosas opciones de rotura (2/10); perdió un punto de claridad, voceó con rabia y ofreció una laguna momentánea bien aprovechada por el balear. Nadal le arrebató el saque dos veces, lo cedió una entre medias (del 4-2 al 4-3) y cerró la segunda manga con decisión.
Con sumo respeto mutuo, afrontaron la última recta de la velada con sus respectivas dotes estratégicas: si uno retrasaba el servicio –31 segundos alcanzó el cronómetro en alguna ocasión, cuando la norma permite 25…–, el otro lo hacía más; si uno apretaba, el otro replicaba de forma más contundente; y si uno intimidaba, el de enfrente no escatimaba en la respuesta. Así hasta llegar al clímax de la muerte súbita, un carrusel que arrancó con la doble falta del balcánico y el volteo momentáneo de Nadal (2-1); para seguir, la insurgencia de Nole (3-5), y posteriormente las tres bolas de set desperdiciadas por el español: con 6-5, 7-6 y 8-7, esta última con saque.
Perdonó y la indulgencia le cayó como un yunque de plomo al cierre. Djokovic, el Djokovic que ofrece serias señales de haber renacido, convirtió a la segunda (antes tuvo el 8-9) y se acostó con un palmo de ventaja. Este sábado, punto y seguido, todo por decidir y dos titanes cuerpo a cuerpo. Vértigo en Londres.
Alejandro Ciriza
Londres, El País
A las 23.03 de la noche, cuando el último revés de Rafael Nadal se estrelló en la red y decidió el tie-break que le concede ventaja a Novak Djokovic, dos sets a uno, el juez argentino Damián Steiner ordenó la suspensión del choque de semifinales siguiendo el estricto protocolo normativo de Wimbledon. A esa hora, el grande inglés echa históricamente el cierre y por lo tanto el serbio se fue a dormir con la renta, a la espera de lo que ocurra este sábado (14.00, Movistar+ D2) en la resolución, que transcurrirá bajo techo y con luz artificial.
El electrónico partirá con 6-4, 3-6 y 7-6, habiéndose desarrollado ya 2h 54m de tenis eléctrico, porque hasta ese momento ambos habían impuesto un ritmo frenético, sin especulaciones, que solo encontró tregua cuando el reglamento así lo impuso y los dos jugadores recogieron sus enseres para dirigirse al vestuario. Djokovic (31 años) lo hacía en ebullición, después de sortear una circunstancia sumamente adversa. En la muerte súbita del tercer parcial, Nole levantó tres bolas de set y se lo adjudicó (11-9) cuando atinó en su segundo intento, habiendo desperdiciado antes una jugosa ventaja de 5-3.
El duelo transcurrió con la cubierta cerrada, ya que la semifinal previa, entre Kevin Anderson y John Isner, lo retrasó hasta las ocho y cuarto, hora local. Ya era de noche en Londres y el encuentro se jugaba contrarreloj, sabiendo que probablemente llegaría la pausa. Djokovic salió a la pista como el león que ha estado enjaulado durante mucho tiempo, deseoso de vencer y agradar, de demostrar que su propósito de retorno es firme y no un espejismo, de ahí que presionase en cada juego el servicio de Nadal. A fuerza de ejercer, el de Belgrado consiguió su objetivo y quebró para 4-3 en el primer parcial, marcando el primer punto de giro de la noche.
Fueron tres cuartos de hora afilados, en los que su revés seccionó como en los mejores tiempos, ya fuera en versión paralela o cruzada. En ese tramo, una determinación absoluta, por una y otra parte. El mallorquín sacó el escudo y contuvo la ofensiva de forma magistral, hasta que a base de contragolpear diluyó el espíritu de su adversario. El duelo se perdió linealidad y a Nole se le esfumaron numerosas opciones de rotura (2/10); perdió un punto de claridad, voceó con rabia y ofreció una laguna momentánea bien aprovechada por el balear. Nadal le arrebató el saque dos veces, lo cedió una entre medias (del 4-2 al 4-3) y cerró la segunda manga con decisión.
Con sumo respeto mutuo, afrontaron la última recta de la velada con sus respectivas dotes estratégicas: si uno retrasaba el servicio –31 segundos alcanzó el cronómetro en alguna ocasión, cuando la norma permite 25…–, el otro lo hacía más; si uno apretaba, el otro replicaba de forma más contundente; y si uno intimidaba, el de enfrente no escatimaba en la respuesta. Así hasta llegar al clímax de la muerte súbita, un carrusel que arrancó con la doble falta del balcánico y el volteo momentáneo de Nadal (2-1); para seguir, la insurgencia de Nole (3-5), y posteriormente las tres bolas de set desperdiciadas por el español: con 6-5, 7-6 y 8-7, esta última con saque.
Perdonó y la indulgencia le cayó como un yunque de plomo al cierre. Djokovic, el Djokovic que ofrece serias señales de haber renacido, convirtió a la segunda (antes tuvo el 8-9) y se acostó con un palmo de ventaja. Este sábado, punto y seguido, todo por decidir y dos titanes cuerpo a cuerpo. Vértigo en Londres.