Merecemos enterrar a Cristiano Ronaldo

No se trata de lo que ha sido, sino de lo que es. De un jugador así solo se negocia su salida cuando le falten las dos piernas

Manuel Jabois
El País
Es natural que Cristiano Ronaldo se quiera ir, porque esa gente se está queriendo ir todo el rato (de los equipos, de las fiestas, de cualquier lugar), pero es menos natural que el Madrid no se remita a la cláusula de 1.000 millones, o al menos la rebaje a la mitad. Es decir, que el Madrid trate a Cristiano no tanto como a un jugador de 33 años, que es lo que está haciendo, sino como a un jugador que lleva nueve años en estado de gracia.


No se desprende uno de la felicidad, ni siquiera cuando se intuye que puede acabar en cualquier momento. Nadie se tira de una montaña rusa en la última curva. No se vende lo que da alegría pensando en que más pronto que tarde empezará a dar tristeza, porque entonces no nos enamoraríamos, no beberíamos, no viajaríamos. El Madrid aborda el negocio que supone un jugador con el que ganar dinero tras nueve temporadas, casi 500 goles y cuatro Copas de Europa. Pero a un fan no se le dice que Cristiano Ronaldo se va a acabar algún día antes de que se acabe.

Además de un presupuesto, el Madrid gestiona millones de emociones en todo el mundo. Hay críos que tenían seis años cuando Cristiano llegó al Madrid y hoy tienen 16: no conocen otro Real que el Real de Cristiano Ronaldo. Esos chicos merecen que el Madrid trate de retener a Cristiano como el Barcelona retiene a Messi. Y si Cristiano quiere marcharse, porque es un coñazo, un insensible y una tortura psicológica para cualquiera, el Madrid debería decirle que está haciendo historia aquí, que es su mejor jugador y el actual Balón de Oro: no se exportan balones de oro, se compran. No, al menos, por 100 millones. Porque el Cristiano de las últimas temporadas vale por lo menos 300.

Con el dinero que deje Cristiano el Madrid podrá fichar a un chaval de 24 años que marque en cuatro temporadas los goles que probablemente Cristiano marque en un año en Turín. O no: a lo mejor este año empieza el final. Pero los madridistas merecemos comprobarlo, no jugar a adivinarlo. Merecemos enterrar a nuestro ídolo. Merecemos la decadencia de Cristiano Ronaldo del mismo modo que al fundador de un imperio no se le empuja a una residencia sino que se le sufre en casa hasta que muera. Sobre todo cuando ese tipo hace tres meses estaba pegando un salto imposible y marcando de chilena el mejor gol de su vida. No se trata de lo que ha sido, sino de lo que es. De un jugador así solo se negocia su salida cuando le falten las dos piernas.

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