La guerra comercial entre Estados Unidos y China que mantiene en vilo al mundo, explicada en cuatro gráficos

La Unión Europea, Rusia y México también están en plena batalla. Y nIngún país permanece indiferente

Tomas Orihuela
Infobae
Las dos economías más importantes del planeta mantienen un duelo comercial histórico ante el que ningún país permanece indiferente. La semana pasada entró en vigor la primera tanda de aranceles cruzados del 25% que se impusieron Estados Unidos y China. Pero el gobierno de Donald Trump ya trabaja para perfilar la lista de productos chinos sobre los que impondrá dentro de dos meses nuevos aranceles con valor de 200 mil millones de dólares. La guerra también salpicó a la Unión Europea, a los vecinos de Estados Unidos al norte y al sur, Canadá y México, y de manera colateral al resto del planeta.


El tira y afloja entre Estados Unidos y China comenzó en marzo. A partir de ahí, cada golpe de uno iba sucedido de una reacción del otro. Usted me impone un arancel, pues yo otro. Ojo por ojo, diente por diente.

¿A qué productos afecta?

El último movimiento de La Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR por sus siglas en inglés) fue publicar 205 páginas detallando todos y cada uno de los productos chinos que sufrirán el impuesto adicional en su llegada a suelo americano. El documento tiene 85.584 palabras. A un ritmo de 120 palabras por minuto, tardaría en leerlo 12 horas sin parar. Arroz, todo tipo de pescados, frutos secos, lentejas, fruta, tabaco… entran dentro de la lista. Esto quiere decir que saldrá más caro comprarlos.

El gobierno de Xi Jinping contestó haciendo su propia lista, mucho más corta, pero se calcula que tendrá el mismo impacto. Aquí se puede leer completa traducida al inglés: whisky, carne de vaca, tabaco, vehículos y una gran variedad de productos agrícolas.

El impuesto adicional sobre este tipo de productos afectará principalmente a familias rurales en Estados Unidos que viven de lo que cultivan. En otras palabras, el líder chino apuntó directamente al grueso de población que vive en el campo e hizo a Donald Trump presidente de los Estados Unidos.

¿Por qué debería importarle?

Porque es posible que acabe pagando más por productos que consume habitualmente. Es complicado calcular cuánto afectará directamente al bolsillo de cada uno, depende de una amplia variedad de factores, como las reacciones de los consumidores y de las compañías. El problema está en que gran variedad de los productos que empezarán a ser un 25% más caros no son bienes de consumo, sino bienes intermedios: un producto necesario para elaborar otro producto. El motor de un vehículo, por ejemplo. O la pieza necesaria para construir una lavadora. Si sube el precio de este tipo de bienes, los autos y las lavadoras también lo harán.

Además, si los proveedores chinos sufren un arancel, da un margen de maniobra a los proveedores de otros países para subir también el precio de sus productos y llevarse un mordisco adicional.

En Estados Unidos podría suponer 127 dólares adicionales anuales de media por cada familia, según una investigación de The New York Times. Este sondeo se apoya sobre cálculos hechos por economistas, y se trata de una estimación aproximada, no una predicción literal.

¿Y por qué hace esto Trump ahora?

Porque Estados Unidos está perdiendo demasiado dinero. El país de las barras y las estrellas es el segundo que más exporta del mundo, pero su déficit comercial (diferencia entre lo que vende al exterior y lo que compra a otros países) llegó a un tope de más de 500.000 millones de dólares en 2017. En concreto, la balanza comercial entre el país norteamericano y China es abismal. En los últimos 17 años, Estados Unidos perdió 375.00 millones de dólares. Con ese dinero se podría pagar 2.900 veces lo que le costó Cristiano Ronaldo a la Juventus de Turín.

La línea azul muestra el dinero que Estados Unidos recauda por sus ventas a China cada año desde el 2000. En rojo, la cantidad de dinero que envía a China por sus comprar. Trump quiere recortar esa diferencia. Dice que es fácil y sencillo.

La segunda razón por la que el Presidente se decidió a subir los aranceles fue para defender la propiedad intelectual. Cree que gran parte de las pérdidas de su país se explican porque empresas chinas copian productos tecnológicos americanos para venderlos de vuelta mucho más baratos.

¿Quién más está respondiendo a los aranceles de Estados Unidos?

La Unión Europea, México, Canadá, Rusia e India son algunos de ellos. Todo comenzó con los aranceles al hierro y al aluminio que instaló Donald Trump a primeros de marzo (y que Argentina, Brasil, Corea del Sur y Australia lograron esquivar). La guerra comercial no está dirigida únicamente a China. Ni mucho menos. De hecho, Estados Unidos está buscando recortar sus pérdidas añadiendo impuestos a sus principales socios.

Todos imponen aranceles, los productos se encarecen y los bolsillos aprietan. Quedan muchos partidos por delante: la reacción de las empresas, las negociaciones posibles entre líderes políticos o los cambios en el comportamiento de los consumidores.

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