Descifrar el frontón

Luis Villarejo
Redacción deportes, EFE
Nunca dio grandes vibraciones la selección española en el Mundial. Tampoco en los amistosos previos, en Villarreal y Krasnodar, antes de entrar con urgencia Fernando Hierro al mando. Descifrar el frontón habitual que le ponen a España comienza a ser una asignatura pendiente para el futuro, que puede pasar por dar con la tecla y resetear detalles de su estilo.


Hierro ha sido generoso con la Federación. Aceptó un marrón. Ejerció de 'hombre de Estado' y apeló a todos los cambios posibles. Movió Roma con Santiago en el césped. La selección fue víctima de la teoría del centímetro. La del 0.5. La mayoría de sus jugadores estuvieron, en una escala de 1 al 10, por debajo de sus méritos. Un 0,5 inferior a su habitual rendimiento. Si uno suma muchos medios puntos, al final el bajón es considerable en la nota media del once inicial. Demasiada ventaja.

No llegaron físicamente los jugadores españoles a Rusia 2018. Para ganar un Mundial hay que contar con el respaldo de muchos factores. En el lado negativo de la balanza, David de Gea. No se saben los motivos, pero todo lo que fue a puerta, acabó dentro de su portería. Incluidos los penaltis, donde los españoles soñaban con su redención. Pero ahí, tampoco apareció De Gea.

En el lado positivo, Isco, el único futbolista con jerarquía durante el campeonato. Y este domingo, óptimos los minutos de Rodrigo en el campo, al lado de Iago Aspas, aprobado también.

Los dos amistosos pre Mundial ya avisaron de lo que le esperaba a España. No pudo ganar a Suiza en Villarreal, tampoco a Túnez en Krasnodar. Buena pinta tampoco tenía el equipo antes del debut.

Los rivales se saben de memoria cómo nublar el famoso estilo de España. El de la Eurocopa de Austria, el de Sudáfrica en 2010. Es ya un clásico en las academias de entrenadores. Tres centrales, aguantar el chaparrón con calma, coberturas con futbolistas de corte físico guerrero para evitar el pase interior de Iniesta o Silva, y se acaba el glamour de España. Y de regalo,a esperar un balón parado que les meta en el partido.

Nunca estuvo cómoda la selección española en el Mundial. No hubo buenas vibraciones ante Irán, tampoco ante Marruecos. Sólo el debut frente a Portugal resultó ilusionante.

Fernando Hierro lo ha intentado todo. Sin suerte. No se puede agitar más la botella. Ha sido un auténtico entrenador. Nunca fue un alineador. Se atrevió con casi todo durante el torneo. Intentó mejorar con un puñado de cambios.

Nacho, de lateral por Carvajal; Iniesta hoy en el banquillo; Koke por Thiago para liberar a Busquets; Asensio, Lucas Vázquez, Iago Aspas, Rodrigo... Movió durante el Mundial el plantel salvo Saúl. El asunto de quitar a De Gea es de otro perfil. Nunca quiso Fernando Hierro señalarle. No es partidario de cambiar al portero y menos en un torneo corto. Kepa no ha debutado aún en la absoluta y Pepe Reina ha estado con problemas cervicales en Rusia. En el código Hierro había poco recorrido para sentar a De Gea.

Acaba un ciclo. En Qatar, dentro de cuatro años, habrá otro equipo. Iniesta, Silva y algún campeón del mundo comenzarán a desaparecer de las convocatorias. En la hora del adiós en Moscú, sí es el momento de recordar la excelencia de Andrés Iniesta durante toda su trayectoria con el equipo nacional español. Un señor, dentro y fuera del campo.

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