La balada triste de Fernandinho
Óscar González
Moscú, EFE
Ni el momento de máximo gozo fue completo para Fernandinho. El centrocampista, que acababa de marcar el gol del triunfo en el Mundial sub'20 frente a la selección española de Andrés Iniesta, fue expulsado tres minutos después.
Fernandinho aprendió aquel 19 de diciembre de 2003, en Abu Dabi, que tras cada triunfo le aguardaba un revés. Con 18 años, comenzó a desconfiar del éxito.
Quince años después, la que debía ser su mejor temporada ha acabado en desastre, señalado de nuevo como culpable de una derrota de su selección.
Fernando Luiz Rosa, que llegó a Moscú recién renovado por el Manchester City hasta 2020, pese a sus 33 años. Que fue elogiado por Pep Guardiola ("Es un regalo para mí. Nada de lo que hemos logrado hubiera sido posible sin él") y entraba en los planes de Tite como pieza importante en la conquista del "hexa", el sexto título mundial, es hoy un hombre denostado en las redes sociales, un futbolista hundido por una jugada de mala suerte, al que se le vuelve a recordar que fue uno de los culpables del mayor desastre de la historia del fútbol brasileño.
No ha hecho falta siquiera esperar a que se cumplan cuatro años del "Mineirazo", para recuperar su actuación aquel 8 de julio de 2014 en que Alemania humilló en su casa a Brasil (1-7).
Aquella noche, Fernandinho se vio superado por una actuación sublime de la "Mannschaft" y, en concreto, de Toni Kroos, el hombre al que debía vigilar
El centrocampista, que esos días cerraba su fichaje por el Real Madrid, marcó dos goles en 69 segundos, récord en la historia de la Copa del Mundo, y desesperó a Fernandinho, que comenzó a fallarlo todo.
Luiz Felipe Scolari, entonces entrenador de la Canarinha, le sustituyó en el descanso, con 0-5 en el marcador. No lo hizo para señalarle, sino para protegerlo. Pero no evitó que la derrota le persiguiese como un estigma.
Fernandinho, con 29 años, había sido convocado para el Mundial sin haber disputado más que amistosos y había marcado su primer gol oficial contra Camerún. No debía ser la pieza fundamental, pero cargó con la culpa.
De vuelta a un Mundial, con cuatro años de experiencia más y una mayor formación como futbolista gracias a los dos años que ha estado bajo la tutela de Guardiola, Fernandinho estaba más confiado.
No prestó atención al hecho, siquiera, de que fuese uno de los pocos que no llevase en su camiseta el mismo número que en su club, como le gusta a Tite. Como en el City portaba el 25 y la convocatoria es de 23 jugadores, se le asignó el 17, sin importar que el número, descompuesto en dos dígitos, recordase el 1-7.
Y aunque no era titular, Tite confiaba en él; participó en todos los partidos y era el más imprescindible de los suplentes, el duodécimo hombre en minutos de juego.
La sanción a Casemiro le dio la oportunidad de brillar en los cuartos de final y, para evitar que reapareciesen los fantasmas del pasado, trabajó toda la semana con la sicóloga de la selección.
Nada podía fallar. Brasil era favorita ante Bélgica y Fernandinho titular.
Pero como a lo largo de su carrera, otro golpe de mala fortuna le volvió a convertir en la diana de todas las críticas.
En un córner botado por Nacer Chadli saltó junto a Gabriel Jesús. El balón podía haberle dado al delantero o salir rebotado hacia cualquier otro sitio. Pero no, le dio en un hombro a Fernandinho y se fue directo hacia la meta de un sorprendido Allison.
Era el minuto 13 y Brasil tenía tiempo de sobra para remontar, pero al contrario el equipo de Tite se fue descomponiendo.
Fernandinho supo, nada más acabar, que volvería a ser el objetivo principal de todas las críticas. "Termina la Copa como el villano de la clasificación", publicaba Folha de Sao Paulo. "De nuevo, Fernandinho tuvo una actuación desastrosa en un juego decisivo", incidió Lance. Lo que aparece desde anoche en las redes es irreproducible.
Fernandinho sabe que ya nunca ganará una Copa del Mundo. Puede que ni repita como internacional. Volverá a su club en busca de la fortuna que no encuentra en la Canarinha.
Moscú, EFE
Ni el momento de máximo gozo fue completo para Fernandinho. El centrocampista, que acababa de marcar el gol del triunfo en el Mundial sub'20 frente a la selección española de Andrés Iniesta, fue expulsado tres minutos después.
Fernandinho aprendió aquel 19 de diciembre de 2003, en Abu Dabi, que tras cada triunfo le aguardaba un revés. Con 18 años, comenzó a desconfiar del éxito.
Quince años después, la que debía ser su mejor temporada ha acabado en desastre, señalado de nuevo como culpable de una derrota de su selección.
Fernando Luiz Rosa, que llegó a Moscú recién renovado por el Manchester City hasta 2020, pese a sus 33 años. Que fue elogiado por Pep Guardiola ("Es un regalo para mí. Nada de lo que hemos logrado hubiera sido posible sin él") y entraba en los planes de Tite como pieza importante en la conquista del "hexa", el sexto título mundial, es hoy un hombre denostado en las redes sociales, un futbolista hundido por una jugada de mala suerte, al que se le vuelve a recordar que fue uno de los culpables del mayor desastre de la historia del fútbol brasileño.
No ha hecho falta siquiera esperar a que se cumplan cuatro años del "Mineirazo", para recuperar su actuación aquel 8 de julio de 2014 en que Alemania humilló en su casa a Brasil (1-7).
Aquella noche, Fernandinho se vio superado por una actuación sublime de la "Mannschaft" y, en concreto, de Toni Kroos, el hombre al que debía vigilar
El centrocampista, que esos días cerraba su fichaje por el Real Madrid, marcó dos goles en 69 segundos, récord en la historia de la Copa del Mundo, y desesperó a Fernandinho, que comenzó a fallarlo todo.
Luiz Felipe Scolari, entonces entrenador de la Canarinha, le sustituyó en el descanso, con 0-5 en el marcador. No lo hizo para señalarle, sino para protegerlo. Pero no evitó que la derrota le persiguiese como un estigma.
Fernandinho, con 29 años, había sido convocado para el Mundial sin haber disputado más que amistosos y había marcado su primer gol oficial contra Camerún. No debía ser la pieza fundamental, pero cargó con la culpa.
De vuelta a un Mundial, con cuatro años de experiencia más y una mayor formación como futbolista gracias a los dos años que ha estado bajo la tutela de Guardiola, Fernandinho estaba más confiado.
No prestó atención al hecho, siquiera, de que fuese uno de los pocos que no llevase en su camiseta el mismo número que en su club, como le gusta a Tite. Como en el City portaba el 25 y la convocatoria es de 23 jugadores, se le asignó el 17, sin importar que el número, descompuesto en dos dígitos, recordase el 1-7.
Y aunque no era titular, Tite confiaba en él; participó en todos los partidos y era el más imprescindible de los suplentes, el duodécimo hombre en minutos de juego.
La sanción a Casemiro le dio la oportunidad de brillar en los cuartos de final y, para evitar que reapareciesen los fantasmas del pasado, trabajó toda la semana con la sicóloga de la selección.
Nada podía fallar. Brasil era favorita ante Bélgica y Fernandinho titular.
Pero como a lo largo de su carrera, otro golpe de mala fortuna le volvió a convertir en la diana de todas las críticas.
En un córner botado por Nacer Chadli saltó junto a Gabriel Jesús. El balón podía haberle dado al delantero o salir rebotado hacia cualquier otro sitio. Pero no, le dio en un hombro a Fernandinho y se fue directo hacia la meta de un sorprendido Allison.
Era el minuto 13 y Brasil tenía tiempo de sobra para remontar, pero al contrario el equipo de Tite se fue descomponiendo.
Fernandinho supo, nada más acabar, que volvería a ser el objetivo principal de todas las críticas. "Termina la Copa como el villano de la clasificación", publicaba Folha de Sao Paulo. "De nuevo, Fernandinho tuvo una actuación desastrosa en un juego decisivo", incidió Lance. Lo que aparece desde anoche en las redes es irreproducible.
Fernandinho sabe que ya nunca ganará una Copa del Mundo. Puede que ni repita como internacional. Volverá a su club en busca de la fortuna que no encuentra en la Canarinha.