El triunfo del colectivo y el recuerdo del verano de 1994

Miguel Ángel Moreno
San Petersburgo, EFE
La selección de Suecia se plantó en los cuartos de final del Mundial de Rusia 2018 tras derrotar a Suiza por 1-0 en un ejercicio de fútbol colectivo con algo de suerte en el gol de Emil Forsberg, que le permite volver a una instancia en la que no estaba desde Estados Unidos 1994.


La bandera del juego colectivo, el orden, la ocupación inteligente de los espacios y la salida al contragolpe han llevado a los suecos de nuevo entre los ocho mejores equipos del mundo, y han dejado considerables víctimas en Rusia 2018 y en las eliminatorias de acceso al Mundial.

En su grupo europeo de clasificación quedó atrás Holanda, en la repesca Italia, en la fase inicial ya en Rusia fue eliminada Alemania, que sudó tinta para ganarles 1-2 con gol en el tiempo añadido, y en los octavos de final la víctima fue Suiza, una selección entre las diez mejores del mundo según la FIFA.

Suecia lo tuvo muy claro: entregó el balón a su rival helvético, que tuvo el 63% de la posesión y completó más del doble de pases (599 a 271). Pero como ya le ocurrió a España contra Rusia o a Argentina frente a Francia, la posesión no garantiza el peligro: los suizos tiraron cuatro veces a puerta, por tres de los suecos.

"Creo que nadie quiere jugar contra nosotros, somos un equipo agresivo, tenemos oportunidades. No nos importa tener la posesión, sabemos que las opciones van a llegar", aseguró el delantero Ola Toivonen tras el encuentro.

El conjunto escandinavo tuvo opciones, las más claras erradas por parte del delantero Marcus Berg en la primera parte, pero en un disparo desde la frontal de Emil Forsberg desviado por la bota del defensa suizo Manuel Akanji despistando al meta helvético Yann Sommer, encontraron su premio.

"Por supuesto que tuve suerte en el gol, tocó en el pie de otro jugador y fue a otra dirección. Pero la suerte muchas veces la mereces, si sigues intentando la suerte te da un gol, y a mí me dio uno", aseguró el centrocampista sueco a EFE en la zona mixta del Saint Petersburg Stadium.

El premio a un esfuerzo colectivo de una selección moldeada por el técnico Janne Anderson tras la retirada de su principal estrella, el delantero de Los Ángeles Galaxy Zlatan Ibrahimovic, tras la Eurocopa de 2016.

El preparador ha repetido en numerosas ocasiones su idea de que le equipo prevalece sobre las personas, y ha sido capaz de aunar dos generaciones: la vieja guardia de los Marcus Berg (31 años), Ola Toivonen o Andreas Granqvist (33), junto con jóvenes de la generación que fue campeona de Europa sub-21 en 2015.

Del equipo que ganó aquella final a la Portugal de William Carvalho en Praga, son titulares en la actual selección absoluta sueca el central Victor Lindelöf (23) y el lateral Ludwig Augustinsson (24), y están en el banquillo Oscar Hiljemark (25), John Guidetti (25) e Isaac Kiese Thelin (25).

"Creo que tenemos la mezcla perfecta, jugadores que llevan varios años y han jugado torneos antes y nosotros, los jóvenes", opinó en conversación con EFE Augustinsson, que marcó en la goleada a México en la fase de grupos (0-3).

Varios miembros de la generación campeona de Europa sub-21 nacieron precisamente en ese año 1994, el del Mundial de Estados Unidos en el que Suecia sorprendió a propios y extraños plantándose en las semifinales del torneo, en el que les apeó Brasil con un gol de Romario en el minuto 80 del partido.

"Eso fue hace mucho tiempo, en 1994, cuando yo nací", bromeó con EFE Augustinsson, nacido el 21 de abril de ese año, al ser preguntado por ese precedente, del que data el último pase de Suecia a los cuartos de final de una Copa del Mundo.

"La gente habla del verano de 1994, yo tenía apenas unos meses, mis padres lo veían de madrugada en la tele. Yo no recuerdo nada, pero todo el mundo sigue hablando de ello. Queremos escribir historia, hemos hecho algo especial Y todos están muy orgullosos, pero queremos más, queremos superar también los cuartos de final", añadió el lateral.

Inglaterra, con el máximo anotador del Mundial Harry Kane y sus seis goles (tres de ellos de penalti) será el próximo rival de Suecia que busca repetir el mágico verano de 1994. Juego colectivo y aprovechar sus ocasiones serán sus recetas para el envite. Las mismas que han dejado por el camino a Holanda, Italia y Alemania.

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