Los diablos de Roberto Martínez tumban a Brasil
Rusia, AS
Abran paso a Bélgica. A su generación de oro. A Lukaku. A Hazard. A De Bruyne. Y, cómo no, a Roberto Martínez. La selección belga jugarás las semifinales del Mundial tras eliminar a la gran favorita, Brasil, en un partido memorable. Ganó Bélgica porque aprovechó mejor sus ocasiones y porque arriba demostró tener más calidad.
Perdió Brasil porque Neymar estuvo solo y porque en defensa echó de menos a Casemiro. Con el madridista, Brasil tuvo un muro de hormigón en los primeros cuatro partidos. Sin él, una pared de pladur. Sobre todo en el primer tiempo.
La derrota en cuartos de final vuelve a sumir a Brasil en una profunda crisis futbolística que le debería hacer reflexionar. Son ya tres Mundiales seguidos encandenando fracasos, tres Mundiales en los que apostó más por la defensa que por el buen fútbol. Hace años que el Jogo Bonito es historia en una selección que si por algo se había caracterizado siempre era por el espectáculo. Ante Bélgicavendió la eliminación muy cara, con una encomiable resistencia a la derrota hasta el último minuto, pero cuando uno ve a Brasil espera otra cosa. Al final, Neymar y Coutinho, en realidad los dos únicos jugadores de clase mundial que tiene Brasil en el ataque, no fueron suficiente.
Una buena reflexión también debería hacer Neymar, un extraordinario futbolista al que va a terminar devorando el personaje. Alterna jugadas brillantes con piscinazos absurdos, controles geniales con protestas y actitudes injustificables. Una mezcla de dios del fútbol y demonio que por ahora le hace más mal que bien. Se va del Mundial siendo más protagonista por los meses y montajes en la red que por su fútbol y sus goles. Y es una pena. Y a todo esto, es tan bueno que estuvo a punto de marcar el gol del empate en el 93', pero su remate a la escuadra se lo sacó Courtois con un vuelo espectacular. En la orilla murió Brasil. Y entre lágrimas acabó Neymar.
Pocos en Brasil presagiaban la eliminación. Antes del partido, el ambiente en el seno de la Canarinha era de confianza máxima. Lo tenían todo planificado para la final. Se veían superiores y aseguraban comparecencia tras comparecencia que lo mejor estaba por llegar, que su techo en este Mundial no había llegado aún. Bélgica les bajó de la nube con una primera parte espectacular. Lukaku, Hazard y De Bruyne volvieron locos a los defensas brasileños, mientras que el centro del campo no se enteraba de nada. Pudo empezar ganando La Canarinha, cierto es, pero el remate de Thiago Silva a la salida de un córner se estrelló en el poste.
El siguiente córner fue para Bélgica y fue gol. El remate fue de un brasileño, de Fernandinho, jugador con fama de gafe, titular en el 1-7 de Alemania. Se lo metió en propia puerta y llenó de dudas a Brasil, que quedó KO. Tenía el control de la pelota, pero no del partido. Bélgica salía en estampida cada vez que robaba la pelota y Lukaku, De Bruyne y Hazard eran puñales a la espalda de Paulinho y Fernandinho. En una de esas contras llegó el 0-2. Conectó Lukaku con De Bruyne y este mandó un misil a la portería de Alisson. Golazo. Imparable. MVP para De Bruyne, jugador de clase y el más inteligente ayer sobre el césped. Todo lo hace bien.
Con 0-2 en el marcador, por fin le dio un ataque de valentía a Tite. Tras el descanso puso a dos delanteros. Sacó a Firmino y quitó a Willian. Y apretó Brasil de lo lindo, que cuando empuja recuerda al Real Madrid. El arreón fue tremendo y metió a Bélgica en su área durante buena parte del segundo tiempo, pero el acierto no estaba ayer con ellos. Gabriel Jesus se va del Mundial con el casillero a cero y Neymar y Coutinho echaron sus ocasiones fuera. Sólo Renato Augusto, en pleno asedio brasileño, acertó a marcar de cabeza. Pero con el 1-2 Bélgicamantuvo la calma. Recompuso el equipo Roberto Martínez y cambió su valiente defenda de tres por una de cuatro. Y si bien es cierto que Bélgica no cogió mucho aire sí que se defendió con más contundencia. Neymar, en el último minuto, estuvo a punto de rozar la gloria, pero Courtois le sacó el remate a la escuadra y ahí murió el partido.Y murió Brasil, con sus cinco estrellas en el pecho. La sexta, tendrá que esperar.