Efecto López Obrador: su partido dominará las gobernaciones y el Congreso tras la peor elección en la historia del PRI

Morena, el partido del próximo presidente mexicano, será mayoría en el Congreso, relegando a los tradicionales PAN, PRD y el PRI, que sufrió la peor derrota de su historia

Elia Baltazar
Infobae
"Carro completo": esta es la expresión que usan los mexicanos para ilustrar un triunfo electoral tan contundente como el que logró Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena en las elecciones del pasado domingo en México.


Ganaron todo: la Presidencia, la mayoría en el Congreso, los gobiernos de al menos 5 de los 8 estados en disputa –incluida la Ciudad de México– y las principales ciudades del país.

De ese tamaño fue el éxito de la operación política de López Obrador al frente de un partido que nació hace apenas 4 años, que contendió por primera vez en una elección federal y que le propinó el peor descalabro electoral en su historia al PRI.

El partido oficial, que gobernó México durante 71 años ininterrumpidos –hasta el año 2000– y regresó a la Presidencia en 2012 de la mano de Enrique Peña Nieto, será tercera fuerza política en el Congreso, a partir de septiembre próximo, cuando se instale la próxima Legislatura.

El conservador PAN tampoco salvó el revés electoral de Morena. Con Ricardo Anaya como candidato, este partido obtuvo el pasado domingo el peor resultado electoral desde los años ochenta que comenzó un periodo de transición democrática en México, rumbo a la alternancia.

El "efecto AMLO" arrastró el voto a favor de Morena incluso en estados y municipios considerados bastión de PRI y PAN. Como en el norte del país, donde los panistas habían dominado las urnas desde los años 80. O en el Estado de México, donde el guinda morenista engulló hasta el municipio de Atlacomulco, el más emblemático del PRI de Peña Nieto, que nació allí.

El PRD, por su parte, que hasta la elección del pasado domingo había representado a los votantes de izquierda desde su fundación en 1989, perdió su más cara joya: la Ciudad de México, donde gobernó desde diciembre de 1997 como mayoría al dominar casi todas las delegaciones, la Asamblea Legislativa y asumir 4 veces el gobierno local. En esta capital, Morena también se impuso.

Estos resultados, sin embargo, pueden significar un factor de riesgo para la política en México, al convertir a Morena en "partido hegemónico" como lo fue el PRI, afirma Marco V. Herrera, analista político y presidente de M3H Consultoría de Gestión de Cambio.

Rodrigo Salazar, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) México además advierte que Morena no es partido que nació de la nada. Muchos de quienes lo integran ya vienen de una militancia de años, la mayoría del PRD.

Pero también hay ex priistas, ex panistas y oportunistas motivados "por el puro cálculo político de trepar al tren ganador", dice Salazar.

El tsunami electoral

Este martes por la noche concluyó la primera etapa de la contabilidad de votos de la elección en México, que sólo vino a confirmar el triunfo de Andrés Manuel López como presidente con 52.9% de la votación, el porcentaje más alto para un presidente desde 1982, cuando la alternancia todavía estaba muy lejos.

Ese año el entonces candidato del PRI, Miguel de la Madrid, obtuvo 70% de votación en el preámbulo del final del partido único. Después Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), con fraude, asumió la presidencia con 51%.

El sucesor de Salinas, Ernesto Zedillo (1994-2000), se llevó 49% y Vicente Fox (2000-2006), como primer presidente de oposición en México, ganó con 43% de los votos.

A Felipe Calderón (2006-2012), el de la guerra contra el narcotráfico, le bastó 35% de la votación para gobernar y Peña Nieto (2012-2018) ganó con 38% su elección.

En esta elección López Obrador además se impuso en 31 de los 32 estados del país –sólo perdió en Guanajuato, un bastión panista– y su partido consiguió la victoria en más de la mitad de los cargos en disputa (58.7%) federales y locales, y en 12 de los 27 congresos locales.

De esta manera, con 92% de las actas contabilizadas, Morena tiene 37.24% de los votos, PAN 18.1%, PRI 16.3%, PRD 5.3%, Partido Verde 4.7%, Movimiento Ciudadano 4.3% y Partido del Trabajo 3.89%.

Congreso de fuerza única

En el Congreso –cámaras de Diputados y Senadores– Morena sacó del mapa a PRI y PAN, que habían dominado con mayoría, también deja al margen al PRD que en esta elección fue en alianza con el PAN.

A partir de próximo 1 de septiembre, si se confirman los resultados preliminares hasta ahora, Morena y sus aliados de la coalición Juntos Haremos Historia (PT y PES) contarán con 303 curules, por 140 de la coalición por México al Frente (PAN-PRD-MC) y 63 de Todos por México (PRI-Partido Verde-Nueva Alianza).

En el Senado los morenistas tendrán 70 espacios, el Frente por México 38 y Todos por México 20. "Es un peso legislativo muy grande", advierte Herrera, de M3H Consultoría de Gestión de Cambio.

Con estos resultados, Morena se convierte en la primera fuerza política en el país y por primera vez en 24 años un presidente tendrá mayoría en el Poder Legislativo, desde el gobierno de Ernesto Zedillo, en 1994.

Esto significa, explica Herrera, que López Obrador y Morena podrán llevar adelante cualquier tipo de reformas muy fácilmente. Por eso recomienda que la sociedad civil se mantenga muy atenta, participe, para que este nuevo escenario de mayoría un partido decida una ruta única para el país, sin considerar a la oposición.

"Ese es el reto que tiene el nuevo país que vamos a vivir con una mayoría de ese peso que hacía muchos años que no teníamos", dice el especialista.

La elección del castigo

Para el PRI, esta elección ha significado la derrota más estrepitosa de su historia, al perder incluso aquellas ciudades siempre dominadas por sus siglas.

Entre ellas Toluca y Atlacomulco, en el Estado de México, consideradas las "capitales" del priismo que llevó a la Presidencia a Peña Nieto, nacido precisamente en ese municipio donde gobernará ahora Morena.

Salazar y Herrera advierten que la derrota priista no se explica sólo por el voto de este domingo.

Hay una suma de factores que incluye la muy mala evaluación de la presidencia de Peña Nieto, los escándalos de corrupción y aun la aprobación de leyes (como la de disciplina financiera) que impidieron a los gobiernos de los estados el uso electoral de recursos públicos, como ocurría en el pasado.

"El PRI dejó de tener dinero de los gobiernos estatales para financiar su campaña y tampoco supieron cómo conseguir o buscar otro tipo de financiamiento", dice Herrera.

Para Salazar no hay duda: el efecto AMLO fue el resultado de un masivo voto de castigo contra Peña Nieto y su gobierno.

"Lamentablemente, Peña Nieto y su grupo de compinches no vieron el valor de gobernar con honestidad y no vivir como príncipes cuando todo el mundo o tanta gente la pasa tan mal", dice. "Son políticos, no príncipes, y no lo entienden".

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